Con el objetivo de que los merenderos sean centros recreativos donde los niños toman la leche «como todos los niños que juegan», títeres, payasos y el carro alegórico del Plan Ceibal recorrerán cerca de 100 centros durante enero y febrero. Además, se entregan libros para que también disfruten de la lectura.

Así lo expresa el artículo del diario La República publicado el viernes 8 de enero con la firma de la periodista Gelsi Ausserbauer.

Iluminando el día. Decenas de niños disfrutan del espectáculo en cada merendero.

En medio de Nueva Colman, cerca de Marconi como en muchos otros barrios , las vacaciones tienen un sabor agridulce: sí, son un período de libertad, pero también significan el final del desayuno y el almuerzo cotidianos. Por eso, los merenderos se vuelven un lugar central en la vida del barrio.

En Rayo de luz, que atiende a 85 escolares, la jornada del 7 de enero era especial. Los niños de siempre, los que reciben su taza de leche y su cena después de las cinco de la tarde veían cómo llegaban autos y cámaras de fotos y televisión. También veían cómo se arrimaba un carro alegórico lleno de colores y música, símbolo del Plan Ceibal, payasos y los títeres de Ovidio para ofrecer su espectáculo. Después, sería el turno de los juguetes.

Con este evento, se estrenaba de manera oficial una propuesta que IMPO (Impresos y Publicaciones Oficiales) desarrollará durante los meses de verano: la visita a cerca de 100 merenderos del Instituto Nacional de Alimentación (INDA) de todo el país, a razón de dos por días. En cada uno de ellos los niños asistirán al espectáculo y recibirán, además de juguetes, un libro de cuentos que, en la primera etapa, está elaborado por niños que asisten a un club de niños de INAU, y en la segunda contará con relatos de padres de Tranqueras. En total se publicaron cerca de 30.000. «La idea es fomentar la solidaridad, la lectura infantil y otros valores, como la unión entre los niños y los padres», afirmó Alvaro Pérez, director de IMPO.

SIN VERGÜENZAS

Uberfil Monzón, presidente del INDA, insistió en que la propuesta es la «continuación de un trabajo que ya tiene dos años» y cuyo objetivo es «quitarle la vergüenza a la pobreza». Para ello, los merenderos se han transformado en «centros recreativos».

«Estos no tienen que ser merenderos donde los niños vienen para tomar su tacita de leche: tienen que venir a jugar, que es lo que corresponde. Y como todo niño que juega, merienda», dijo Monzón. La movida que se realiza con la colaboración de IMPO busca «dinamizar a todo el barrio» e integrar también a niños que no asisten al merendero, así como a adultos.

«La única forma de derrotar la pobreza es el trabajo», insistió Monzón. «Vale la pena. Hay que hacerlo». Mientras el director del INDA reafirmaba la intención, en el patio de Rayo de luz, niños como Luciano, Carol, Yordan, Junior, Zaira y Brian, entre otros, contaban su experiencia en el merendero. A su lado, Rafael, un amigo que no asiste y tampoco vive en el barrio, los acompañaba.

«Acá vengo todos los días», dijo Carol. Luciano relataba que en el merendero juegan «poco», excepción hecha de «algunos chistecitos», por lo que esperaba con curiosidad el arribo de los títeres.

«En verano escuchamos música y jugamos con las XO, aunque al final te aburrís. Está bueno hacer algo más», dijo uno de los niños. Ese es, precisamente, el fin de esta nueva movida.

Fuente: Diario La República. www.larepublica.com.uy