por Marcelo Márquez.
“Para un blanco, nada mejor que otro blanco”, es un santo y seña que refleja las mejores tradiciones de unidad partidaria de la colectividad de Manuel Oribe.
Pero ¿qué podría superar a modo de reconocimiento personal, luego de este camino terrenal que todos los inmortales transitamos?
Para los blancos, la comunidad espiritual hecha partido más añeja del mundo, quizás y sin quizás, no hay mejor reconocimiento en saber que su compromiso y su militancia no han sido en vano, y que hoy, las banderas de la libertad son levantadas “hacia el porvenir” por la “juventud radiante” dando “todo por la patria, pensamiento y sangre de ideal”, como los guía la Marcha de Tres Árboles.
Y por ello es que hoy Virginia Fros, pero también todos los blancos, deben estar emotivos desde los poros, con el corazón henchido, pero orgullosos en la acepción más noble, al conocer que el próximo Congreso Nacional de Jóvenes llevará el nombre de la querida, porque por donde transitó se hizo querer, Virginia.
“Son nuestras banderas
metas del honor,
en la escuela y en los campos,
y el taller,
se forjaron las legiones
del deber,
y orgullosas van, soberbias en su afán,
augurando la victoria del Partido Nacional”.
Victoria del Partido Nacional que trasciende lo electoral, aunque lo incluye. Es la victoria por la libertad en toda su expresión.
Como bien expresó días atrás, el referente de la Lista 15 de Rivera, el subsecretario de Ambiente, Gerardo Amarilla, compañero de ruta en la militancia: el reconocimiento a Virginia “no es porque era famosa, el reconocimiento es porque era muy conocida, y sobre todo, querida”.
Y agregó Amarilla que Virginia se destacó “por ese carácter sonriente y humilde que siempre hizo gala, y ella se auto definía como una militante de a pie”.
Hacen muy bien los jóvenes blancos en reconocer su figura, y quiere la providencia que el mismo se lleve a cabo en las tierras de Melo, de Cerro Largo.
Cuando el 4 de marzo se inicie la actividad, estará presente el Himno Nacional, la Marcha de Tres Árboles, pero también el legado de Virginia Fros, de su compromiso como mujer rural y el apoyo a distintos emprendimientos, en la defensa del trabajo, en su anteproyecto sobre Mediación, valorado desde distintos puntos de la academia y también con el respaldo de la Vicepresidenta de la República, Beatriz Argimón, y su justo y reconocido homenaje en su proyecto –y posterior ley- del Día del Esquilador, y podríamos seguir en muchas acciones, en algunas ocasiones tendiendo la mano de forma anónima porque por sus convicciones cristianas estaba asumido que ese era su obrar correcto.
Cuando los jóvenes nacionalistas discutan, elaboren, propongan, elijan autoridades, saldrán nuevamente…
“Firmes en la lucha: ¡Vivir es combatir!,
con la fiereza de vencer
y en el anhelo de imponer
nuestra divisa al porvenir”…
No estarán solos: en los cielos arachanes, allí estarán, Oribe, Herrera, Wilson, Aparicio, Larrañaga, Carlos Julio, y también Virginia, cabalgando con su poncho por la patria celestial.
Y cuando quizás aparezca una duda, y sea necesario nuevas fuerzas para continuar hacia la meta, la respuesta esté en el cielo, como con la presencia del General:
“Aparicio, Aparicio
te estoy buscando
¿Dónde estás, general
de poncho blanco?
Andarás por el cielo
naides lo dude.
Tu alma se vuelto sol;
tu poncho, nube”.