Setiembre es el mes de conmemoración de las leucemias, una instancia propicia para brindar
información sobre sus diversos tipos, causas, tratamientos y las investigaciones que realiza la
comunidad científica, con el fin de lograr una mejor calidad de vida a quienes la padecen.
Se trata de un tipo de cáncer que afecta a las células de la médula ósea, productoras de la sangre, involucrando principalmente a los glóbulos blancos. La leucemia puede describirse como aguda, debido a su rápido crecimiento; o crónica, por avanzar de forma más lenta.
En este mes se da relevancia a conmemoraciones significativas relacionadas con la leucemia,
entre ellas, se destaca de manera especial el 1 de setiembre, que marca el Día Mundial de la
Leucemia Linfocítica Crónica (LLC), el tipo de cáncer sanguíneo con la mayor incidencia en
personas mayores de 65 años.
La LLC es el tipo de leucemia más frecuente del adulto, cuya incidencia en Uruguay es de cinco
casos cada 100.000 personas por año, de acuerdo con el registro de la Sociedad de Hematología
del Uruguay. Afecta a los linfocitos, un tipo de glóbulo blanco que integra el sistema inmunológico, obligándolo a multiplicarse de forma descontrolada e interfiriendo en la producción de otras células sanguíneas, como los glóbulos rojos y las plaquetas.
Los síntomas de la enfermedad pueden variar, e incluso son imperceptibles durante las etapas
iniciales. Generalmente, los pacientes pueden presentar fatiga, debilidad, pérdida de peso,
inflamación de los ganglios linfáticos, aumento del bazo o del hígado, sudoración nocturna,
infecciones recurrentes, facilidad para sangrar o formación de hematomas, dolor de huesos o
articulaciones y malestar general.
El diagnóstico se realiza a través de una extracción de sangre y, a menudo, sobre todo en la LLC,
puede ser un hallazgo durante estudios de rutina realizado por otras causas. Si el análisis muestra
la presencia de células leucémicas o niveles anormales de glóbulos rojos, blancos o plaquetas,
para obtener un diagnóstico definitivo el profesional de la salud puede solicitar un estudio
inmunofenotípico en muestra de sangre, además de pruebas genéticas y moleculares.
Gracias a los avances terapéuticos de la última década, la quimioterapia, única opción
terapéutica en el pasado, hoy es indicada solamente en casos específicos. La mayor innovación
llegó con las terapias dirigidas, que atacan un blanco específico (inhibir una proteína o bloquear
la actividad de un gen). De esta manera, se dañan menos células sanas y el paciente presenta
menores efectos secundarios que con otros tratamientos. Al mismo tiempo se incrementó la
esperanza de vida, lo que permite realizar actividades con normalidad.
De acuerdo con la hematóloga Dra. Ana Inés Landoni, quien es la Directora Interina del Servicio
de Hematología y Trasplante de progenitores hematopoyéticos en el Hospital Maciel, “un tercio
de los pacientes nunca requerirá de tratamiento, otro tercio deberá iniciarlo con el correr del
tiempo y el restante lo necesitará desde que se diagnostica la enfermedad.” Respecto a la
asignación de tratamientos, Landoni afirmó que “varían según las características de presentación
de la enfermedad, la edad y las patologías previas del paciente”. Sostiene que, si bien hay
tratamientos basados en quimioterapia, la tendencia actual es utilizar planes libres de
quimioterapia como los inhibidores de la proteína tirosina cinasa de Bruton y los inhibidores de
la BCL2.
Fuente Imagen: https://www.agenciasinc.es/
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