“En esta hora dramática para nuestro país, con la vida tan amenazada por la pandemia y sus consecuencias”, el Consejo de Iglesias Cristianas del Uruguay (CICU) ´expresa su preocupación por “las polarizaciones que constatamos en nuestra convivencia” y “su solidaridad y disposición a dar una mano amiga a quienes la necesiten”. Asimismo, las Iglesias que integran el CICU llaman a la esperanza, “no como una especie de discurso impersonal y desde arriba, sino desde un mismo corazón herido”.
“La esperanza no nace por arte de magia, surge cuando vemos signos que nos permiten seguir creyendo y luchando sin bajar los brazos. Signos que podemos ver ya en tantas personas de nuestra sociedad que ante el golpe del COVID-19 han dado a luz multitud de iniciativas de solidaridad”.
El CICU exhorta a “que tengamos ánimo, trabajemos codo a codo, ayudémonos mutuamente, cuidémonos” ya que “eso está en nuestras manos”. “Ojalá mantengamos bien alerta nuestra sensibilidad y no cedamos a la tentación de encerrarnos en nuestros dolores, sino que tengamos siempre la disposición para consolarnos y cuidarnos mutuamente”.
En un tramo de su mensaje advierten que “en estas circunstancias nos preocupan y duelen mucho las polarizaciones que constatamos en nuestra convivencia”. “No podemos darnos el lujo de ignorar la necesidad de diálogo y acuerdos entre todos los sectores y organizaciones sociales, comenzando con el propio sistema político, procurando buscar definir y consensuar lo que es necesario y bueno para todo nuestro pueblo. Privilegiando a quienes están sufriendo más por la enfermedad y la muerte de personas queridas, por la angustia e impotencia de no tener un trabajo, por no alcanzar a poner comida en sus mesas, por no estar en condiciones de que sus hijos accedan a la educación”. “Necesitamos hablar, escucharnos, buscar juntos, tratar de comprendernos y no cerrarnos a los posibles aportes de quienes piensan diferente”, destacan.
Entre los signos de esperanza que reconocen señalan “la buena marcha de la vacunación¨ y exhortan “a considerarla como contribución al bien común”. “Necesitamos muchas más señales en ese sentido, sobre todo de parte de las autoridades, de quienes tienen algún tipo de responsabilidad pública, incluidas nuestras Iglesias, pero también de cada ciudadano y ciudadana”.
“Para quienes confiamos en Cristo Jesús, aun con todas nuestras incoherencias, este tiempo que llamamos pascual está lleno de signos de vida que nos dan esperanza y que se unen a la gran señal que nos inspira y alienta, y hoy, en esta hora tan difícil, queremos compartir con ustedes: el mismo Jesús que vivió entregando generosa y humildemente su vida con esa preferencia tan especial por las personas más pobres, pequeñas y afligidas y nos habló de la fuerza infinita del amor”, concluye el mensaje .
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