Compartimos la columna en el diario Últimas Noticias del viernes 3 de febrero del líder de Alianza Nacional, Jorge Larrañaga.

“Mandela decía que la educación es el arma más poderosa para cambiar el mundo.

Defiendo a la educación porque la entiendo como el mejor mecanismo de progreso. Es ella la que permite el “antifatalismo” del que hablaba Savater. El destino de los hombres y mujeres –como nunca-, depende de la educación que obtengan.

Defender la educación pública es defender a la clase media, al pobre, al trabajador, al que no puede pagar la educación privada, y al que para hacerlo, hace un esfuerzo enorme.

El Uruguay necesita el Cambio Educativo.

Es el uruguayo común el que tiene en la educación el instrumento para superarse. Sin cambio, se castiga a todos.

La educación es un derecho de los ciudadanos, y que sea de calidad es una obligación del Estado. Este principio hace ya años, no se está cumpliendo; la educación pública perdió su calidad y los magros resultados que presenta perjudican a los sectores sociales que más la necesitan.

A un individuo de clase alta que con todo el derecho del mundo manda a sus hijos a un colegio privado, ¿en qué le afecta la calidad del sistema público? En nada. Por el contrario, aquellos para los que la educación pública es su única alternativa u opción –por principios- son rehenes de un sistema obsoleto.

Las posibilidades económicas de una generación no puede condicionar a la generación siguiente. Ante esto el rol del sistema educativo público es fundamental.

Venimos insistiendo desde el 2004 con este tema. En aquel momento Alianza Nacional presentó un documento denominado “LA NUEVA EDUCACIÓN: Descentralización, Equidad, Calidad”. Proponíamos que el Centro Educativo fuera el eje del sistema, superando el tradicional esquema homogeneizador, que no consideraba los contextos ni las necesidades locales.

Ya en 2004 hablábamos de descentralización de la gestión porque advertíamos el problema en ciernes. Prueba también de que nuestro diagnóstico, este problema no es de ahora.

Proponíamos “UNA EDUCACIÓN TECNICA INNOVADORA PARA EL PAIS PRODUCTIVO” y decíamos que “era necesario repensar estructuras, creando escuelas de Alta Tecnología que integren EDUCACION y CAPACITACIÓN con INVESTIGACIÓN Y DESARROLLO. -No es otra cosa que lo que hoy se está discutiendo como Universidad TECNOLÓGiCA-.

Cuando se inicióla Administración Mujicay percibimos que había voluntad de priorizar la educación, y podíamos revertir los efectos amargos de la ley de Educación del gobierno anterior, tomamos el desafío y no dejamos de proponer y proponer soluciones.

Como nadie le habíamos planteado propuestas al Presidente Vázquez, -todas rechazadas-. Como nadie le hemos propuesto soluciones al Presidente Mujica, -algunas acompañadas por él, muchas rechazadas paradójicamente, por su fuerza política-. Han sido propuestas para el país, por encima del cintillos partidarios.

Sentimos que siendo Oposición también tenemos que tener respuestas. A nuestra manera. Controlando, criticando, alertando, rechazando, pero si tenemos soluciones ¿Las escamoteamos? ¿O pensamos en “la gente” y se las proponemos al que tenga la responsabilidad de -coyunturalmente- ocupar por mandato de las urnas el Poder Ejecutivo?

El que nos votó no lo hizo para que fuéramos “Oposición”. Nos votó con la esperanza de que ganáramos, que fuéramos nosotros como Partido que dirigiéramos el país.

Perder es lo que nos colocó como Oposición. Y nadie nos votó con la ilusión de que perdiéramos y fuéramos “la Oposición”.

Como tenemos vocación de gobierno, pero sobre todo, responsabilidades con “la gente”, no podemos tener la actitud ética de “machetearle” al país.

Por eso nos reunimos con el gobierno en varias oportunidades para presentarles documentos y propuestas sobre Educación (entre otros temas). Desde el Parlamento nos movilizamos, pretendiendo sensibilizar la conciencia republicana nacional sobre el tema que nos condiciona como sociedad. Llegamos así a la instancia del 11 de octubre de 2011, donde el Senado dela Repúblicapor unanimidad, aprobó una moción dando plazos a la institucionalidad educativa para que le presentara una agenda de cambios al Poder Ejecutivo, para que a su vez éste convocara a los Partidos Políticos con representación parlamentaria para que le otorgaran un blindaje, apoyo y refrendo al acuerdo.

Esa era una primera -y fundamental- instancia. Hay otra segunda etapa que la propia moción del Senado deja en claro en sus puntos finales: allí se declara que el Senado tiene “su aspiración a que el Sr. Presidente dela Repúblicaconvoque a todos los Partidos Políticos con representación parlamentaria, para que considerenla Agendapresentada por las autoridades educativas”, y agrega “y a los actores sociales vinculados con la educación para considerarla Agendaplanteada”. Es más, así lo propusimos nosotros en la “hoja de ruta” hacia el Acuerdo Educativo Nacional cuando llamamos a las autoridades educativas, lo cual puede corroborarse en las actas parlamentarias. En aquel momento expresamos: “Creo que los componentes del acuerdo deberían integrarse con un entendimiento sobre el contenido del cambio y un acuerdo sobre el gobierno de la enseñanza, para fijar un rumbo y, simultáneamente, un elenco director de la enseñanza comprometida con él. Considero que tiene que haber una hoja de ruta que, antes de pasar a los elementos centrales de nuestra propuesta, tenga tres partes: institucionalidad educativa, gobierno y partidos políticos que definan un programa conjunto de cambios, porque es una etapa representativa.

Una segunda etapa buscará ampliar las bases del acuerdo, procurando alcanzar consenso para el cambio con las cámaras empresariales y con el movimiento de trabajadores organizados en el PIT-CNT y otros colectivos de la sociedad organizada. A partir de allí estaríamos en condiciones de elaborar las bases para un futuro Plan Nacional de Educación, que tenga como horizonte mínimo el año 2020″

Aquí no hay excluidos. Aquí no se prescinde de la opinión de nadie.

La educación no es botín electoral, los corporativismos le tienen que responder al pueblo, a los padres y los alumnos por los resultados que están teniendo; la política representativa defiende y reclama en nombre de sus representados: el ciudadano.

Aquí lo que hay es la reivindicación del poder político representativo reasumiendo el rol conductor de la educación de su pueblo, sin callar ni negándole la palabra a nadie, pero con la aspiración clara y firme de que tampoco nieguen a los representantes de la ciudadanía de llevar adelante su responsabilidad.

Por eso no planteamos quitar la representación social de los organismos en las que están presentes, pero lo que no puede pasar, es que predominen sobre el representante del pueblo.

Los políticos representamos las urnas y rendimos cuentas al cuerpo electoral.

Hacemos este esfuerzo por “la gente”, ese indeterminado que en realidad son personas con rostro, sueños, expectativas y la legítima aspiración que se la tome en cuenta y defienda.

Porque en definitiva, es la educación la que construye seres humanos libres.

LA EDUCACIÓN ESLIBERTAD Y MAS REPÚBLICA. Por ella luchamos.

Jorge Larrañaga.