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Estos son los principales datos de las viviendas por debajo de la línea de pobreza:
– En cuanto a la jefatura del hogar, se destaca una mayor proporción de mujeres de 40 a más años (38%), seguido por hombres de 40 o más años (25%), mujeres menores de 40 años (24%) y hombres menores de 40 años (13%).
– En la tenencia de la vivienda, sobresalen los hogares ocupantes.
– Se destaca un predominio de hogares biparentales con hijos, extendidos con otros familiares y monoparentales femeninos con al menos dos hijos a cargo.
– Por su parte, existen vulnerabilidades como el hacinamiento, la falta de acceso a internet y la ausencia de calefacción.
– Se presentan muy bajos niveles de culminación de los ciclos educativos; una alta incidencia de personas con problemas de empleo más allá del desempleo; así como un predominio de empleos por cuenta propia, de baja calificación y altos niveles de informalidad.
– Los hogares y personas por debajo de la LP, y aquellos con ingresos un 25% por encima de la misma, presentan estructuralmente características muy similares en todas las dimensiones relevadas: tipo, tamaño y composición del hogar, educación, empleo, vivienda, ingresos y gastos.
– Desde 2014, la incidencia de la pobreza se ha mantenido en el umbral del 8%-10% con la excepción de los años de pandemia (2020-21). Cuando se relevan características menos asociadas al ingreso y, por ende, al ciclo económico, se evidencia un conjunto de carencias estructurales.
– Todo lo anterior redunda en un escenario que desafía intertemporalmente la agenda de políticas de integración social y urbana, primera infancia, calidad del empleo y finalización de ciclos educativos.
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