Las apreciaciones de Labat fueron efectuadas el miércoles 6 en la Comisión de Presupuesto integrada con Hacienda de la Cámara de Representantes, junto a las autoridades del Ministerio de Economía y Finanzas, de la Oficina de Planeamiento y Presupuesto, y del Banco Central del Uruguay.
“Voy a decir unas breves palabras sobre la política monetaria y la inflación, básicamente, pasando por el comportamiento que ha tenido la inflación en estos tiempos y el marco general de la política monetaria que venimos implementando desde el año 2020. Voy a empezar por el dato actual de la inflación. Hoy tenemos una inflación que está estable, pero a niveles elevados, básicamente, en los mismos niveles desde marzo de este año, pero está a niveles que consideramos elevados”, dijo Labat.
Agregó que “durante 2021, la inflación tuvo una tendencia descendente hasta mayo, llegando a estar 6,6% dentro del rango objetivo, como puede verse en la línea azul de la gráfica que aparece en la transparencia. A partir de mayo, esta tendencia a la baja de la inflación se revirtió, básicamente por dos aspectos de ese momento, que fueron la suba de los precios de los commodities y mayores presiones cambiarias, todo esto en un contexto de presiones inflacionarias a nivel global causadas por el encarecimiento de la energía, problemas en las cadenas de abastecimiento, por el congestionamiento de los puertos, etcétera, etcétera. Esa tendencia se mantuvo durante el 2021 y, finalmente, la inflación cerró en 7,96 %, tendencia que además ha seguido subiendo durante el 2022 hasta marzo, volviéndose estable desde marzo hasta aquí, estando entre 9,4 % y 9,3 %, que es el último dato. Básicamente, ese comportamiento poco a poco se va dando en los distintos rubros”.
El jerarca indicó que “a partir de los datos del Instituto Nacional de Estadística uno puede separar lo que es la inflación de bienes transables y no transables; hay una tendencia un poquito mayor de los transables que de los no transables, pero tendiendo a converger en ambos casos en estos momentos”.
Labat sostuvo que “esta tendencia de la inflación fuera del rango, porque la política monetaria hoy en Uruguay tiene un rango objetivo entre 3% y 6% ‑claramente, el diagnóstico es que la principal causa es debida a los shocks externos‑, nos lleva a esta gráfica a través de la cual quiero mostrar dónde estábamos en el 2020. Allí se ve claramente que Uruguay tenía una inflación muy parecida a la que hoy tenemos, pero bastante por encima de la que tenían los principales países de la región. Allí están Brasil, Chile, Perú, Colombia, México y Paraguay”.
“Esa tendencia se empieza a revertir en los demás países y, como puede observarse, a finales del 2021 Brasil tenía una inflación más alta que Uruguay y, en mayo de 2022, varios de los países de la región tienen una inflación mayor que la de Uruguay, causada por este shock, como decía, por los muy altos precios de los commodities y por distintos problemas en las cadenas de abastecimiento, etcétera”.
Por tanto, uno podría decir «Mal de muchos, consuelo de tontos», pero este escenario de que el mundo o de que los países de la región tengan una alta inflación no nos debe conformar. “Esto está en nuestro diagnóstico desde el inicio del 2020. La inflación provoca un montón de problemas a la economía, empezando por los efectos distributivos que ya conocemos, que terminan perjudicando a todos aquellos que tienen ingresos fijos, a diferencia de aquellos que, de alguna manera, tienen algunas herramientas para defenderse de la inflación”.
Asimismo, “también la inflación provoca problemas en el crecimiento y es parte de las causales quizás del bajo o del muy bajo crecimiento que a lo largo de muchas décadas tuvo Uruguay. ¿Por qué? Porque inflaciones altas como las que Uruguay ha tenido desde hace mucho tiempo dificultan el acceso al financiamiento por parte de las empresas, les provoca que tomen acciones en la vida diaria que no son racionales, las obliga muchas veces a mantener stocks por encima de lo que debieran y las obliga muchas veces a tomar riesgos que no quisieran tomar. Finalmente, todo eso va erosionando el crecimiento que tienen las empresas y, por ende, el crecimiento que tiene el país”.
Labat dijo que “al hacer una comparación con países de la región; también podría hacerla con países de Europa o con Estados Unidos, etcétera; son pocas las excepciones que se salvan de estos números. De todas maneras, ello no nos debe conformar y debemos seguir actuando sobre la inflación”.
Desde inicios del 2020, “asumimos este desafío con el actual directorio del Banco Central y nos planteamos lo que hemos llamado «actuar bajo un nuevo marco de la política monetaria», buscando revertir problemas de credibilidad que el banco arrastraba o que la política monetaria en general arrastraba de varias décadas. El primer pilar de este nuevo marco tiene que ver con un compromiso con una inflación más baja. Esto se expresó en distintas acciones públicas del banco, particularmente, además, asumiendo un descenso en el rango objetivo, llevándolo a tener una inflación entre 3% y 6% con un marco, que en su momento se presentó en el presupuesto, de una inflación con tendencia descendente”.
Comentó que “desde los primeros meses del 2020 hasta la mitad del 2021 las expectativas de inflación fueron cayendo, y luego, a partir del segundo semestre del 2021, se quedan quietas o tienen, incluso, un pequeño aumento. Esto es parte del centro de nuestras preocupaciones y de lo que lleva a mover la política monetaria”.
“El diputado Valdomir realizó algunos comentarios sobre la modificación que estamos haciendo en los supuestos de inflación para el próximo quinquenio. La primera aclaración que vale la pena es que está claro que en el año 2020 había pandemia, y la pandemia nos traía incertidumbre. Justamente, la incertidumbre es la falta de certezas en ciertas variables, pero eso no quiere decir que la incertidumbre sea la misma y sobre la misma variable todos los años de la existencia”, señaló.
En 2020 “teníamos incertidumbre sobre ciertos valores, pero hoy la incertidumbre ‑creo haber sido bastante claro‑ no tiene que ver con que haya una inflación muy fuerte en todo el mundo ‑la inflación en Estados Unidos, en Europa y en la región está en el orden del 10 %; la nuestra está abajo del 10%‑, sino con cuánto va a durar esto, con si dentro de seis meses ya no vamos a tener esta inflación y en el mundo va a bajar o no; eso es lo que nos tiene que llevar a ser cautos en los supuestos que usamos”.
Labat coincidió “con el diputado que mencionaba el rol fundamental que tienen estos anuncios, porque son una guía para las negociaciones salariales. Claramente ‑quizás no fui claro‑ ese es el rol central que tiene la política monetaria respecto a los precios, y eso es lo que busca: dar anuncios bien claros para guiar a todos los agentes económicos en las negociaciones salariales, pero también a una PYME cuando decide si estoquea más o menos productos o a una empresa grande cuando toma una decisión de financiamiento, etcétera. Tenemos que ser bien claros y ese es el rol que debe tener esta comunicación; a eso se deben la importancia y la necesidad ‑este punto ya se respondió hace un rato‑ de la credibilidad”.
Cabe señalar –precisó- que “funciona bajo un régimen legal el Comité de Coordinación Macroeconómica formado por el Ministerio de Economía y Finanzas y el Banco Central. Ese Comité estableció en 2020 un rango objetivo de la inflación que está entre un 3% y un 6 %. A su vez ‑también se resaltó y lo vuelvo a aclarar‑, cabe señalar la muy buena coordinación que existe a diario además de las reuniones formales de todos los lunes. Las cifras de inflación que figuran en la rendición de cuentas son los supuestos de trabajo que usa el Ministerio de Economía y Finanzas, pero claramente el Banco Central entiende que son los que se van a poder cumplir”.
Desde el primer día, “si de algo se preocupó este equipo económico -ha sido una preocupación central- es del cumplimiento de los números que se ponen en cada uno de los documentos. Creo que hoy no se mencionaron, pero están bien claros los cumplimientos fiscales, de crecimiento, etcétera”.
Con respecto a la inflación, “en el presupuesto de 2020 se puso como objetivo llegar a un 9,5 % y terminó siendo de un 9,4 %. En el 2021 se puso como meta alcanzar una inflación de 6,9 % y terminó en 7,96 %, o sea, un 1 % arriba. En el 2022 teníamos una inflación de 5,8 % y para este año pronosticamos terminar en un 8,5 %; este año vamos a tener un desvío importante. Ahora bien: como esa es la preocupación central y queremos cumplir, hacemos esa corrección”.
Períodos anteriores
Labat mencionó “algunas cifras de períodos anteriores. Para 2005‑2009 el presupuesto previó una inflación de 24,5 % y terminó siendo de 35 %; para 2010‑2014 se previó una inflación de 26 % y terminó siendo de 40 %; para 2015‑2019 la inflación prevista en el presupuesto era de 33 % y terminó siendo de 41%”.
Hace cinco años, “en la rendición de cuentas del tercer año del gobierno, también se hicieron algunas correcciones y se previó que la inflación de los tres años que faltaban iba a ser de 17,5 %, pero terminó siendo de 23 %. Por eso tenemos la preocupación y por eso los números que se ponen en esto no son los que deseamos, sino los que creemos que se pueden alcanzar; estamos trabajando en ellos para cumplir. Por supuesto que si estas incertidumbres de las que hablé se aclararan y las certezas empezaran a aparecer, podríamos ser más ambiciosos, pero hoy entendemos que tenemos que poner números que sean cumplibles”.
Por otra parte “la diputada Galán hacía algunas aseveraciones. Yo no creo haber dicho que las causas de la inflación en el mundo no son monetarias; las causas de la inflación en el mundo son monetarias. Claramente hay un problema de restricción de oferta que no se hubiera transformado en inflación si no hubiera existido una inmensa expansión monetaria en los años previos y para combatir la pandemia. La política monetaria durante la pandemia en los países desarrollados tiene mucho que ver con lo que ha pasado. Yo no creo haber dicho eso y a veces es importante ser cuidadoso con esas aseveraciones. Justamente, la prueba del nueve es que en los principales países del mundo las autoridades han empezado a retirar todos los impulsos monetarios que han dado durante estos últimos años”.
Se ha dicho que la política monetaria deprime el consumo interno. En esta rendición de cuentas se plantea un crecimiento, una proyección del 4,8% para este año, que es ratificada en cifras parecidas por los principales analistas. En el Banco Central tenemos un pronóstico muy parecido, pero podría dar muchos indicadores. Por ejemplo, al inicio de la pandemia la venta de nafta de Ancap aumentó un 5 %; los montos operados con pagos electrónicos subieron un 20 %; la venta de camiones aumentó un 127 %; la recaudación del BPS, un 10 % y podría aburrir. Entonces, que estamos con un consumo deprimido no es parte del diagnóstico que toma el Banco Central; en eso somos muy claros”.
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