La Organización Latinoamericana de Energía (Olade) presentó días atrás el “Panorama Energético de América Latina y el Caribe 2024”.
Algunos resultados destacados:
1. Capacidad renovable en aumento: El 79% de la nueva capacidad en el año 2024 será renovable; para 2050, el 85% de la electricidad provendrá de fuentes limpias.
2. Crecimiento en energía eólica y solar: En 2023, la energía eólica creció un 15% y la solar un 37%. Para 2024, se proyectan aumentos del 34% y 33%, respectivamente.
3. Gas Natural: El año 2023, la generación eléctrica en base a hidrocarburos también aumentó, aunque a tasas más modestas. En el caso con gas natural se incrementó en 5%, derivados de petróleo en 1% y con carbón mineral en 4%
4. Superávit energético: La región produjo un 12% más de energía que la demanda en 2023, y se espera un superávit del 27% en 2024.
5. Meta al 2050: Se necesitarán 1,500 GW adicionales de capacidad instalada renovable para alcanzar el 82% de renovabilidad en capacidad y el 85% de renovabilidad en generación eléctrica al 2050.
6. Reducción de emisiones: En un escenario de carbono neutralidad en la región, las emisiones totales de CO2 del sector energético al año 2050 serán un 37% menos que las proyectadas en un escenario BAU.
7. Inflación Energética: Durante el año 2024 se constata una baja significativa y sistemática de los precios de la energía en la región, especialmente, electricidad e hidrocarburos.

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¿Y cómo le fue a Uruguay?

Según Olade “en 2023, Uruguay registró un leve incremento en la participación de fuentes renovables en su matriz eléctrica, alcanzando un 92%. Sin embargo, la producción de electricidad disminuyó un 13% en comparación con 2022, y las exportaciones de energía eléctrica fueron las más bajas de la última década, con una reducción significativa del 83% con relación al 2022. En contraste, el país tuvo que recurrir a altas importaciones de electricidad para suplir la demanda.

En cuanto a la generación por tipo de fuente, la energía eólica lideró con un 37% de participación, seguida de la hidroelectricidad con un 27% y la biomasa con un 24%.

Por su parte, la electricidad generada a partir de combustibles fósiles y de energía solar representaron el 8% y el 4%, respectivamente.

Otro aspecto destacado del año fue el notable aumento del 23% en el consumo final energético del sector industrial, impulsado principalmente por la entrada en operación de la tercera planta de celulosa en el país, siendo este sector el más demandante de energía con una participación del 46% del consumo final.