Ante las críticas surgidas por su designación en el Instituto de Rehabilitación Juvenil (Interj), el padre Mateo Méndez explicó que no es la congregación salesiana la que asumirá el cargo, sino «la persona del padre Mateo» y aseguró que «la congregación no está metida en la diaria». Mientras, sobre las quejas por la eventual propaganda religiosa que su presencia pudiera acarrear, sostuvo: «Me parecería deshonesto hacer proselitismo religioso en el lugar donde estoy trabajando… ¡no lo hago casi ni en mi propia parroquia!» y desafió a que se pregunte a los jóvenes que pasaron por Tacurú «si en algún momento el proyecto les pidió determinado comportamiento religioso».
Emitido el 14 de julio de 2008 por Radio El Espectador.
En los primeros días de agosto, el Padre Mateo Méndez tomará en sus manos el gran hierro caliente del INAU: la conducción del Instituto Técnico de Rehabilitación Juvenil (Interj).
El sacerdote salesiano Mateo Méndez tiene 63 años y es conocido por su gestión de diez años al frente del Movimiento Tacurú, en la zona de Aparicio Saravia, en Montevideo, y desde el 2000 por la obra que lleva adelante en el proyecto Caqueiro de Rivera. En ambos casos, iniciativas destinadas a atender y formar a menores con problemas de conducta y en situaciones económicas muy complejas.
Ahora asume un nuevo desafío, poniéndose al frente de la dependencia del INAU que se ocupa de los menores infractores y en donde han fracasado tantos gobiernos y tantos profesionales.
Si bien hace algunos meses que viene hablándose de su designación, la decisión parece haber avanzado la semana pasada después de contactos entre el gobierno y la congregación salesiana.
Entonces ¿qué condiciones pusieron los salesianos para que el padre Mateo pueda ocupar el cargo?, ¿cuáles van a ser sus prioridades?, ¿se le ha solicitado desde el gobierno una línea de gestión en particular?, ¿cómo manejará la laicidad en su trabajo, por ejemplo, en los hogares de la Colonia Berro? De estos y otros temas vamos a conversar en los próximos minutos con el padre Mateo que todavía se encuentra en Rivera.
Tengo pensado ir a visitarlo en un par de semanas, cuando estemos con el programa allí en Rivera, aunque no sé si lo voy a encontrar ¿nos cruzaremos en el camino?
***
MATEO MÉNDEZ:
No, capaz que hacemos un compás de espera y esperamos que lleguen para encontrarnos aquí.
EC – A propósito ¿cuál es la fecha aproximada de la toma de posesión del cargo?
MM – Yo voy a retornar a Montevideo el próximo miércoles y creo que va a ser un tiempo oportuno como para coordinar un poquito más esto del cargo, firmar contratos y papeles que me parece que son importantes también. Y a partir de allí tendremos ya con mayor claridad la fecha precisa como para poder hacer el cambio con don Carlos Uriarte.
EC – Pero ocurrirá en agosto.
MM – Sí, en agosto.
EC – ¿Y dónde va a vivir?
MM – Vamos a vivir en la comunidad San Isidro de Las Piedras, allí en la plaza, donde hay una comunidad nuestra desde hace muchos años. Y desde ahí nos vamos a trasladar a los lugares que están marcados para trabajar, que son la Colonia y el Promesec, allí por la calle General Flores y Larrañaga.
EC – O sea que esa posibilidad que había circulado de que usted viviera en la propia Colonia Berro no era cierta o quedó descartada. ¿Cómo fue?
MM – Entre las cosas que en un principio se barajaron, había una posibilidad. Pero después la congregación creyó oportuno no crear otra comunidad más, porque al estar allí, estaríamos por lo menos tres viviendo permanente, y en la colonia no está dada la situación como para hacerlo, no se creyó oportuno. Así que fue también un manejo a la interna de la congregación.
Y me parece también que es bueno tomar un poco de distancia del lugar de trabajo, para no mimetizarse. Ese ir y venir va a dar tiempo para la reflexión, para la meditación, para confrontar criterios y evaluar situaciones, no necesariamente siempre adentro del lugar de trabajo. Salir y tomar un poquito de distancia ayuda a evaluar y a mirar con otros ojos la realidad donde uno está trabajando.
EC – ¿Cómo fue que le ofrecieron el cargo?, ¿quién habló con usted?, ¿cuándo?
MM – Esto ya viene de un tiempo atrás. Más allá de lo periodístico, que fue el detonante y puso las cosas más sobre la mesa (en una entrevista de televisión hubo una pregunta que quedó con una respuesta positiva y eso también ayudó a generar las perspectivas), después se fue manejando mucho más a la interna de la gente del gobierno y llegó un momento en que se hizo explícitamente el planteo a través del Ministerio de Desarrollo Social (Mides).
EC – ¿Cuándo ocurrió eso?
MM – Esto ocurrió ya hace un mes y medio.
EC – ¿Y quién fue su interlocutor? ¿fue la propia ministra?
MM – Fue la ministra con el equipo de asesores que tiene allí en el Mides y después también tuvimos los encuentros con Víctor Giorgi, el presidente del INAU. Esos fueron los contactos que fueron consolidando la idea. Cuando hubo Consejo de Ministros en Tranqueras tuvimos una reunión con la ministra y con Víctor, y fuimos mirando el panorama, en que consistía la oferta. Después esto vino un poquito más oficialmente planteado a la congregación con una carta de la ministra que planteaba la posibilidad de que asumiéramos el cargo. A partir de ahí -al oficializarse el pedido- la cosa comenzó a tomar un poco más de forma, a tener mayor madurez y mayor participación de otros actores en la búsqueda de la respuesta con las condiciones que aparecen por ahí, que se comentan.
EC – Cuando recibió el ofrecimiento, ¿cuál fue su primera reacción?, ¿le interesó realmente?, ¿le entusiasmó? Si es que puede entusiasmar una experiencia complicada como esta, ¿cómo fue su respuesta íntima?
MM – Yo creo que sí, que son de esas cosas que uno no las espera, pero cuando le llegan dice, bueno… a esta edad, todavía parecería que uno tiene esa fuerza que le da ganas de comprometer la vida, sobre todo cuando se trata de la gente joven. Más allá de los años, yo creo que hay cosas en los seres humanos que no envejecen nunca y por ahí es donde me apoyé para mirar esta realidad.
Con esto no me considero mejor que nadie, creo que es compartir lo que la historia, la vida y la gente nos ha ido ayudando a madurar, nos ha ido enseñando, y nos ha ido sacando aristas que no siempre son buenas. Y creo que este producto -si se puede llamar de esa manera- que es uno a lo largo de todo este trabajo social, se lo debe mucho a la gente y a los jóvenes. Y me parece que es muy bueno que también se lo podamos devolver.
Así como ellos nos ayudaron a madurar y a descubrir cosas en la vida, creo que también es bueno que haya una devolución de tanta cosa que recibimos, con tantos gestos, acompañamientos y tiempos compartidos con la gente, con los adolescentes, con los niños y los jóvenes en situaciones bien embromadas.
Es que uno se siente casi en deuda después de haber usufructuado tanto las situaciones de ellos y es bueno hacer una devolución. Por ahí venía mi reflexión interior.
EC – Es interesante lo que dice, pero al mismo tiempo es curioso que usted se sienta en deuda cuando está plenamente sumergido en este tipo de realidades y no ha parado de trabajar en estos contextos delicados, primero con Tacurú y ahora con Caqueiro. ¿Cómo es eso de que se siente en deuda?
MM – Porque hay una actitud de crecimiento constante en esto. En esta madurez, uno no puede poner techo a las cosas de la vida, sería como quedarse limitado. Uno descubre siempre cosas nuevas de la gente; las situaciones de los adolescentes y los jóvenes van planteando novedades y uno dice «gracias a que estoy con ellos aquí trabajando he descubierto estas cosas». He descubierto estas situaciones nuevas, algunas muy dolorosas y otras que son muy esperanzadoras, que me llenan de ilusión. Por ahí viene eso del deudor.
Porque estoy siendo ayudado a descubrir cosas nuevas, que si no estuviera con ellos probablemente no conociera. Y al no conocerlas me perdería cosas muy lindas que tienen los jóvenes y los adolescentes de hoy: esa franqueza, esa actitud llana, cercana y cálida que saben tener cuando uno también les devuelve con calidez y con respeto actitudes y gestos, compartiendo con ellos la vida.
EC – Usted lo mencionó hace unos minutos, se ha informado en la prensa en estos días que la congregación salesiana puso condiciones para su participación en este cargo ¿Podemos explicar un poco mejor cómo fue esto?
MM – Siempre que hay una propuesta pueden surgir también las contrapropuestas. Es decir, en las primeras conversaciones fue una cosa como para seguirla trabajando, ahí la intención fue una primera aproximación.
Y en las primeras aproximaciones, en los trabajos, en los proyectos, siempre está eso de que hay que acomodarse a quien le estamos haciendo la propuesta. Y aquí me parece que vienen las particularidades, los perfiles propios de quienes a lo largo de la historia del instituto han ido asumiendo. Creo que Uriarte tiene su perfil…
EC – Uriarte es el actual titular del Interj.
MM – Exacto, Migliorato también ha tenido lo suyo, creo que cada uno de nosotros le da una impronta al trabajo y por ahí vinieron esas condiciones -si se le quiere llamar así-, eso de decir «nosotros podemos asumir, pero aquí hay cosas que son fundamentales».
EC – Acaba de decir nosotros.
MM – En la congregación.
EC – Ese es un punto importante, ¿el gobierno va a nombrar a la persona Mateo Méndez como titular del Interj o va a firmar un convenio con la congregación salesiana para que se haga cargo del Interj?
MM – No, es la persona, eso siempre lo hemos remarcado así: es la persona del padre Mateo. Pero no estoy solo, pertenezco a una comunidad, y esa comunidad no quiere decir «andá solo, te largamos allí», sino «nosotros te vamos a acompañar», «nosotros vamos a ser también un referente para conversar, evaluar, para ayudarte, tirarte una línea y estar contigo para que no sientas que estás solo en este trabajo. Has compartido toda la vida con nosotros, y llegado este momento importante para tu vida y para la comunidad y para los adolescentes con los que vamos a estar trabajando, es lógico que no te dejemos sino que te sigamos acompañando». Por ahí viene el nosotros, no es que la congregación asume en el Interj un rol institucional, sino la persona, y con esa persona vinculada a una comunidad es donde aparece el nosotros.
EC – También se ha hablado de que terminará existiendo un contrato con condiciones para este nombramiento. ¿Este es un contrato también personal?, ¿es el contrato de Interj o INAU con el padre Mateo Méndez?
MM – Así es.
EC – ¿Y qué condiciones van a figurar en ese contrato a partir de las evaluaciones y las contrapropuestas de la congregación salesiana? Por ejemplo, se ha hablado de que su contrato debería ser de un año, ¿eso es así?
MM – No, ese tiempo no lo hemos manejado. Desde el comienzo se habló de no poner un tiempo delimitado, se dijo que se hace un contrato y cualesquiera de las dos partes puede rescindirlo por razones equis. Pero siempre se manejó el tema con mucha amplitud.
Algunos periódicos han planteado si esto va a durar mientras esté el gobierno actual y uno reflexiona: pero si la cosa está funcionando bien ¿tiene que estar supeditada a quien está de turno o esto va a seguir igual? Si está funcionando bien, más allá del gobierno que pueda asumir, no sería bueno.
Pero siempre queda la puerta abierta, yo soy consciente de que si esto sigue dando los frutos esperados, uno dice seguimos, pero alguien puede decir «está todo muy bien, pero se terminó aquí».
EC – O sea que en su espíritu por lo menos está la posibilidad de seguir todo el tiempo que sea necesario, pasando la frontera de un cambio de gobierno si las cosas están marchando de acuerdo a lo que usted estima que puede darse.
MM – Es así.
EC – Otros puntos que parece que estuvieron en esas «negociaciones». Por ejemplo, el tema del personal ¿de qué manera?
MM – Esto lo conversamos en la última reunión con el presidente del INAU y los asesores. En el equipo que trabaja a la interna, el equipo diario, hay libertad de colocar los asesores que crea más necesarios.
EC – ¿Cómo es esto?
MM – Por ejemplo, si necesitamos personas que nos ayuden a seguir revisando los proyectos que tienen los distintos hogares del Interj, puedo llevar personas que me asesoren en los manejos, en el armado y en las evaluaciones de proyectos.
EC – O sea usted va a armar un equipo de colaboradores.
MM – Sí, pero esto no quiere decir que los que están trabajando en los distintos proyectos en este momento dejen de hacerlo. Lo que nosotros hacemos es un seguimiento más de cerca de los proyectos, es decir una especie de «ayudantía» -valga la expresión- para fortalecer los trabajos que se están haciendo.
Donde hay fortaleza, seguimos fortaleciendo; donde pueden aparecer algunas debilidades, ayudamos a corregirlas y nos planteamos por qué se dan y cómo hacer para que eso se pueda transformar.
EC – ¿Cuántos asesores serían?
MM – Pienso que no más de cuatro.
EC – ¿Y serían salesianos?
MM – No, todos son técnicos o profesionales que tienen trabajo ya de experiencia en esto de trabajo con adolescentes. Algunos tienen cursos hechos en la escuela de Trabajo Social del INAU, así que vamos a estar en consonancia con el personal que va a trabajar allí.
EC – ¿Qué mas en cuanto al personal que se desempeña en las dependencias del Interj?
MM – Por ahora lo que tenemos planteado son estas figuras, lo otro merece un acercamiento, una conversación, unas evaluaciones y tomar contacto con la realidad para poder ver en qué medida podemos ir ayudando y fortaleciendo aquello que hay que fortalecer. Y en algunos casos habrá que cambiar un poco el giro, mirar las cosas desde otro lado, acentuar otros aspectos que a lo mejor -por distintas razones- no están contemplados.
Hay que hablar de proyectos en la vida de los adolescentes, de proyectos de los hogares… aunque creo que el tema hogar ya pasó, me parece que se usa una palabra para algunas propuestas que no tienen esas connotaciones y hay que replantearnos algunas palabras que usamos y algunas definiciones que estamos dando que no siempre se ajustan a la realidad.
EC – Pero en cuanto al personal trascendió algo de que aquellos empleados del INAU que puedan no estar a gusto con este nuevo rumbo tienen que tener la libertad de pasar a otras dependencias, ¿eso usted lo ha dicho?
MM – Yo creo que sí, que existe la libertad de que quien ve que no está para embarcarse en proyectos que pueden ser con algunas líneas diferentes, que sientan que ya cumplieron su etapa dentro de esa experiencia de hogares -esto lo hemos hablado- no tienen obligación de quedarse donde no van a estar cómodos. O que ya cumplieron con la tarea, ya hicieron su tiempo, quieren hacer otras experiencias, trabajar en otras dependencias del instituto… creo que existe esa posibilidad real de que nadie se sienta incómodo o incómoda trabajando con la propuesta que nosotros intentamos llevar juntos.
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EC – ¿Qué pasará con los hogares de alta seguridad?
MM – Ese mismo día que estábamos de reuniones, o el día anterior, el presidente del INAU, Víctor Giorgi, anunciaba de que a partir del 1º de agosto comienza a trasladarse la población que está en el Ser -que es quizás uno de los hogares que está más en la mira de la población- y va a ser derivada a otros hogares que están reacondicionándose allí y otros vendrán a algún hogar de Montevideo, buscando los perfiles. Y eso me parece una cosa muy importante: buscar el perfil del adolescente, decir que de acuerdo a tal perfil de este adolescente, este hogar puede ser el que ayude a mejorar su calidad y sus perspectivas de futuro.
EC – Se clausurará el hogar Ser que es el que tenía más problemas, e incluso desde el punto de vista edilicio, de infraestructura. Pero no es el único hogar de alta seguridad, trascendió que ustedes no aceptaban la responsabilidad sobre los hogares de alta seguridad, ¿eso es así?
MM – En la contrapropuesta aparecía el Ser como un lugar un poco cuestionado por la congregación en cuanto a esto. Después, en las conversaciones -esto fue muy importante también-, en las reuniones de un lado y otro lado, con el Ministerio, la congregación se reunió, pensó y evaluó, se conoció un poco más la propuesta, y visto el todo, se creyó que aún teniendo este hogar características muy particulares también nosotros podemos aportar, ayudar; podemos fortalecer aspectos que pueden estar un poco debilitados. Y ahí hubo una gran libertad de parte de la congregación y de parte mía, fue decir «apostemos a que se puede».
EC – O sea que, con respecto a los otros hogares, usted sí va a trabajar.
MM – Sí.
EC – ¿Y el presupuesto? Porque está claro que en estos asuntos la varita mágica no es el dinero, pero también hay mínimos. Entonces ¿qué condiciones pusieron en ese sentido?
MM – Dijimos que uno entiende que la propuesta viene diciendo que lo que se necesite para fortalecer algunos aspectos de la propuesta educativa, va a estar disponible. Esa fue la conversación, no ultimamos demasiados detalles, pero en la globalidad hay una actitud positiva de poder reforzar algunos aspectos que tengan que ver con la tarea.
EC – No hay detalles, pero hay disposición a reforzar el presupuesto del INAU, en particular en el Interj.
MM – Así estuvo planteado. Yo creo que -esto está dicho en algunas entrevistas- si con lo que se invierte en el Interj, o en cualquier hogar del instituto, hay resultados acorde a las inversiones que se están haciendo, entonces ahí puede haber un filón interesante como para poder evaluar.
De todos modos, no es fácil medir, porque también habrá que ver cuáles son los parámetros. Pero creo que no está además hacernos la pregunta.
EC – ¿Usted está ofreciendo que exista un sistema de evaluación de resultados versus presupuesto?
MM – Yo creo que si no lo existe, es bueno que esté. Porque tanto el instituto, como los habitantes de este país queremos saber… Como pasa en cualquier familia, usted invierte para determinados resultados y si la inversión no está dando los resultados que se está esperando, cabe la pregunta: ¿dónde está la debilidad o fragilidad del proyecto que no da un retorno suficiente como lo esperado?
Hay cosas que pueden ser corregidas, cosas que pueden ser reformadas, otras que puede que no se deban seguirse haciendo, otras cosas que se tienen que hacer y no se hicieron, etcétera.
Es bueno que nos hagamos la pregunta y que después hagamos caminito juntos. Esto no se trata de que haya alguien que venga de afuera… somos todos adultos, y con los adultos uno tiene que apostar a la madurez y a la responsabilidad de cada uno en su puesto de trabajo.
EC – Tengo varios mensajes de los oyentes, muchos de ellos muy entusiastas. Por ejemplo, desde la propia Rivera, Ángela dice: «Tú, Mateo, eres un regalo de Dios. La sociedad te dice gracias».
Daniel, de Durazno, señala: «Que bueno que en mi país exista gente como el padre Mateo», y también aparecen quienes están dispuestos a colaborar, como Viviana, que pregunta: «¿cómo podemos hacer los técnicos y profesionales que queremos desinteresadamente colaborar con él, por ejemplo, en asesoramiento en sistemas, procesos y procedimientos?»
¿Va a haber margen para esa participación?
MM – El tema del voluntariado es un tema a trabajar fuertemente. Técnicos, no técnicos, gente que tiene vocación de educador y está dispuesto a invertir tiempos para ayudar a reforzar algunas facetas que pueden ir apareciendo, a fortalecer otras que están encaminadas y arrancar con algunas que es bueno que estén y por distintas razones pueden no estar.
También fue una de las preguntas que hicimos a Víctor Giorgi cuando nos reuníamos en Tranqueras, si había posibilidad para que hubiera tiempo destinado a voluntariado y él me dijo que sí, que no había problema y que eso es cuestión de organizarlo y planificarlo.
EC – O sea, todavía usted no tiene detalles, pero esa posibilidad va a existir.
MM – Yo creo que sí y es bueno que ya la gente vaya sabiendo que va a haber un espacio para el voluntariado que quiera trabajar y hacer aportes de su conocimiento. Hay gente que sabe mucha cosa y que la quiere compartir, y esto no les pasa a todos, porque hay gente que tiene mucho conocimiento y lo tiene para sí, le cuesta compartirlo, porque tiene miedo de perder no sé si puestos de trabajo.
Pero creo que hay otra cosa muy linda en la vida que no es la mera remuneración económica, sino poder compartir los conocimientos, es una cosa estupenda y habla de cosas muy lindas en la interioridad de la persona.
EC – ¿Y qué lugar habrá para la colaboración de empresas privadas? Porque ese es un rubro que usted también llegó a manejar en el caso de Tacurú y en Caqueiro también. ¿En esta etapa del Interj eso cabe?
MM – Creo que sí, la cara social de las empresas tiene que estar también en el camino que vamos a ir recorriendo con los adolescentes. Es muy bueno que haya empresas que puedan decir que cuando haya algún adolescente que está concluyendo su período de… yo no sé si de reeducación, de reinserción… a veces hay términos que son un poco complicados en cuanto a que pueden significar otras cosas.
Pero si el adolescente que está en el proceso de internación en cualesquiera de los hogares del Interj está madurito como para que se pueda insertar en el mundo del trabajo, la pregunta es ¿quiénes están dispuestos [a tomarlo]? Ya hay algunas experiencias que no son necesariamente estatales, porque puede ser que se vaya a UTE, a OSE, a Antel, pero pueden estar las empresas privadas que sean capaces de abrir una puerta, de valorar que este adolescente hizo todo un esfuerzo y todo un camino por reinsertarse otra vez en el entramado social, de donde salió o de donde fue expulsado, o donde fue lastimado o pudo lastimar…
Tenemos la capacidad de ayudar a que esto se pueda reconstruir y eso está dentro de las miras que nos parecen fundamentales: que el adolescente que sale de la propuesta no salga a lo mismo, que no vuelva. Si no vuelve, es un buen signo, pero si vuelve tenemos que plantearnos qué pasa en el sistema que no está haciendo que este adolescente se pueda insertar otra vez al mundo del trabajo, de los estudios, de proyectos de vida.
EC – Además de elogios, la noticia de su designación también ha generado reparos o dudas y me gustaría que también habláramos de eso.
Por ejemplo, entre los mensajes de la audiencia, Beatriz, de la Aguada pregunta: «Si el contrato es con el padre Mateo, ¿por qué la congregación salesiana tiene que meterse? El Estado uruguayo es laico».
Y estas son preocupaciones que también han tenido su correlato a nivel político: la semana pasada la diputada Sandra Echeverry, del Partido Nacional, anunció que va a convocar a las autoridades del INAU para conocer detalles de su designación y lo explicaba en estos términos: «En este gobierno, cuando se habló de la educación en valores en 2005, -que había programas de gobiernos anteriores- lo sacó, porque eso hablaba de que había que reforzar la laicidad y que este programa daba como un bosquejo de que se hablaba de religión. Entonces se apoya en una religión para un problema que no puede resolver el gobierno, porque tenemos un gobierno laico y esto me confunde y me preocupa».
¿Qué responde usted a este tipo de inquietudes?
MM – A Beatriz de la Aguada: la congregación no tiene nada que hacer en la propuesta, no es que la congregación asume el Interj, lo conversábamos hace un rato, entonces esto queda fuera.
EC – Pero por ejemplo este oyente que viene a continuación, José, del Centro, dice: «Increíble. Un poder fáctico le pone condiciones al Estado. Se viola al Estado laico», a propósito de las condiciones que la congregación salesiana puso.
MM – Para lo de Beatriz, la congregación no está metida en la diaria, en la toma de decisiones ni en el manejo de las situaciones que se puedan dar dentro del Interj, la congregación queda por fuera de todo esto y el que asume la responsabilidad soy yo, con una investidura, con una tarea, con una actitud profesional. Pero de ahí a lo otro hay un tramo importante como para diferenciar.
Me parece muy bueno que la audiencia plantee este tipo de cosas, porque ayuda a clarificarnos antes de asumir la tarea, para que después no se susciten comentarios confusos que pueden desvirtuar las propuestas y el trabajo que vayamos haciendo.
EC – También hubo pronunciamientos en este mismo sentido de Pedro Bordaberry, de Vamos Uruguay, quien dijo que fue ingenuo el proceder de la ministra Arismendi por negociar con la congregación salesiana la contratación de Mateo Méndez. «La designación de sacerdotes es ilegal e inconstitucional, ya que los cargos los deben ejercer las personas y no las organizaciones. Si el cura es capaz, si está dispuesto, y si no va a ejercer de cura en el cargo, no veo inconveniente. Lo que me parece que no es correcto es acordar con una congregación la incorporación de un funcionario a la administración» sostuvo Bordaberry.
MM – Por lo otro, por lo que decía Sandra, la diputada Echeverry, creo que en el tema del Estado laico estamos todos de acuerdo, pero no del laicismo, que excluye.
EC – ¿Cuáles son las diferencias? Usted ha manejado estos dos términos en estos días.
MM – El tema de la laicidad es aquello que en la relación con los otros tiene respeto y tolerancia por la postura de los habitantes, que no le inculca qué cosas tienen que hacer o dejar de hacer. El respeto de la libertad de la persona es fundamental en esto de la laicidad, ya que no excluye, sino que incluye y es tolerante y respeta la libertad del otro.
Así que en esto el tema de la laicidad todos compartimos que es así. Ahora, cuando se me dice que estas cosas no se pueden, yo digo «entonces no está la laicidad», se está desvirtuando no solamente la palabra, sino lo que lleva adentro. En esto el presidente, en el 2005, hizo una exposición muy interesante que estaría bueno leer. Lo nombré a él porque es lo más reciente, pero hay trabajos muy interesantes sobre el tema de la laicidad que se pueden leer e informarse un poco más sobre el tema.
Porque cualquier persona pública, cualquier trabajador público, ya sea en el orden político como en el orden educativo, o lo que fuere, yo no sé si es un pastor evangélico. Y si lo es, ¿cuál es el problema? O si pertenece a otro grupo de religión afro descendiente, es una mae o un pae… si es una persona que es honesta y trabaja y hace las cosas bien ¿por qué la laicidad lo deja afuera?
EC – Pero cuando se piensa en un sacerdote al frente del Interj, por ejemplo, lo que alguna gente imagina es a ese sacerdote oficiando misa en dependencias del INAU o predicando entre los jóvenes para que, por ejemplo, si son ateos se incorporen al catolicismo.
MM – Son miradas muy pobres, demasiado reducidas. Además me parecería deshonesto hacer un proselitismo religioso en el lugar donde estoy trabajando… ¡no lo hago casi ni en mi propia parroquia!
Por ejemplo, si viene una persona que tiene un problema de salud o un problema psicológico o emocional, algo que le está condicionando la vida, que no se siente bien, que tiene ganas de suicidarse, yo no le voy a decir » venga, tome este rosario y rece y va a haber que se compone». Me parece sumamente infantil y totalmente fuera de lugar, es una falta de respeto a la persona. Y en esto respeto las opiniones que cuestionan esta designación y digo que está bien que cada uno plantee su inquietud y su preocupación, pero también creo que hay que dejar los espacios para quienes hemos tenido una tarea.
Si a alguien le interesa hacer un sondeo en el movimiento Tacurú, que le pregunte a los adolescentes que han pasado durante estos diez años si en algún momento el proyecto a ellos les pidió y les exigió determinado comportamiento religioso o compromiso religioso con la fe católica. Con eso es suficiente.
Yo respeto que las personas hagan los cuestionamientos y hagan los planteos, me parece muy sano, porque también nos ayuda a nosotros a clarificarnos con la audiencia.
EC – Yendo por ejemplo a las misas. Usted va a oficiar misa en la parroquia de Las Piedras, donde va a residir, no en los hogares del Interj.
MM – Sí. Yo antes de celebrar la misa en los hogares del Interj me voy a preocupar si el gurí comió, si está bien, si está atendido sicológicamente, si está tomando los medicamentos, si tiene un proyecto de vida, si está haciendo deportes, si estudia computación, si terminó la escuela o si es analfabeto, si tiene alguna enfermedad preocupante, a qué familia pertenece, si los amigos lo vienen a visitar, si lo quieren, si lo ayudan, si se siente querido por el educador que tiene, por el responsable del hogar, por el supervisor, si come bien, si duerme bien, hay una cantidad de cosas anteriores …
EC – ¿Pero usted puede llegar a oficiar misa en el Interj?
MM – ¿Si yo tengo pensado? No es por ahí el proyecto que nosotros encaramos desde lo que somos.
EC – Se lo consulto porque está ese debate y es bueno que usted responda preguntas de ese estilo.
MM – Sí, yo creo que hay otras cosas antes y esto nunca va a suceder allí.
EC – De sus experiencias anteriores, de Tacurú y de Caqueiro, ¿qué piensa que puede trasladar a los jóvenes infractores bajo jurisdicción del INAU?
MM – Es fundamental que en los hogares -donde los jóvenes son sujetos y no objetos de proyectos educativos- ellos tomen parte en la elaboración de su propio proyecto de vida y tomen parte importante en ir armando esa cotidiana del hogar. Es decir, no son objetos depositados allí que hay que tolerar, soportar y aguantar hasta que se cumpla el plazo estipulado en que debe estar encerrado, esperando que terminado el plazo se vaya y nos liberamos.
Hay toda una actitud de parte nuestra, una capacidad de escucha, de participación, de opiniones y evaluaciones, que ellos necesariamente deberán hacer, porque es su vida la que está en juego, es su proyecto de vida, su futuro. Y es un futuro que ellos podrán estar viendo con incertidumbre, con perplejidad, con miedo, y nosotros queremos ayudar a que ellos puedan ir elaborando -de a poquito, sin apresuramientos- su propio proyecto de vida; qué quieren ser, qué quieren continuar siendo en este momento, en esta situación que están viviendo y cuáles son las novedades que nosotros podemos aportar para fortalecer las cosas que vienen haciendo.
EC – ¿A usted le llega la sensación que alguna gente tiene de que ese es un lugar «maldito», cargado de conflictos, motines y enfrentamientos entre las autoridades y los funcionarios, con bajo presupuesto, mal estado de los edificios, falta de equipamiento? Usted sabe que allí han fracasado tantos proyectos…
MM – Sí, y capaz que el nuestro es otro proyecto que va a fracasar.
EC – A alguien escuché decir que usted era una especie de último hombre para el Interj.
MM – No, yo creo que en esto hay dos palabritas que son muy importantes, en esto la locura y el amor van juntas, y hay que tener de la dos cosas. Una locura sana -por decirlo de alguna manera- que va más allá de los cálculos a veces fríamente propuestos, y el querer, el sentir pasión por lo que uno hace, sentir pasión para que los adolescentes y los jóvenes puedan salir, puedan liberarse, ser mejores, ser hombres dignos y mujeres dignas de levantar su frente y mirar el futuro con esperanza… eso está rayando casi en la locura, pero también en la pasión de ese amor por los gurises que uno desde siempre ha llevado en el corazón y en la vida.
Y quiera la gente, quieran los educadores, los técnicos, quiera el país que esto lo podamos hacer entre todos y que nadie se cruce de brazos, que nadie se suba al muro para decir «desde arriba del muro voy a mirar cómo están haciendo estas cosas y voy a ir mirando todas las debilidades que esto vaya teniendo porque así, pronto destruimos esto y traemos otro».
Creo que si todos sentimos que podemos aportar un granito de trigo en esta siembra estupenda, que es sembrar en la vida de los adolescentes la esperanza y la alegría de que ellos pueden ser hombres y mujeres dignos y dignas de formar parte de este pueblo, creo que eso cambia la mirada y cambia las ganas de querer hacer cosas nuevas… y les cambia a ellos la vida a ellos, y si les cambia la vida a ellos, también nos cambia la vida a nosotros.
Fuente: Radio El Espectador. http://www.espectador.com
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