A continuación transcribimos la postura del presidente de Cambadu, Mario Menéndez frente al expendio de bebidas alcohólicas en forma clandestina e ilegal, así como a la necesidad de un consumo responsable, editorial de la publicación interna de la gremial.
«Como es sabido, en marzo del 2006 Cambadu presentó al Parlamento un proyecto de ley tendiente a abatir los índices de accidentes de tránsito, de violencia y de pérdida de valores por parte de la juventud y naturalmente las enfermedades y los problemas sociales y familiares que ocasiona el consumo irresponsable de alcohol.
El proyecto fue recibido por la Comisión de Industria, Energía y Minería de Diputados y altamente elogiado con frases que resaltaron la iniciativa como «un gesto de responsabilidad social acorde con la historia de Cambadu».
Y sí lo es. A veces los minoristas no valoramos que el mostrador es una gran academia que permite el profundo conocimiento de algunos aspectos cotidianos. El alcoholismo es uno de ellos. Ninguno de nosotros ha escapado a la penosa experiencia de tener que lidiar con una persona que deseaba continuar bebiendo y rechazaba con violencia nuestra negativa.
El Poder Ejecutivo ha presentado otro proyecto que también inicia su trámite legislativo. No nos molesta; nos alegra la preocupación coincidente del gobierno, máxime cuando en su redacción intervino el Dr. Miguel Fernández Galeano, un técnico de respeto y un buen conocedor de los complejos resortes del comercio minorista.
Bebido con moderación, el alcohol es hasta beneficioso para la salud. El problema -y es un problema mundial- es el consumo excesivo e irresponsable. Más lo es comprobar que está afectando gravemente a nuestros jóvenes, algunos de los cuales pueden verse deambulando en las madrugadas con botellas mal habidas y ocupando sus ocios de la peor manera posible. El alcoholismo es en muchos casos el preámbulo de la drogadicción, la delincuencia y hasta el suicidio. Y lo peor es que un joven que desarrolla adicción con el alcohol, difícilmente se libera de ella en sus años posteriores.
El 50% de los accidentes fatales está asociado al alcoholismo, hasta el punto de que en el mundo, cada media hora muere una persona debido a eso y cada dos minutos otra queda severamente lesionada.
¡Cómo no vamos a estar preocupados por esto nosotros, los minoristas de cercanía, los que compartimos todas nuestras vivencias con vecindarios donde siempre hay alguna o algunas familias penosamente afectadas por este problema!
Nos parece excelente la iniciativa incorporada al proyecto de ley gubernamental, en el sentido de que en el futuro todos los envases deban exhibir la leyenda «Si bebe alcohol, no conduzca». También lo que respecta a una fuerte campaña informativa sobre los efectos perniciosos del consumo abusivo.
A este respecto, Cambadu tiene a estudio la confección de cartelería para ubicar en nuestros comercios asociados exhortando a los clientes a practicar un consumo responsable de bebidas alcohólicas.
Todo esto está muy bien, pero en el fondo todos sabemos que resultará insuficiente si no se adoptan medidas eficientes y severas contra la venta clandestina de alcohol, el expendio en determinados lugares y fuera de determinados horarios. Ese es justamente, el problema de fondo que Cambadu procura atacar con su proyecto de ley. Aspiramos a que por lo menos esas cláusulas, sean incorporadas a la legislación que salga finalmente aprobada, porque no dudamos que en este sentido no hay diferencias entre todas las fuerzas políticas.
Vender bebidas alcohólicas es algo serio que implica gran responsabilidad y así lo hacemos saber a nuestros asociados, aunque en su mayoría lo cumplen sin necesidad de que nadie se lo recuerde. Este concepto no es nuevo para el Estado uruguayo, que en algún momento dispuso una «patente» que autorizaba su venta en el entendido que obtenerla implicaba una responsabilidad societaria.
Se sorprendían los legisladores que nosotros, expendedores de alcoholes, nos impusiéramos límites. No deberían haberse sorprendido; es algo que hacemos desde tiempo inmemorial, con «patente» y sin ella. Habrá excepciones, ciertamente, pero para eso están las sanciones.
Pero no son esas excepciones el auténtico problema. El problema radica en que el menor de edad o el borracho consuetudinario saben que nuestros comercios no les venderán alcohol o que les pondrán límite a sus excesos.
El problema está en esos camiones que es frecuente ver en las concentraciones de jóvenes o en las inmediaciones de un estadio deportivo, especulando miserablemente con un vicio social. Está en la venta permisivamente descontrolada en la vía pública y en la venta desaprensivamente autorizada en locales que continúan expendiéndola en las madrugadas cuando no hay inspectores del instituto del menor despiertos. La policía tiene otras cosas importantes que hacer en las madrugadas que lidiar con grupitos de adolescentes o con personas totalmente ebrias en momentos en que tampoco es razonable tener un servicio amplio de inspectores de tránsito.
En resumen, sea cual sea el trámite parlamentario que lleven estos y otros proyectos de ley, Cambadu considera absolutamente imprescindible asignar permisos para la venta de alcoholes únicamente a los comercios formales, legal y comunitariamente responsables y, al mismo tiempo reprimir la venta ilegal e irresponsable que especula con los vicios sociales.
Al consumo responsable se lo consigue con el expendio también responsable. O no se lo consigue».
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