A nivel del Instituto del Niño y del Adolescente del Uruguay (INAU) se está procesando una serie de cambios y avanzando en materia de salud mental, especialmente en aquellos niños que ingresan a las clínicas psiquiátricas y permanecen en ellas por más tiempo del necesario.
¿De qué se trata? ¿Cómo ha sido posible?
En su presentación el lunes 19 de setiembre en la Comisión de Presupuesto integrada con Hacienda del Senado que analiza el proyecto de Rendición de Cuentas, el presidente del INAU, Pablo Abdala se refirió al tema, en donde uno de los elementos innovadores lo constituye la figura del acompañamiento terapéutico.
“Quisiera hacer un breve comentario en lo que tiene que ver con la salud mental, que es parte muy importante del sistema de protección –por supuesto– porque tiene que ver con la protección especializada”, dijo Abdala.
Con relación a esto, agregó que “el país viene procesando un cambio de paradigma y está transitando algo que está definido más claramente en la ley que en la realidad de las cosas. Más allá de lo que la ley establezca, trasladar eso al plano de los hechos siempre es bastante más desafiante, pero estamos en medio de un proceso que tiende a que se produzca el tránsito del viejo modelo terapéutico y biomédico a una atención y respuesta en materia de salud mental caracterizada fundamentalmente por una visión socioeducativa. Inexorablemente, lo terapéutico está presente, pero la respuesta social y socioeducativa debe ser cada vez más importante y es en ese sentido en el que venimos, sin duda, caminando”.
Recordó que “la Institución Nacional de Derechos Humanos realizó un censo, un relevamiento de los centros de salud mental en el año 2019, que fue presentado y ampliamente difundido y discutido en los años sucesivos, particularmente, el año pasado, denominado La infancia que no queremos ver. Colaboramos mucho con la Institución en la realización de esa indagación y lo hicimos, sobre todo, en las etapas posteriores. Creo que hubo un intercambio institucional muy saludable en cuanto a seguir dando pasos en la dirección correcta, que es la que mencioné”.
Por otra parte, “se trata de un proceso que no iniciamos nosotros. En esto quiero reivindicar el concepto de la continuidad y las líneas de actuación que atraviesan a las distintas Administraciones. Lo cierto es que hoy, en el sistema de protección de niños que están en el área de salud mental, cada uno de ellos tiene un plan individualizado con relación a su propia circunstancia. El directorio que yo presido hace pocos meses aprobó un documento muy relevante sobre todo en la perspectiva de los derechos humanos, que es el del consentimiento informado: la necesidad de que esos niños y adolescentes sean informados de la realidad en la que están inmersos y den su consentimiento, por supuesto, hasta dónde su capacidad, sus facultades y su propia realidad lo permita”.
Por tanto, indicó, “son ellos o sus representantes los que claramente deben estar debidamente notificados de la situación en la que se encuentran y, en consecuencia, prestar su consentimiento a ese respecto”.
Sobre denuncias
El titular del INAU dio a conocer que “hemos mejorado todos los procedimientos asociados a las denuncias vinculadas con vulneraciones de derechos por parte de distintos efectores o actores de salud en convenio con el INAU en lo que refiere a la atención de la salud mental. La supervisión en esa dirección está actuando, al mismo tiempo, con mucho compromiso y celo en cuanto a fiscalizar y controlar que las prestaciones se cumplan de acuerdo a los protocolos y en el marco de la perspectiva de derechos”.
Al respecto, “hemos tomado medidas que no dudaría en catalogar de transformadoras en cuanto a que marcaron un antes y un después, fundamentalmente en una perspectiva que nos preocupaba y que nos sigue preocupando mucho porque no la hemos superado completamente. Me refiero a aquellos niños que ingresan a las clínicas psiquiátricas y permanecen en ellas por más tiempo del necesario y que, por lo tanto, están allí incluso cuando se les da el alta médica porque ya cumplieron el tratamiento para el cual ingresaron.
Sin duda, por definición, “esto es vulneratorio de los derechos humanos. Hemos venido cortando significativamente esos tiempos y, repito, no nos ponemos autocomplacientes por la sencilla razón de que no es un tema totalmente superado, pero el promedio de permanencia en las clínicas, más allá del alta, ha ido mejorando de manera sostenida”.
Abdala fundamentó: “¿Cómo lo hicimos? Con todo lo que dije antes y, además, con la incorporación de la figura del acompañante terapéutico; tomamos esa decisión de introducir un cambio cualitativo y cuantitativo en la atención. La permanencia más allá del alta está directamente vinculada a la circunstancia de que los niños que se encuentran en el área de salud mental, en la interface del ingreso o del egreso de las clínicas psiquiátricas –cuando van o vuelven a sus casas o al centro de veinticuatro horas del INAU en el cual residen–, es común que por sus propias circunstancias sufran descompensaciones y, por lo tanto, situaciones de crisis. De manera resignada, muchas veces la tendencia ha sido mantenerlos en las clínicas para que eso no suceda, mortificándolos y en una situación clara de vulneración de sus derechos y de los derechos humanos”.
El jerarca manifestó que “en un principio aprobamos la introducción de 30 acompañantes terapéuticos, pero ahora se han duplicado. Hemos contratado o resuelto la ampliación de 30 cupos más para la figura del acompañante terapéutico, lo cual ha sido determinante a la hora de mejorar esta respuesta.
“Adicionalmente a esto hemos agregado –está en pleno proceso de licitación– la apertura de otro centro de veinticuatro horas, en ese caso, especializado en salud mental, a los efectos de que esos mismos niños, en esa misma circunstancia, cuando se encuentran en ese tránsito, antes o después del ingreso a las clínicas psiquiátricas, puedan pasar esa etapa intermedia en un régimen de breve estadía con los acompañantes en un centro especializado. La vinculación o la desvinculación repentinas de esos niños del tratamiento en las clínicas psiquiátricas del centro veinticuatro horas, que comparten con otros niños que se encuentran en una condición diferente, obviamente muchas veces genera situaciones de crisis y descompensación a las que me referí anteriormente”, sostuvo.
Hacia el Mides
Asimismo, Abdala también aludió a otra situación vinculada al organismo y de la cual ahora se hará cargo el Mides. “Como informamos al Parlamento oportunamente, firmamos un convenio con el Ministerio de Desarrollo Social para el traspaso de la atención de los adultos con problema o, mejor dicho, con la condición –digámoslo en términos correcto– de salud mental a los efectos de que sea el Mides quien hacia el futuro atienda a estas personas, a estos compatriotas, y no el INAU, que es el instituto del niño”.
En la actualidad, “el INAU tiene a su cargo el cuidado de aproximadamente 540 personas mayores de dieciocho años, incluso algunos de ellos son personas grandes, hombres y mujeres, ya con muchos años, que han ido permaneciendo en el sistema. Ingresaron al instituto siendo niños o adolescentes, pero al cumplir los 18 años, amén de la condición vinculada a la salud mental que los caracteriza, no tuvieron la posibilidad de que alguien se hiciera cargo de ellos fuera del sistema. Obviamente el Estado, en este caso a través del INAU, prolongó y mantuvo su atención, pero está claro que desde el punto de vista de la competencia el Mides es el organismo que debe hacerse cargo de esta atención, y eso lo hemos convenido y acordado con el ministro Lema”.
Al respecto, “el año pasado firmamos un convenio y puedo anunciar –porque así está dispuesto– que en los próximos días se hará el primer traspaso a un centro de veinticuatro horas que atiende a adultos con distintas formas de discapacidad o circunstancias asociadas a la salud mental. Esta persona será trasladada del INAU a un centro del Mides en la zona del litoral, particularmente en el departamento de Paysandú y antes de fin de año se harán dos traspasos más”.
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