Uruguay ha dado el primer paso para dar una valoración real al patrimonio de la agro industria que tiene sobre el río Uruguay, en una frontera completa con la Provincia de Entre Ríos, donde la actividad comercial e industrial desde principios del 1700 le ha otorgado a la región una característica muy especial. De hecho, ambas márgenes de este río desde las ciudades de Concordia y Salto hasta prácticamente la desembocadura del río en el Plata, fue zona proclive para la instalación de saladeros, estancias, ciudades-puertos, emprendimientos comerciales e industriales que explotaron intensiva y extensivamente el rubro de la agro alimentación.
Así lo informa la Intendencia Municipal de Río Negro (Uruguay), el 16 de diciembre de 2008.
Esta realidad histórica, no solamente modeló la sociedad regional, prácticamente de idénticas raíces, sino que dio la oportunidad para una intensa interacción en el poblamiento humano, con ciudades que se convirtieron en «madres» o generadoras de otras poblaciones en la costa de enfrente. Así fueron las realidades de ciudades «espejo», como Concordia y Salto, Concepción del Uruguay y Paysandú y Gualeguaychú-Fray Bentos. Ninguna de las historias de estas ciudades puede perder de vista el intenso relacionamiento que las ha llevado a considerarse, desde siempre, bajo la denominación de ciudades «hermanas».
El resultado de una actividad de aprovechamiento del rubro saladeril principalmente, a partir de principios de 1800, ha dejado claras señales en verdaderos monumentos históricos, no solamente en las ruinas de estos emprendimientos, sino en establecimientos agropecuarios, puertos y la historia misma del nacimiento de todas estas ciudades ribereñas del río Uruguay. Todo este componente patrimonial atado a la industria de la carne, sin duda alguna que le otorga un perfil muy particular al denominado «bajo Río Uruguay» y a la hora de pensar en que este perfil sea sustento de actividades turísticas que atraigan a los turistas potenciales de Buenos Aires, Rosario, Santa Fe, Paraná y la propia Montevideo, sin lugar a dudas que hay que «sentarse a conversar» a ver de qué manera de saca provecho de esta circunstancia subutilizada hoy día.
En realidad, la riqueza de los recursos termales que viene siendo explotada por Argentina y Uruguay, ha comenzado a dar un perfil específico a la región, que pone a disposición de un gran cono urbano como es Buenos Aires y también en forma creciente a los turistas internacionales, una nada despreciable oportunidad de «turismo de calidad y jerarquía» muy cercano a los centros emisores de turistas potenciales. No obstante, se entiende que se está desaprovechando la enorme riqueza patrimonial basada en la historia común de ambas costas del río, donde ya se destacan de por sí algunos elementos como el famoso «Palacio San José» de Justo José de Urquiza, el Pueblo Liebig cercano a Colón, las ruinas del Saladero Guaviyú, la Estancia «La Paz» cerca de Paysandú (Uruguay) y el ya reconocido Museo de la Revolución Industrial de Fray Bentos, donde se preserva la historia del increíble sistema comercial e industrial implantado en el mundo por la Liebig Extract of Meat Company.
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