El Partido Nacional y el país todo está de duelo: este lunes 27 de febrero falleció Óscar “Cacho” López Balestra, un referente de la lucha contra la dictadura.
El hombre que transformó la farmacia en un bastión de resistencia en los años más duros.
Como consecuencia, frente al exlocal de la farmacia Virtus se colocó una marca de la memoria con el siguiente texto “Exfarmacia Virtus, de Óscar (Cacho) López Balestra. Lugar permanente de encuentro de opositores a la dictadura, para organizar actos de resistencia y repartir propaganda clandestina”.
Tenía 89 años, nacido en Tacuarembó, fue electo diputado en dos períodos, antes de la dictadura y después de ella.
Fue un dirigente con el cual Wilson Ferreira Aldunate mantuvo un fluido contacto desde su exilio en el exterior.
Fue detenido y torturado en más de una ocasión.
“Aspirinas blancas”
Quienes se acercaban por primera vez a la Farmacia de López Balestra, pedían una «aspirina blanca» y eran interrogados antes de poder acceder a las reuniones.
Así está consignado en «El insospechado papel de las aspirinas blancas. Entrevista a Óscar López Balestra, por Jaime Yaffé (8 y 14 de marzo de 2007)». Cuadernos de la Historia Reciente 1968 Uruguay 1985 (Montevideo: Ediciones de la Banda Oriental) (3): 87-106. 2007.
En la mencionada publicación también se menciona un hecho más que peculiar e inédito protagonizado
Un salame como cachiporra
El 9 de noviembre de 1983, en la feria de Tristán Narvaja, fue protagonista de un hecho que se convirtió en una de las anécdotas más curiosas y recordadas de la resistencia durante los últimos tiempos de la dictadura. Después de eludir a la policía, que a la altura de la calle Pablo de María había interrumpido una marcha que partió del Obelisco a la Universidad, se acercó al callejón de la Universidad donde iba a ser orador en un acto de protesta. Los coraceros cargaron contra las personas presentes, entre ellos López Balestra quien fue empujado contra un puesto de fiambres de la feria. Allí atinó a tomar con la mano un salame que blandió a la manera de una cachiporra contra los coraceros, quienes retrocedieron e incluso uno de ellos se cayó. Al ver lo ocurrido, feriantes y transeúntes, varios de ellos heridos, comenzaron a arrojar todo tipo de objetos contra las fuerzas represoras.
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