La Asociación Regional de Empresas de Petróleo y Gas Natural en Latinoamérica y el Caribe (ARPEL) y ANCAP organizaron un evento sobre los “Desafíos de las transiciones energéticas” en el que la ministra Azucena Arbeleche detalló las acciones concretas que viene tomando el gobierno para enfrentar el cambio climático e hizo hincapié en que Uruguay debe aprovechar las oportunidades para potenciar los avances tecnológicos e innovaciones financieras que generen inversión y empleo de alta calidad para mejorar la calidad de vida de los ciudadanos.
Además de la ministra Arbeleche, participaron los ministros de Industria, Energía y Minería, Omar Paganini; de Ambiente, Robert Bouvier; así como autoridades de ANCAP y ARPEL, y también de empresas extranjeras del sector.
Durante el encuentro distintos ejecutivos del sector energético disertaron acerca del proceso y cambio de la matriz energética mundial, así como del rol de las empresas de petróleo y gas en las transiciones energéticas, el factor climático y el financiamiento y marco regulatorio, entre otros tópicos.
Al comienzo de la actividad, la ministra Azucena Arbeleche enmarcó la situación global expresando que “el mundo está atravesando un nuevo un paradigma, en la forma en que se hacen los negocios, en la forma en que funcionan la finanzas y que cada vez más las personas y por personas entiendo los clientes, los proveedores, los consumidores exigen más y más que el producto que están demandando sea responsable ambientalmente y socialmente. O sea, hay una concientización de la importancia de la sostenibilidad tanto ambiental como social, de gobernanza en general, y eso se traslada en demandas concretas”, dijo.
Arbeleche agregó que “por eso decimos que estamos enfrentando un nuevo paradigma en la forma en que las empresas, en que los países comercializan entre sí, en la forma en que se invierte, los flujos financieros hacia dónde van y cómo se da ese crecimiento, esa producción de bienes y servicios”.
La ministra observó que el factor ambiental, el primero de los factores ESG (ambientales, sociales y de gobernanza), “es donde vemos la mayor velocidad en el cambio del paradigma”. “Cuando me refiero a un producto o a un servicio quiero ver qué huella de carbono hay atrás de ese producto, cuál es el impacto que ese producto ha tenido en la conservación de la naturaleza, en el cuidado de los activos naturales que tiene cada uno de esos países. Y dentro de este cambio de paradigma la transición energética juega un rol central porque tiene un impacto en toda esta nueva forma de concebir los negocios”, afirmó.
Arbeleche destacó la posición de Uruguay en términos de ESG. “En términos más genéricos ESG, si vemos el indicador que tiene JP Morgan de 61 países, Uruguay está en el número cuatro con su evaluación completa en los tres factores y obviamente que esa buena posición en términos de ESG tiene un impacto positivo en el mercado de capitales, el financiamiento y en el comercio”, comentó.
En el mercado de capitales las calificadoras de riesgo cada vez incorporan más en su metodología -de forma cada vez más explícita- también lo que es la evaluación de los factores ESG. La secretaria de Estado subrayó que “hoy Uruguay, gracias a esta posición responsable ambientalmente, en los factores ESG, junto a su prudencia en políticas macroeconómicas, tiene su nota crediticia más alta de su historia”. Y también tiene “el menor spread crediticio en los mercados de valores”, remarcó. La diferencia de la tasa de interés con respecto a su referente de Estados Unidos, es la más baja de Latinoamérica. Y agregó que “de ahí también hay una demanda de inversores por el crédito uruguayo en donde están incorporado estos elementos”.
La ministra continuó expresando que “en lo que tiene que ver con la producción y el comercio también la responsabilidad ambiental y los atributos ambientales certificados le dan a Uruguay una oportunidad para tener un factor competitivo positivo. Si hasta ahora el tamaño de Uruguay y la distancia, la ubicación de Uruguay, podían ser atributos negativos para el comercio, el incorporar los aspectos ambientales le da una competitividad mayor al país y le permite que se inserte en las cadenas de comercio internacional de una forma mucho mejor”, es decir que accede a mejores precios o a mejores mercados.
“Así como hoy para exportar carne necesitamos el sellito de libre de aftosa, dentro de muy poco vamos a necesitar el sello de libre de deforestación”, dijo Arbeleche. “La conservación del bosque nativo va a ser un atributo que nos van a pedir nuestros mercados y hoy ya y cada vez más para adelante Europa está analizando del producto que compra cuánto impacto de gases de efecto invernadero tiene; me refiero al mecanismo de ajuste de carbono en frontera”. “Como hacedor de política económica, uno tiene la responsabilidad de mirar para adelante y adelantarse a esos tiempos”, comentó la ministra, que agregó que Uruguay “tiene una enorme oportunidad de diferenciarse por la posición líder que está teniendo en el tema ambiental”.
Analizando qué es lo que está haciendo en concreto, “la política económica para llevarnos a esta situación y para lograr seguir avanzando en los compromisos ambientales”, Arbeleche indicó que en primer lugar en la Ley de Presupuesto Nacional se colocó un artículo, el 533, donde “incorporábamos la política ambiental en la política económica. Ya no es Ministerio de Ambiente y Ministerio de Economía, sino que se internaliza la política ambiental en la política económica. El efecto climático, la adaptación y la mitigación del cambio climático, la reducción de los gases de efecto invernadero, la conservación de la naturaleza están dentro de lo que es el diseño de la política económica, de lo que es la planificación de las políticas públicas”. En qué se traduce esto, se preguntó. Y dijo que “eso fue el puntapié para iniciar una serie de pasos concretos: para motivar al sector privado -porque al final del día básicamente es el sector privado el que nos va a permitir avanzar en este sentido- y con respecto al gobierno”.
“Con respecto a al sector privado, el la enorme herramienta que tiene el gobierno es la de poner incentivos o penalidades económicas para que la decisión privada internalice el tema ambiental y eso es lo que hemos hecho. A partir de la COP26, donde por primera vez participó el Ministerio de Economía, donde hubo una enorme participación de los ministros de Economía es donde aparece lo económico como herramienta para incentivar y apoyar en esta transición. En materia fiscal, para ir a ejemplos concretos, hemos cambiado parte del Imesi en las en las naftas por un impuesto relacionado con la emisión de dióxido de carbono relacionado con la combustión. Este impuesto es aproximadamente de 150 dólares por tonelada y es de los mayores del mundo, quizás es el impuesto de dióxido de carbono por tonelada emitida más alto del mundo. También hemos modificado el impuesto específico que se aplica a los vehículos eléctricos y a los vehículos eléctricos híbridos. El ministro de Industria mencionaba claramente el desafío que tenemos en el tema movilidad y a partir del 1 de enero de este año en los vehículos 0 km están exentos de pagar este impuesto específico interno. También a nivel de de la Comisión de Promoción de Inversiones, donde tenemos una cantidad de indicadores para evaluar los proyectos y darles determinado puntaje para acceder a beneficios fiscales, se han incorporado cada vez más las tecnologías limpias y el encare del tema ambiental en las inversiones. Obviamente que todos todas estas políticas que he mencionado como ejemplos tienen costos. Es fundamental que desde el Ministerio de Economía se midan los costos. Los recursos que tenemos, los dineros de los uruguayos, de los contribuyentes son limitados y en un contexto, además, de un gobierno que baja impuestos y que la solución no es aumentar impuestos para dar esta respuesta, entonces hay que ser muy cuidadosos con la política que se elige. Políticas sectoriales que diseñan los ministerios, pero que desde Economía tenemos que elegir la que sea mayor costo-efectiva y también por un tema de justicia intergeneracional. En Economía tenemos un modelo de impacto macroeconómico en donde medimos las distintas opciones, qué impacto tienen términos de costo y qué impacto tienen en materia económica los compromisos del Acuerdo de París”, dijo la ministra.
Acerca del mercado global, la ministra señaló que “Uruguay se encuentra en este momento en la frontera de lo que se está haciendo en materia de finanzas sostenibles. De un financiamiento que está relacionado al comportamiento ambiental del país y la misma idea se puede obviamente replicar y esperemos que así sea a nivel del financiamiento del sector privado”.
“La idea es muy sencilla: cuánto contribuye cada país con el ambiente, cuánto contribuye cada país con lo que los economistas llamamos con este bien público global. Si los distintos países contribuimos de manera distinta en la provisión de este bien público global, el costo de financiamiento debería de ser distinto. Es decir, hay que reconocer y beneficiar a aquellos países que tenemos un comportamiento ambiental más positivo. Basado en esa idea muy simple a fines del año pasado el Gobierno, en un trabajo conjunto del Ministerio de Ambiente, del Ministerio de Industria, del Ministerio de Ganadería, de la Cancillería y del Ministerio de Economía, emitió en los mercados de capitales un bono cuya tasa de interés está atada a dos indicadores ambientales que fueron tomados de las NDC1 del Acuerdo de París. Si Uruguay llega a esos indicadores tiene que pagar una tasa de interés menor, es beneficiado en ese instrumento. Si por el contrario Uruguay no llega a los compromisos elegidos es penalizado y paga una tasa de interés mayor”, explicó Arbeleche.
“Es la primera vez que tenemos en el mundo un instrumento con un cupón que puede ir hacia arriba o hacia abajo de acuerdo a su comportamiento ambiental y tenemos aquí una consecuencia directa de las NDC del Acuerdo de París”, dijo.
“Hasta ahora quien no cumplía los compromisos de París no tenía una consecuencia directa. En la misma línea Uruguay está trabajando con el Banco Mundial para que los préstamos que otorgue el Banco Mundial y lo digo en plural porque lo estábamos trabajando para el caso uruguayo, con la idea que sea escalable, la tasa de interés de ese préstamo también asociado a indicadores alineados al Acuerdo de París con la diferencia de que no hay una penalización, sino que hay un beneficio, una menor tasa de interés, cuando se cumplen los objetivos que se elijan”, expresó.
La ministra Arbeleche destacó luego que “ahí hay una discusión bien importante acerca de quién financia la baja en la tasa de interés. Entendemos que no tiene que ser el Banco Mundial porque todos los países somos accionistas y eso quiere decir que todos los países tendrían que estar financiando el beneficio que recibe Uruguay. Nuestra inclinación y lo que estamos proponiendo es que sean los países desarrollados, que más han contaminado, y esto no no es una visión solamente de Uruguay sino es una visión que las propias Naciones Unidas en su evaluación habla de la responsabilidad compartida pero diferenciando la contribución que han hecho los distintos países en términos de gases de efecto invernadero. La propuesta es entonces, y creemos que es una oportunidad para los países desarrollados para dar estos recursos concretos para financiar la baja de tasa de interés, para el caso uruguayo, pero realmente a nivel internacional, creemos que es una oportunidad para que los países puedan cumplir los compromisos que han asumido”, sentenció la ministra.
“Concluyendo entonces, el mundo está enfrentando paradigma en el tema ambiental, Uruguay no puede quedarse atrás, no podemos aislarnos. Por el contrario, entendemos que tenemos una gran oportunidad, que estamos en una muy buena situación, cómo hemos venido internalizando la política ambiental en la política económica, cómo hemos medido las políticas de manera de ser costo-efectivas y cómo hemos aportado instrumentos concretos como los que he mencionado”, dijo.
Y para concluir Arbeleche agregó que “entendemos que la mitigación y la adaptación del cambio climático, esta transición que estamos recorriendo, no solamente implica mitigar riesgos sino también se trata de aprovechar oportunidades. Para Uruguay esta transición es una gran oportunidad y se requiere un esfuerzo colectivo del sector privado, del sector público, de la academia, de los que están en la cancha, de todos juntos para venir con ideas innovadoras, con avances tecnológicos y con innovaciones financieras que realmente nos den oportunidades en términos de inversión y en términos de mayor empleo y de mayor calidad. Y de esta manera estamos contribuyendo para el bienestar de nuestros ciudadanos, tanto en lo ambiental como en lo que hace a mejor y mayor empleo para ellos”.