El periodista uruguayo Hugo Machín Fajardo se pregunta ¿en qué condiciones encara Latinoamérica, la región más inequitativa del mundo, 2017? Su desafío principal es resolver las exclusiones incrementadas por cuatro años de recesión tras una década de bonanza, según George Gary Molina, economista jefe del PNUD para América Latina y el Caribe.
Entre 2003 y 2013, 72 millones de personas salieron de la pobreza y otros 94 millones ingresaron a la clase media; pero esos logros no están garantizados según Molina: entre 25 y 30 millones de latinoamericanos pueden retornar a su estado anterior.
A ello se suman los 25 millones de jóvenes que ni estudian ni trabajan, según se informó previo a la última cumbre Iberoamericana realizada en octubre en Cartagena.
En 2016 se profundizó la tendencia opuesta al populismo iniciada en 2015, reforzada por el triunfo en Perú del derechista Pedro Pablo Kuczynski.
Demos un rápido vistazo a diferentes países latinoamericanos.
Argentina: el primer año del presidente Macri arroja luces y sombras. Internacionalmente pareciera que el país austral recuperó su imagen sin aproximarse a la obtención del investment grade.
El gobierno de coalición encabezado por el ex presidente del club Boca Juniors, fijó un límite a los desplantes del chavismo en la región y en el Mercosur.
Su promesa de ser “implacable con la corrupción”, se vio empañada por su vinculación a empresas supuestamente evasoras conocidas tras la información de los “Papeles de Panamá”. No obstante, su esfuerzo por incluir a todos los sectores políticos es una diferencia abismal con el monocorde autoritarismo de su predecesora Cristina Fernández, procesada judicialmente, embargada en sus cuantiosos bienes y en el cierre del año sometida a otra investigación, vinculada a su actuación en el caso del fallecido fiscal Alberto Nisman.
Según una encuesta de Management & Fit realizada para el matutino Clarín, un 43,1% considera que la gestión presidencial fue negativa o muy negativa, mientras que un 25,9 % la encontró positiva o muy positiva. Más de la mitad (51,6 %) cree que Macri no está cumpliendo sus promesas de campaña.
El 2017 dará la talla de la fortaleza o debilidad de la administración Macri ante la corporación sindical peronista.
Bolivia: el presidente Evo Morales cumple 10 años en el gobierno y vio frustrado su propósito de permanecer en el poder hasta 2021. La última década significó un cambio muy grande en la gestión pública de un país tradicionalmente sacudido por golpes de estado a lo largo del siglo pasado y que solamente entre 2001 y 2005 tuvo cinco presidentes.
La inclusión de los indígenas que compone su población de 10 millones y la nacionalización de los hidrocarburos, son cambios históricos en Bolivia. Si en 2006 las reservas internacionales del país alcanzaban los US$3.000 millones, esa cifra llegó a US$15.000 millones en esta década. En octubre de 2015, la agencia internacional Moody’s Investors resaltó las altas tasas de crecimiento y de inversión de Bolivia en relación a sus países vecinos, la baja vulnerabilidad externa debido a sus reservas internacionales y la deuda moderada de Bolivia, por lo que confirmó la calificación de riesgo del país «Ba3» con «perspectiva estable».
Si bien en Bolivia las brechas entre la educación estatal y privada todavía existen, así como serios problemas en el sistema de salud pública [donde el presupuesto destinado aumentó un 263%], las cifras señalan notables mejoras alcanzadas entre 2006 y 2016. Hasta el inicio de la administración de Morales la extrema pobreza boliviana alcanzaba un 37%. Hoy, es de un 18%.
En lo atinente a corrupción, hubo casos como el del Fondo Indígena revelado hace un año, pero la diferencia con anteriores gobiernos es que el gobierno como tal no ha participado en hechos de corrupción. En la prensa hay autocensura y el presidente Morales ha declarado que el 80% de los medios le apoyan, lo que no es un buen índice de transparencia informativa.
El diario Financial Times calificó hace más de un año a Evo Morales como “el socialista más exitoso del mundo”. Morales, de 57 años, ha dicho que cuando termine su mandato se retirará a vivir “con una quinceañera”. “Cuando voy a los pueblos, quedan todas las mujeres embarazadas y en sus barrigas dice ‘Evo cumple”, es otra de sus declaraciones antifeministas.
Brasil: el gigante latinoamericano, una de las 10 economías más importantes del mundo, vive una aguda crisis económica y política sobre la que no puede hacerse un pronóstico cierto. El gobierno de Michel Temer alteró equilibrios regionales puestos en evidencia con el fracaso del presidente uruguayo Tabaré Vázquez quien como presidente pro tempore de Unasur impulsó una declaración de apoyo a la dimitida Dilma Rousseff. Argentina, Chile, Colombia y Paraguay impidieron esa declaración.
El ex presidente brasileño Fernado Henrique Cardoso (1995-2002), ha dicho al diario Clarín que “en el gobierno de Lula hubo mucha permisividad para que hubiera manipulaciones para beneficiar a los que estaban en el poder. Dilma está atrapada por el sistema. No creo que personalmente ella haya hecho abuso de poder para su beneficio personal. Pero, sin embargo, el sistema en el cual ella está, es un sistema que se organizó a partir de esos juegos de manipulación que son corruptos”. Petrobras el más impactante de todos los casos de corrupción no es el único: mensalao, Lava Jato, compra de votos en el congreso, hasta la debacle del encarcelado Marcelo Odebrecht. Y no parece tener fin. Quizás sea ese el principal problema para que Brasil retome su rumbo: la corrupción corroe a todo el sistema político brasileño y no solamente al PT.
Recordemos que en julio un fiscal brasileño presentó una solicitud de captura contra dirigente del partido del presidente actual Michel Temer: el presidente del Senado, Renan Calheiros; el exmandatario José Sarney; el presidente suspendido de la Cámara Baja, Eduardo Cunha, y el exministro de Planificación del Gobierno interino Romero Jucá.
Chile: la presidenta Bachelet no logra remontar su baja popularidad (24%), que supo estar en 54%. Si bien no es de los países más corruptos, el ejército entre 2010 y 2014 desvió unos 10 millones de dólares del fondo proveniente de la explotación del cobre, en el caso conocido como “Milicogate”, lo que requirió una auditoria externa a la institución, algo nunca visto en la historia chilena. La nuera de la presidenta se encuentra investigada por un caso de tráfico de influencias que salpicó a la jefa de Estado.
Colombia: El proceso de paz que quiere terminar con 52 años de cruento conflicto armado no sólo es importante para el tercer país más poblado de América Latina, sino también para todo el hemisferio. Hace unos días el congreso colombiano donde el presidente Juan Manuel Santos tiene mayoría, aprobó el nuevo acuerdo de paz entre el gobierno y las Farc. Su texto no tiene grandes modificaciones respecto al acuerdo sometido a plebiscito del 2 de octubre y que fuera rechazado en las urnas por un mínimo margen.
El trámite rápido o “fast track” seguido en la vía parlamentaria genera la oposición cerrada del ex presidente Alvaro Uribe, quien había emergido como el gran triunfador del plebiscito. Su partido Centro Democrático entiende que una mayoría legislativa borra el pronunciamiento ciudadano.
Las encuestas reflejan un descenso en el nivel de apoyo público al presidente Santos y una amplia insatisfacción con el desempeño de su gobierno que lleva adelante una reforma tributaria.
Ecuador: el presidente Rafael Correa desde 2007 ganador de elecciones presidenciales seguidas, dejará el poder. Si bien en 2014 pensó en postularse a un nuevo periodo abandonó esa idea en 2016. Tras perder la alcaldía de Quito y otros bastiones electorales. La gestión de Correa tuvo su principal destaque en materia de educación y mejoramiento de la infraestructura vial del país.
El Salvador: El expresidente Mauricio Funes (2009-2014), primer presidente izquierdista del país, en setiembre se asiló en Nicaragua, para eludir un proceso civil que afronta en su país por supuesto enriquecimiento ilícito.
Honduras: con 90 homicidios por cada 100 mil habitantes encabeza la lista de países violentos en la región más violenta del mundo. Uno de cada tres homicidios ocurre en Latinoamérica que cuenta apenas con un 9% de la población mundial, de acuerdo al BID.
México: la mejicanización de una sociedad como la definiera Jorge Bergoglio, sigue siendo la contraseña para calificar la anomia estatal de una nación. Narcotráfico, violencia salvaje contra la sociedad civil y corrupción, se mantienen como déficits principales en el país. El presidente de México, Enrique Peña Nieto, admitió en julio que fue “un error” haber aceptado una mansión -conocida como la Casa Blanca- regalo de un contratista del gobierno, propiedad valuada en siete millones de dólares, hecho que fuera denunciado en 2014 por el equipo periodístico de Carmen Aristegui.
Nueve periodistas fueron asesinados en el año, según se desprende del informe anual de Reporteros Sin Fronteras (RSF), lo que vuelve a ubicar a México al tope de países mortíferos para el periodismo entre las naciones que no están en guerra.
Nicaragua: en noviembre Daniel Ortega ganó las elecciones con el 71,2% de los votos en fórmula con su esposa Rosario Murillo, lo que le garantiza el poder hasta 2022, cumpliendo tres lustros en el poder. Sus cuestionadores sostienen que no fueron elecciones limpias al no existir un poder electoral independiente; haberse alterado le ley electoral sin aceptar los cuestionamiento de observadores internacionales; despojar de la personería jurídica a los partidos opositores como parte de la destrucción del Estado de Derecho; sumado al hostigamiento hacia la prensa independiente que practica Ortega
No obstante, índices de inseguridad positivos respecto al resto de Centroamérica, con excepción de Costa Rica y Panamá, más crecimiento económico, mantienen al danielismo en el poder.
Panamá: la difusión de los llamados “Papeles de Panamá” en abril, le generó al gobierno la necesidad de formar una comisión de expertos internacionales cuyos resultados quedaron fuertemente afectados por la renuncia de su presidente, el ex Premio nobel Joseph Stiglitz, a quien acompañó el suizo experto en anticorrupción Mark Pieth. “Es increíble como intentaron socavarnos”, dijo Stiglitz en agosto, y denunció falta de transparencia en el mismo Comité Independiente de Expertos.
Venezuela: el diálogo entre gobierno y oposición iniciado el 30 de octubre con el auspicio de Bergoglio y la Unasur, está suspendido desde el siete de diciembre. La no respuesta del presidente Maduro a la propuesta de la Mesa de Unidad Democrática (MUD), de una salida electoral que contemple el referendo revocatorio suspendido el 20 de octubre o el adelanto de la fecha electoral prevista para 2018, congeló las conversaciones. La inflación prevista para el cierre del año es de 500% según el FMI y la sustitución de bolívares de escaso valor por billetes de denominación superior no parece ser un paliativo. Después que la OEA debatiera si se aplica o no la cláusula democrática al país caribeño, el Mercosur asumió una posición que determinó el cese de Venezuela como socio del Tratado de Asunción.
Si bien el crecimiento económico es la clave para evitar el retroceso aludido al inicio de este artículo, lo fundamental es el tipo de políticas sociales que adopten los diferentes gobiernos para combatir los riesgos señalados por el PNUD: falta de empleo juvenil, educación, salud, inseguridad, discriminación de género, rechazo a los indígenas, a los negros, a las comunidades LGTBI, las industrias extractivas, entre otros.
Fuente Contenido: http://www.analisislatino.com
Twitter: @machinfajardo
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