La Cámara de Representantes aprobó el 28 de enero de 2009 la designación a la Escuela N° 41 de Cuchilla Cabo de Hornos – Pando, departamento de Canelones con el nombre de Alfredo Zitarrosa.
Pasó para su estudio a la Cámara de Senadores.
Comisión de Educación y Cultura.
Carpeta Nº 2593 de 2008 Anexo I.
Repartido Nº 1262.
Noviembre de 2008.
ALFREDO ZITARROSA
Designación a la Escuela Nº 41 de Cuchilla Cabo de Hornos – Pando, departamento de Canelones.
I n f o r m e
Comisión de Educación y Cultura.
INFORME.
Señores Representantes:
Vuestra Comisión de Educación y Cultura tiene el agrado de dirigirse al Cuerpo a efectos de informar en forma favorable el proyecto de ley que presentaran varios señores Representantes por el que se designa «Alfredo Zitarrosa» a la escuela Nº 41, dependiente de la Administración Nacional de Educación Pública, ubicada en la Cuchilla Cabo de Hornos en el departamento de Canelones.
La Comisión ha entendido que, tal como lo solicita la comunidad educativa de la zona, es oportuno realizar esta designación en el marco del centenario de la escuela, el que se conmemora en este próximo noviembre.
Sobre quién fue Alfredo Zitarrosa y la magnitud de su obra en el campo de la cultura, o sobre los méritos que éste pueda tener para que una escuela lleve su nombre, basta una breve reseña de su vida.
Alfredo Zitarrosa Iribarne nació en Montevideo el 10 de marzo de 1936, hijo natural de Blanca Iribarne, quien lo da a criar al matrimonio compuesto por Carlos Durán y Doraisella Carbajal, viviendo con ellos en diversos barrios de esa ciudad, trasladándose luego, entre 1944 y fines de 1947, al pueblo de Santiago Vázquez, con frecuentes visitas a la campaña cerca de Trinidad, capital del departamento de Flores, de donde era oriunda su madre adoptiva. Se ha señalado que esta experiencia infantil lo marcó para siempre, notándose en su repertorio la inclusión mayoritaria de ritmos y canciones de origen campesino, fundamentalmente milongas.
De regreso en Montevideo, en su juventud trabajó, entre otros, como vendedor de muebles, de suscripciones a una sociedad médica y de oficinista, para iniciarse en 1954 en labores de locución radial, incursionando como presentador y animador, actor de teatro, libretista e informativista. Al mismo tiempo desarrolló su vocación artística como escritor, produciendo cuentos y poemas. La culminación de estos esfuerzos llegó en 1959 al recibir el Premio Municipal de Poesía Inédita en Montevideo, por su libro «Explicaciones».
Posteriormente se inició en el periodismo, colaborando en diversas publicaciones, entre ellas el semanario «Marcha». Escribió sobre cibernética, enfermedades infantiles, física nuclear y una gran variedad de temas científicos y técnicos y realizó importantes entrevistas.
Encontrándose en Perú, exactamente el 10 de febrero de 1964, enfrentado a serias dificultades económicas, fue llevado casi contra su voluntad a actuar en televisión, en lo que sería su debut profesional como cantor. Zitarrosa relata así su experiencia: «No tenía ni un peso, pero sí muchos amigos. Uno de ellos, César Durand, regenteaba una agencia de publicidad y por sorpresa me incluyó en un programa de TV, y me obligó a cantar. Canté dos temas y cobré 50 dólares. Fue una sorpresa para mí que me permitió reunir algunos pesos…».
A partir de ese instante realizó varios programas en la Radio Altiplano de La Paz, en Bolivia, debutando posteriormente en Montevideo, allá por 1965, en el Auditorio del Servicio Oficial de Difusión Radioeléctrica (SODRE). Su participación en este espacio le sirvió de peldaño para ser invitado al Festival Folclórico de Cosquín, en la República de Argentina.
Luego de eso tuvo a su cargo el programa de televisión «Generación 55», donde difundió la labor de jóvenes artistas uruguayos. De ahí en adelante se inició la cosecha de premios. Premio Artigas de la Asociación Folclórica de Uruguay en 1965. Medalla de Oro por sus ventas de discos en los años 1965, 1966, 1967 y 1968. Medalla de Plata en el Segundo Festival Latinoamericano de Folclore en 1966, en Salta. Plaqueta y Disco de Oro en el Festival Internacional de Montevideo, en 1969. Mención de Honor en 1972, en Lima. Condecoración Francisco de Miranda, otorgada por el Presidente de Venezuela, en 1978 y así sucesivamente.
Debido a su militancia política su canción fue prohibida en Uruguay a partir de las elecciones de 1971 (prohibición que se consolida con el establecimiento de la dictadura cívico-militar el 27 de junio de 1973). Con el recrudecimiento de la persecución, habiendo sido convencido de que su canto sólo sería útil a la causa del pueblo desde fuera, debe salir al exilio en 1976, primero rumbo a Argentina, hasta el comienzo de la dictadura militar en aquel país, hasta que debe partir (por la misma causa que del Uruguay) para radicarse en España donde estuvo residiendo hasta abril de 1979.
Desde ese momento vivió en México, donde aparte de cantar, desarrolló actividades periodísticas en el diario «Excelsior» y en «Radio Educación» con su programa «Casi en privado». Durante este período, a pesar de ser reconocido por él mismo como el menos creativo debido al dolor por el desarraigo, graba y edita varios discos en España, México y Venezuela. Asimismo participa activamente de diversos festivales internacionales, como abanderado de la lucha a favor de la libertad del pueblo uruguayo y de otras naciones oprimidas por gobiernos de corte fascista y como referente ineludible del canto popular uruguayo y latinoamericano.
Levantada la prohibición de su canto en Argentina en 1983, es contratado para realizar un recital en ese país, oportunidad que es aprovechada por Zitarrosa para acercarse a su tierra, pasando a residir en Buenos Aires hasta el momento que fuera posible su regreso al Uruguay. Allí realizó -entre otras- una memorable actuación en el estadio de Obras Sanitarias, donde al presentarse ante el público que colmaba el estadio, solicitó su permiso: «Ojalá a partir de este momento ustedes me autoricen a seguir cantando a nombre de mi tierra».
El 31 de marzo de 1984, es recibido por una multitud que lo aclama y lo acompaña, desde el aeropuerto, por todo Montevideo, en una circunstancia que es definida por él mismo como «la experiencia más importante de su vida», con gran emoción y profunda alegría por el rencuentro con su tierra, con los amigos, sus «hermanos», y por el regreso a su amado país.
Sus temas han sido interpretados por numerosos artistas: Daniel Viglietti, Santiago Chalar, Jorge Nasser, Numa Moraes, Laura Canoura, Jorge Drexler, Manuel Capella, Arlett Fernández, Pablo Estramín, Larbanois – Carrero, Washington y Cristina, Pareceres, Jaime Roos, Pepe Guerra, Jorge Do Prado, La Vela Puerca, y muchos otros, en Uruguay; Mercedes Sosa, Jorge Cafrune, Nacha Roldán, Los Trovadores, Los Andariegos, Alfredo Ábalos, Los Fronterizos, César Isella, Cholo Aguirre, Eleodoro Villada Bustamante, Guadalupe Farías Gómez, El Chino Martínez, León Gieco, Leonardo Favio, Juanjo Domínguez, Víctor Velásquez, Raly Barrionuevo, Los Chalchaleros, Opus 4, Huerque Mapu, Quinteto Tiempo, «Chango» Nieto, Rosendo y Ofelia, Andrés Calamaro, Soledad Pastorutti, Suma Paz, Chany Suárez, Dúo Salteño, Alejandro del Prado, Cuarteto Zupay, Julio Lacarra, Tito Ramos, Oscar del Cerro, Teresa Parodi, Daniel Melingo, y otros, en Argentina; María Dolores Pradera, Los Sabandeños, Nati Mistral y Maya, en España; María Teresa Chacín y Soledad Bravo, en Venezuela; Chabuca Granda y Tania Libertad, en Perú; Sanampay, Carlos «Caíto» Díaz, Adriana Landeros, Oscar Chávez, y Grupo O’nta, en México; Tito Fernández El Temucano, Los Miserables y Gabriel Salinas, en Chile; Andy Montanez, Susana Baca, Ima Galguén, Adrián Goizueta, Cristiano Quevedo, en otras naciones.
Le han dedicado canciones, entre otros, creadores de la talla de Víctor Heredia, Teresa Parodi, Manuel Capella, Jorge Nasser, Nahuel Porcel, Numa Moraes, Caíto, Rubén Olivera, Roberto Darvin, César Isella.
Es difícil determinar qué fue lo más importante de la personalidad de Alfredo Zitarrosa: su condición de autor y compositor privilegiado o la fuerza de sus interpretaciones, la lucidez, la prodigalidad de sus imágenes poéticas, su raíz inmensamente popular y cálidamente universal expresadas en sus canciones, las que hicieron de él una figura señera de la canción popular contemporánea latinoamericana.
Por todo esto es que entendemos innegable un homenaje de esta naturaleza a este creador de nuestra cultura, designando a este centro educativo con su nombre. Un centro educativo de poca estridencia, como su vida; de perfil humilde, tal como a él le hubiera gustado que se hiciera.
Es por ello que la Comisión de Educación y Cultura recomienda a la Cámara la aprobación del proyecto de ley.
Sala de la Comisión, 3 de setiembre de 2008.
JOSÉ CARLOS MAHÍA
Miembro Informante.
PABLO ÁLVAREZ LÓPEZ.
MANUEL MARÍA BARREIRO.
JUAN JOSÉ BRUNO.
FEDERICO CASARETTO.
NORA CASTRO.
HUGO E. CUADRADO.
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