El líder del Partido Independiente (PI), Pablo Mieres nos brinda su opinión sobre las políticas gubernamentales en las políticas de vivienda para encarar el tema de los asentamientos, y titula su columna “Un enorme fracaso”.
“Los resultados del registro de asentamientos que se acaban de divulgar en estos días expresan con dramatismo el enorme fracaso de las políticas de vivienda que nuestro país ha tenido tanto en el plano nacional como en el plano del accionar de los gobiernos municipales de la zona metropolitana. Desde hace más de una década se habla de la problemática de los asentamientos irregulares y de su tendencia creciente en nuestra sociedad. A principios de los noventa, cuando el fenómeno crecía con una fuerza inusitada, se realizó un relevamiento que estuvo a cargo del Arq. Miguel Cecilio desde el INTEC, en aquella oportunidad se indicaba que los asentamientos ya eran más de doscientos y que incluían una población de alrededor de cien mil personas. Una década y media después, las cifras impactan. Se han detectado más de quinientos asentamientos irregulares y en ellos viven doscientas cincuenta mil personas. Es decir que el fenómeno se ha multiplicado por una vez y media en cantidad de población y se ha duplicado en el número de iniciativas habitacionales de este tipo. En el período considerado se anunciaron con “bombos y platillos” diferentes iniciativas y programas. Se destinaron importantes recursos, el PIAI destinó más de cien millones de dólares con financiamiento del BID a esos efectos. La Intendencia de Montevideo montó un programa de regularización de asentamientos. Sin embargo, estos esfuerzos que se realizaron entre mediados de los noventa y principios de esta década fueron absolutamente ineficaces y, mientras se regularizaba “a duras penas” un asentamiento, con demoras burocráticas y con soluciones sumamente discutibles, se instalaban “delante de las narices” de los diferentes gobiernos dos o tres nuevos. Nosotros habíamos calculado en el 2003 que se instalaba un nuevo asentamiento por semana, mientras que se regularizaba uno por año. Después llegó este gobierno y durante el transcurso del mismo la situación se hizo aun peor, no hemos detectado ninguna iniciativa novedosa más que continuar con el fracasado esfuerzo del PIAI. Si algo no existió durante este gobierno frenteamplista fue una política de vivienda. Ahora a las apuradas y para no quedar tan en evidencia, el nuevo Ministro de Vivienda sale “a las corridas” a promover diversas iniciativas con poca preparación y buscando “tapar un bache” evidente y gigantesco. Mientras tanto el fenómeno más emblemático de nuestra crisis de integración social se propaga en el territorio con un impacto negativo múltiple sobre nuestro tejido social. Es increíble que desde las instancias gubernamentales no se haya trabajado este tema en forma profesional, seria y profunda. La proliferación de los asentamientos indica la ausencia de una política de territorio, la ausencia de regulaciones inteligentes y activas, el agravamiento de la segmentación social, el aumento de las barreras de exclusión y presuponen un descomunal gasto público para corregir luego las novedades de la expansión de la población en territorios carentes de servicios e infraestructura adecuada. Por otra parte resulta obvio que la gente que necesita un lugar para vivir, si no existe una política de vivienda, si se pasan cuatro años reestructurando el Banco Hipotecario sin proponer una sola solución de financiamiento de viviendas, si el MVOTMA ha mantenido una situación de parálisis insólita durante los tres primeros años de gobierno, busque una solución que no puede esperar. A su vez, como si fuera poco, las autoridades, seguramente con “cola de paja” por no ofrecer soluciones, mantienen una actitud tolerante a las ocupaciones de terrenos y admiten la existencia de un verdadero “mercado negro” inmobiliario que afecta todos los criterios de funcionamiento social.
La evaluación final de las políticas sociales de este gobierno no puede ocultar su mayor fracaso, sin el que las demás acciones carecen de sustento básico, que corresponde a la incapacidad absoluta de pensar una solución aceptable en materia de vivienda. Un escándalo que sigue creciendo”.
Pablo Mieres.
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