La Convención del Partido Nacional transcurrió ayer (27 de setiembre de 2008) a través de una sincronización de discursos, televisión mediante, con un solo norte luego de aprender la lección: la unidad de cara a las elecciones internas. Ante la renuncia formal de Larrañaga al Diirectorio, todos los precandidatos blancos están en la cancha preelectoral. Así da cuenta la crónica de Marcelo Márquez para el diario La República. Una Alianza Nacional para que Soplen Vientos Nuevos», aludiendo a los tres sectores del Partido Nacional. Seguidamente, convocó a los precandidatos Luis Alberto Lacalle (Unidad Nacional), y también a Carmelo Vidalín (Soplan Vientos Nuevos) a subir al estrado, con quienes se confundió en un abrazo y saludaron con las manos en alto a la Convención y a las coloridas tribunas del club Trouville. Tres horas quedaban atrás de discursos, papel picado, carteles y banderas de las listas, luces de colores, proyecciones publicitarias, abrazos, aplausos, serpentinas, cornetas, bocinas, y tamboriles. Quedará registrada en la historia como la Convención blanca en la que renunció Larrañaga, la última antes de los comicios internos de 2009, caracterizada por las constantes señales de unidad partidaria, y el optimismo hacia un eventual gobierno nacionalista pautado en la consigna del evento: «El Uruguay que se viene». La Mesa de la Convención blanca encabezada por Carlos Daniel Camy (Alianza Nacional) y Jaime Trobo (Herrerismo), entre otros, organizó cada detalle del debate, en donde, por su orden, se expidieron: Adriana Peña de Alianza Nacional (ver nota aparte), Trobo, Pablo Iturralde (Alianza Nacional), Gustavo Penadés (Herrerismo), Francisco Gallinal (Correntada Wilsonista), Eber Da Rosa (Alianza Nacional), Luis Alberto Heber (Herrerismo), Sergio Abreu (Alianza Nacional), Vidalín (Soplan Vientos Nuevos), Lacalle (UNA), Camy, y Larrañaga (Alianza Nacional). En las barras, también todo estaba organizado: a la izquierda del escenario estaba la falange de Alianza Nacional. A la derecha, la legión de Unidad Nacional. En el medio, con menos espacio, Soplan Vientos Nuevos, y un grupo de adherentes del Movimiento Nacional de Rocha (MNR). Al inicio también se realizó un minuto de silencio en homenaje al ex intendente de Salto, Eduardo Minutti, y también se recibió a una delegación de la Unión Cívica, aliado electoral, encabezada por Aldo Lamorte. La Fórmula«Olé, olé, olé, Jorge, Jorge», levantaba el cántico desde la barra de Alianza Nacional alentando a Larrañaga que realizó un discurso de 34 minutos, y que en más de una ocasión, y hasta el propio Lacalle, oficiando de auxiliar comunicacional, le hizo la seña de «redondear» ante el requerimiento televisivo de que debía finalizar el discurso. En su alocución, Larrañaga reivindicó que serán «las urnas las que van a decidir dentro de los blancos» y valoró que el Partido Nacional sea quien convoque al conjunto de la ciudadanía. «Perdónenme la travesura. Luis Alberto dijo que nos íbamos a ver en el Drectorio el 28 (de junio) de noche. Por supuesto que nos vamos a ver el 28 de noche en el Diirectorio, todos, porque además tendremos que tener la respuesta en este tiempo para inmediamente a los cinco o seis días convocar a la Convención del Partido y tener la fórmula del Partido y aprontarnos a tener el favor de la gente en las contiendas electorales de octubre y de noviembre», afirmó. Larrañaga valoró la gestión realizada por la «unidad y renovación» y estimó que la gente tomará en cuenta para expedirse a la hora de elegir el mandatario por tres razones: «candidado, credibilidad y confianza». ´ «En el mismo salón»A su turno, Lacalle, sobre la hora 16.49 comenzó su oratoria mientras desde la tribuna de Unidad Nacional se escuchaba: «presidente, presidente». En su discurso destacó la gestión de Larrañaga al frente del Drectorio blanco y realizó un repaso de los asuntos y pronunciamientos más salientes del Diirectorio del Partido Nacional durante estos años. Enumeró la no participación del Partido Nacional como minoría en los Entes Autónomos y Servicios Descentralizados (ver nota aparte), la oposición al Parlamento del Mercosur, la convocatoria a la elección de jóvenes, y «el no haber tocado el Impuesto a la Renta de las Personas Físicas (IRPF), para que sea hija exclusiva del gobierno actual. Me parece que actuamos con inteligencia y hoy estamos advirtiéndolo». Y en unas pocas palabras, para finalizar, enfocó hacia el espíritu que debe reinar en las elecciones internas recordando cuando le tocó perder en la anterior competencia. «Una vez más le agradezco al doctor Larrañaga la gestión que cumplió, y que repita hoy el saludo que le dí el día en que fue elegido vencedor de las elecciones internas, y que diga que en la próxima elección interna seguramente vamos a estar los dos en el mismo salón. Gracias». Se bajó del escenario, enfiló sus pasos y su mirada hacia Larrañaga, esbozando una sonrisa, señalándole con el dedo y sacando la lengua, para luego confundirse en un abrazo con el líder de Alianza Nacional y provocar la reacción de la Convención que, de pie, aplaudía, y la ovación y el estruendo desde las barras. «Encolumnarse»Por su parte, el precandiato Vidalín (Soplan Vientos Nuevos) antes de hacer uso de la palabra saludó especialmente a Larrañaga y también a Lacalle, separados estos por nueve sillas. «Hoy tenemos que militar por la unidad del Partido, a recordar que hemos padecido de nuestros errores, que nunca más van a encontrar al Partido Nacional desunido», sostuvo. Vidalín instó al compromiso de Larrañaga y de Lacalle y el suyo propio a «encolumnarse uno tras otro» para «regir los destinos del país». «CAPRICHO AUTOCRATA»Al realizar un repaso del órgano nacionalista, Lacalle calificó del «primer jalón» la actitud del Partido Nacional ante la eventualidad de participar en los Entes Autónomos, y recordó que fue el entonces ministro de Economía y Finanzas, Danilo Astori, quien se opuso, aludiéndolo al hecho de esta peculiar forma: «capricho autócrata, soberbio, y autoritario». Sin nombrarlo diirectamente, Lacalle recordó las recientes apreciaciones de Astori durante la interpelación por Pluna que acusó al Partido Nacional de «vaciar las instituciones». «Ese mismo personaje fue el que exigió en la fuerza gobernante que al Partido Nacional no se le diera la representación que le correspondería en la minoría de los órganos de contralor», y estimó que «quizás pensó que el Partido Nacional se iba a conformar en vez de dos en el República es uno, o en vez de dos en el Codicen, es uno, pero iba a terminar aceptando una representación», sostuvo. Según Lacalle, «es el primer gobierno en 100 años que no tiene control de las minorías, y que ha hecho lo que ha querido» en dichos organismos. Precisó que la representación del Partido Nacional no fue posible «por un capricho autócrata, soberbio y autoritario que conviene señalar de quién fue y quiénes lo siguieron». Fuente: Diario La República. http://www.larepublica.com.uy
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