El Centro Cultural de España (Rincón 629) rendirá homenaje póstumo a Mario Benedetti este miércoles 20 de mayo a las 16 horas. Participarán el intendente Ricardo Ehrlich, el director nacional de Cultura, Hugo Achugar, el director municipal de Cultura, Mauricio Rosencof, y la directora del CCE, Hortensia Campanella. Recuerde pasajes de Benedetti por la Universidad. 

Mario Benedetti, Doctor Honoris Causa de la Universidad de la República (2004) y uno de los escritores uruguayos más reconocidos, falleció el domingo a los 88 años, tras una carrera literaria de seis décadas. «El dolor se dice callando», resumió el escritor Eduardo Galeano.

Doctor Honoris Causa de la Universidad de la República

 

Mario Benedetti recibió el Doctorado Honoris Causa de la Universidad de la República el 22 de marzo de 2004. Se trató del cuarto Doctorado recibido pero este tuvo un valor especial. «En los últimos años he recibido doctorados en tres universidades muy queridas para mí: Alicante, Valladolid y La Habana, pero este honor, que ahora me otorgan, viene de (esta) Universidad que es como decir el corazón de mi país y pasa a ser el huésped de mi propio corazón», dijo Benedetti en su discurso.

Según recordó el escritor -en la foto junto a la escritora Sylvia Lago al recibir el título-, antes del exilio se desempeñó como taquígrafo y secretario de actas de los consejos de las facultades de Química y de Humanidades, ganó un concurso como director del Departamento de Literatura Hispanoamericana de la Facultad de Humanidades, fue elegido miembro del Consejo de esa facultad y posteriormente integrante, en nombre de Humanidades, del Claustro Universitario, puesto que nunca llegó a ocupar porque lo impidió la dictadura militar.

 

El agradecimiento de Benedetti

«Sólo unas palabras para decir gracias. Al señor rector y en su nombre a esta universidad que después de todo es la mía; y también a Sylvia Lago por su generosa y lúcida aproximación a mi obra.

En los últimos años he recibido doctorados en tres universidades muy queridas para mí: Alicante, Valladolid y La Habana, pero este honor que ahora me otorgan viene de una universidad que es como decir el corazón de mi país y pasa a ser el huésped de mi propio corazón.

Mi tránsito universitario tuvo que ver sobre todo con dos facetas muy diversas, ambas vinculadas a la Facultad de Humanidades. Una de las profesiones con la que durante varios años me gané la vida fue la de taquígrafo, y con otro colega, mi entrañable amigo Mario Jaunarena, hoy desaparecido, formamos un equipo que atendía, por estricto concurso, a los consejos universitarios. En ese campo me tocó desempeñar durante un buen lapso la labor de taquígrafo y secretario de actas en el Consejo de la Facultad de Humanidades. Varios años después gané un concurso como director del Departamento de Literatura Hispanoamericana en la misma facultad, y más tarde fui elegido miembro del Consejo. O sea que primero taquígrafo y después consejero. Una silla enfrente de otra, y también una visión distinta de otra.

Posteriormente el profesor Arturo Ardao y yo fuimos elegidos, por unanimidad de la Asamblea, como integrantes del Claustro Universitario, pero nunca llegamos a ocupar esos cargos porque lo impidió la dictadura militar, yo creo que como una muestra de su claustrofobia.

Aparte de mi pasaje estrictamente profesional por Humanidades, hice allí muy buenas amistades, organicé varios seminarios durante los cuales enseñé y sobre todo aprendí, convocando a los más destacados narradores y poetas de este Uruguay único y siempre cambiante. Después vino desgraciadamente el exilio.

Aclaro que si menciono este historial no es para vanagloriarme de él, sino para que le haga modesta compañía a este honor que no sé si merezco, pero que viene a alegrar mi sobrevida».

Bagatelas de Benedetti, leídas por el autor durante el acto

Las hormigas trabajan sin cesar

porque no tienen sindicato.

***

Mis alergias son pocas pero respetables.

Soy alérgico a la nuez,

a las polvaredas,

a la hipocresía

y al presidente Bush.

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Ninguna guerra empieza mientras la religión no la bendice.

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Lo mejor que le puede ocurrir a un cura es cometer adulterio con una monja.

Que esté buena, claro.

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Los extremos se tocan,

sobre todo con las extremas.

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No hay Marx que por bien no venga.

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En el velorio del millonario,

los deudos lloran a carcajadas.

 

Doctor Honoris Causa de la Universidad Nacional de Córdoba

El 18 de diciembre pasado la Universidad Nacional de Córdoba entregó el título de Doctor Honoris Causa que confirió a Mario Benedetti en una ceremonia en la Sala Maggiolo. El escritor evitaba las comparecencias públicas y agradeció la distinción pero encomendó al rector de la Universidad de la República, Rodrigo Arocena, que la recibiera.

«La UNC ha decidido que Mario Benedetti honre su casa formando parte de sus 400 años de historia, desde ahora y para siempre», dijo la subsecretaria de Cultura de la Sección de Extensión Universitaria, Patricia Cóppola. Entre las múltiples razones que la UNC evaluó para otorgar el título se encuentra «haber contribuido de manera relevante a la construcción de la historia cultural de nuestros países latinoamericanos».

En el acto participaron, entre otros, el ex ministro de Educación y Cultura, Jorge Brovetto, el secretario ejecutivo de la Asociación de Universidades Grupo Montevideo, Rafael Guarga, los escritores Sylvia Lagos y Wilfredo Penco, y el cantautor Daniel Viglietti.

En su discurso, Cóppola dijo que hablar de Mario Benedetti «es hablar de un intelectual coherente y comprometido con su tiempo, de lo que dan cuenta tanto su vida como su obra. Y esta circunstancia -el respaldo vital de la obra literaria-, es sin duda una de sus características constitutivas, ya que para él, el escritor debe enfrentar una doble responsabilidad: la artística, es decir el compromiso con la calidad estética de la obra e, inseparablemente, el compromiso con los otros, con los desposeídos de siempre, lo que reafirma con versos tales como:

me consta y sé

nunca lo olvido

que mi destino fértil voluntario

es convertirme en ojos boca manos

para otras manos bocas y miradas.

 

Según Cóppola, «relacionar a Mario Benedetti con la idea de ‘compromiso’ es ineludible, idea que adquiere en él un profundo significado moral y político, el que se asocia de forma recurrente con el deprecio al engaño, a la hipocresía, a la frivolidad -tanto oficial como individual-, y, en contrapartida, se expresa valorando la autenticidad y defendiendo la alegría profunda basada en los milagros de la amistad y del amor».

 

En Benedetti estos valores «se aplican no sólo a lo político y social sino también (o sobre todo) a la intimidad del ser humano. Así, su poesía de amor se entremezcla con el trasfondo político. Según expresa el propio Benedetti: Hay que aventar cierta mentirosa imagen que suele presentar al luchador político como un ser tan riguroso en su disciplina, que es incapaz de amar como cualquier hijo de vecina, e incluso a la hija del vecino, sobre todo si está bien de piernas e ideología. El amor no es un artículo suntuario, sino una necesidad vital del ser humano …»

Exactamente un año antes, el 18 de diciembre de 2007, Benedetti había comparecido en el Paraninfo para recibir la orden «Francisco de Miranda» de manos del presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Hugo Chávez. El acto fue organizado por el PIT-CNT y otras organizaciones sociales y de derechos humanos en el marco de una cumbre de presidentes del Mercosur en Montevideo.

El País de la Cola de Paja

Exiliado durante la dictadura uruguaya (1973-1985), el escritor residió en Argentina, Perú, Cuba y España, regresó a Uruguay con la restauración democrática y desde entonces residió alternadamente en Madrid y Montevideo hasta la muerte de su esposa, Luz López Alegre, con quien contrajo matrimonio en 1946.

Luz, a quien conocía de niña, fue su gran amor y compañera de vida. «Tardé seis años en decírselo y ella un minuto y medio en aceptarlo», contó alguna vez Benedetti, quien además explicó que «casarse con alguien que lleva la luz y la alegría en su nombre parece una buena inversión».

Tras el fallecimiento de su esposa en abril de 2006, Benedetti se instaló definitivamente en Montevideo, luego de donar parte de su biblioteca personal al Centro de Estudios Iberoamericanos Mario Benedetti de la Universidad de Alicante (España).

El 8 de junio de 2006 la revista RumbosUR le propuso releer El país de la cola de paja -la revelación de «la crisis moral más grave de nuestra breve historia como nación»-, de cuya publicación se cumplen 50 años en 2009. Benedetti accedió y reconoció tener «esperanzas que no tenía en esa época».

Fuente: Universidad de la República. http://www.universidad.edu.uy