OMISLa Comisión de Industria, Energía, Comercio, Turismo y Servicios del Senado tiene a estudio el proyecto de ley por el que se establecen normas sobre el rotulado frontal de productos.

En la sesión del pasado miércoles 10 de julio asistió a dar su opinión sobre la iniciativa representantes de la Organización Multidisciplinaria para la Integración Social (OMIS).

Integraron la delegación su presidente, magíster sociólogo Diego Rodríguez, y la nutricionista Raquel Villegas.

Rodríguez manifestó que “como organización, integramos otras alianzas a nivel nacional y regional vinculadas a la promoción de derechos en salud. Incluso, con la Alianza de Enfermedades no Trasmisibles hemos tratado el tema del etiquetado frontal de alimentos, que hoy vemos en los octógonos de exceso que figuran en los paquetes. Consideramos que es una política muy importante, que apoyamos desde nuestra sociedad civil. Entendemos que este proyecto de ley va en esa misma línea, de etiquetar y dar información al consumidor, y así se expresa en los fundamentos del proyecto”.

En particular, agregó- “el proyecto hace foco en la legalidad de los productos y en que las personas sepan su procedencia, pero no vemos que desarrolle en mayor medida, por ejemplo, dos de los puntos que nosotros consideramos muy relevantes. Obviamente, los consumidores cada vez quieren estar más informados de lo que están consumiendo”.

A su entender, “el punto uno de la fundamentación del proyecto refiere a que se trata de tomar mayor conciencia sobre la salud; el hecho de estar informado es parte de defender nuestro derecho a la salud. El punto tres refiere a la importancia de las alergias. Además, resalta el incremento permanente de alergias alimentarias. En ese sentido, va nuestra preocupación”.

Desde la organización “elaboramos una breve reseña sobre la importancia de este tema, el costo económico que implica para el sistema de salud y la falta de información en Uruguay”.

Crecen las alergias alimentarias

A su turno, Villegas consideró que “esta información se puede extrapolar con la de otros países, porque las estadísticas se repiten tanto en los países occidentales como en aquellos que no lo son. De hecho, se considera que las alergias, sobre todo las alimentarias –que es lo que nos trae hoy acá–, son el mal del siglo XXI. En los últimos años, han aumentado en un 200 % y se considera que entre un 20 % y un 25 % de la población tiene algún tipo de alergia”.

De hecho, “las alergias alimentarias están aumentando muchísimo y, si bien en Uruguay no tenemos una cifra exacta, porque no hay obligación de registrarlas, se estima que, por ejemplo, en la población infantil hay una incidencia de un 5 %, y eso es muchísimo. No sé si han escuchado hablar de la alergia a la proteína de la leche de vaca, que es una de las muchas alergias alimentarias que hay y que tiene una alta incidencia. Hay un grupo de alimentos que generan alergia habitualmente y, de hecho, están registrados en el Codex Alimentarius como los más habituales. Son ocho, además de los sulfitos, que son unos agregados que utiliza la industria”.

Puntualizó que “en la gran mayoría de los países –Estados Unidos y todo lo que es la Unión Europea– están obligados a declararlos para evitar problemas de salud de su población. Estos problemas de salud pueden ser de diferentes grados, que la persona simplemente se brote, una pequeña urticaria, pero también –como pueden ver en algunos titulares de noticias internacionales– provocar la propia muerte de la persona que tiene la alergia”.

Por eso, indicó Villegas, “aprovechando esta instancia, pensamos que podríamos incluir el contenido de trazas de los productos que vayan a llevar el código QR para que las personas puedan comprar de forma segura. Esto es importantísimo, porque la seguridad no está siendo igual para todos. Una persona que tiene celiaquía o alergia a la proteína de la leche de vaca o al huevo debe tener una alimentación que no contenga ese ingrediente, pero es más complejo que eso”.

Y siguió en su línea de razonamiento: “Puedo fijarme que un paquete de galletas no tenga leche, pero aun así comerlo y tener una crisis porque contiene proteína en muy poca cantidad. A veces no hace falta que esté como ingrediente. Si esas galletas se producen en la misma planta que otros productos con leche, hay una contaminación cruzada y eso también tiene un impacto. De hecho, hace relativamente poco una bailarina de ballet de veintidós años falleció porque estuvo en contacto indirecto con maní y era alérgica a ese producto”.

Confianza

Entonces, desarrolló la profesional, “lo que tenemos que garantizar en nuestro país es que se pueda confiar en lo que compramos y que las familias puedan comprar tranquilas, sabiendo que eso es seguro. Actualmente en el mercado hay productos que declaran y otros que no. Ya no sabemos si los que no declaran no lo hacen porque son seguros o simplemente porque no están obligados a hacerlo. Esta es la oportunidad para generar esa homogeneidad que va a dar seguridad a la población”.

Asimismo, “ni que decir que en el caso de la alergia a la proteína de la leche de vaca es complejo para muchas familias, porque se da en bebes muy chiquitos, que pueden sufrir casos de anemia, lo que tiene un impacto en su neurodesarrollo y también en la motricidad. Además, no sé si han escuchado hablar de la dieta del amor, que es la que debe hacer la propia madre. Antes de que el bebé inicie la alimentación complementaria es la mamá la encargada de hacer la dieta libre de alérgenos, porque estas proteínas pasan a través de su leche”.

Entonces, “el declarar estas trazas en el QR va a proteger la lactancia materna, con todos los beneficios económicos demostrados que hay. Si la mamá no consigue hacer una alimentación libre de estas proteínas, muchas veces acaba renunciando a la lactancia materna y dando preparado lácteo para bebes, por desesperación, porque se está desnutriendo ese bebé. Cuando nosotros lo ponemos fácil, favorecemos esa lactancia materna y sabemos que eso da beneficios para la microbiota, para el sistema inmunitario y para el correcto desarrollo del bebé. Entonces, estamos realizando un cuidado desde todos los puntos y ni que hablar del tema económico con el ahorro que le va a significar al Estado”.

¿Costo económico?

Al respecto, Rodríguez sostuvo que “retomando el tema económico –que figura en el documento–, en Uruguay no tenemos una estimación y no se lleva un registro claro de las alergias. Por ejemplo, en Estados Unidos el costo económico en niños –incluyendo lo que le cuesta al sistema de salud, la imposibilidad de padres y madres de asistir al trabajo y todo lo que implica para la familia– es de USD 4184 por niño. Esa es la estimación que se hizo. Es un costo para las familias y para el sistema de salud, como decía Raquel Villegas”.

Además, “está lo normativo. También está el tema de si la industria se puede adaptar a esta situación y por eso queríamos ver la posibilidad de que se pudiera incluir en este proyecto. En realidad, es agregarle información al código QR que se está proponiendo. En esa línea, tanto en la Unión Europea como en Estados Unidos, es obligatorio declarar. Cualquier empresa que quiera exportar a estos países tiene que incluirlo. Es más: eso nos pasa en el mercado local. Argentina es un país donde es obligatorio declarar las trazas”, precisó.

Rodríguez compartió que “al final del documento pusimos dos fotos de productos a modo de ejemplo. Hay un caso de un alfajor. El alfajor uruguayo detalla los ingredientes, pero no tiene la advertencia de si contiene trazas. En cambio, un alfajor argentino sí lo declara. Esto es una competencia desleal, pero, además, es un engaño al consumidor. ¿Por qué? Porque como consumidor quizás termino eligiendo el producto que no está especificando si tiene este contenido –tal vez sí lo tiene– y, entonces, estoy siendo engañado, porque dejé de consumir el otro que sí lo declaraba. Estamos ante dos situaciones: de competencia desleal para las empresas que sí lo están informando, pero a su vez hay un engaño al consumidor, que termina tomando una decisión errónea en base a información que no está teniendo”.

Más información

El profesional dijo que “estos son parte de los fundamentos que queríamos plantear siguiendo la línea de los fundamentos que ya están en el proyecto. Simplemente se trata de agregar más información en un código QR, que tenemos entendido que es lo que se está proponiendo. Para el paquete en si no va a implicar nada, porque va a tener un código QR y quien lo escanee va a acceder a la información. Además de lo que plantea el proyecto, se propone que se acceda a la información sobre cuáles son los alérgenos que tienen esos productos y, como decía Raquel Villegas, a la posibilidad de ver si contiene trazas, por lo de la contaminación cruzada”.

¿Qué es la OMIS?

El presidente de la Comisión, senador Tabaré Viera (PC) pidió que informase un poco más sobre el papel de la OMIS.

Rodríguez contestó: “desde hace varios años venimos participando de otras organizaciones en el ámbito de la salud. Como hoy mencionaba, en lo que es el etiquetado frontal de alimentos hemos participado –y lo hacemos actualmente– de lo que es la Alianza de Enfermedades no Trasmisibles; claramente, hemos estado a favor de lo que es el etiquetado frontal de alimentos. En particular, la OMIS es una de las organizaciones que, además, tiene en su objeto social varios objetivos. Uno de ellos es la promoción o defensa del derecho a la salud, pero también se ha dedicado a la promoción de la vivienda y el derecho del consumidor; incluso, hemos estado trabajando con organizaciones vinculadas con el control del tabaco. Entonces, tenemos varias vinculaciones con organizaciones que están, al igual que nosotros, trabajando desde esas áreas”.

Al respecto “la historia es larga y viene desde 2010. La OMIS es una organización de la sociedad civil con personería jurídica en Uruguay. La organización es uruguaya y participamos de alianzas. En definitiva, la OMIS tiene personería jurídica y es uruguaya”.