Compartimos en Sociedad Uruguaya la entrevista a Homero Carvalho, escritor boliviano, a cargo de la colaboradora y poeta uruguaya, Madelon Algalarrondo.

Para Carvalho, “en la narrativa se manifiesta el universo exterior y en la poesía el universo interior”.

¿Literatura afectada por la pandemia? “La literatura es la verdadera conquista del ser humano y por ser una forma de conocimiento, ningún tema le está vedado, porque los asume y los revela todos; creo que la literatura puede ser cura a los efectos del aislamiento voluntario”, manifestó Carvalho.

 

Madelon Algalarrondo: Para nuestros lectores de Uruguay, ¿quién es Homero Carvalho?

HC: Soy un ser humano que intenta ser mejor cada día, que quiere superar sus complejos y conquistar sus miedos. Alguien que intenta ser feliz sin preguntarse si la felicidad existe. Hay días en los que no sé quién soy, porque, como afirma el escritor uruguayo José Enrique Rodó: “Cada uno de nosotros es, sucesivamente, no uno, sino muchos. Y estas personalidades sucesivas, que emergen las unas de las otras, suelen ofrecer entre sí los más raros y asombrosos contrastes” y ahora solo quiero disfrutar de la vida y de los dones que la Divinidad me otorga cada día en la dimensión del milagro.

P: Eres uno de los pocos escritores contemporáneos que escribes cuento, novela, poesía y ensayo, ¿cómo logras pasar de un género a otro?

HC: Mis motivaciones son diferentes en cada género. Una novela puede surgir de un hecho histórico o de una noticia periodística; un cuento puede emerger de un sueño, de observar a alguien en un parque o de un recuerdo de la infancia; la poesía surge como respuesta a los interrogantes que me hace la filosofía; desde hace algunos años ando recorriendo el camino interior que es el más largo y difícil de los caminos, la poesía me ilumina en el trayecto. Disfruto de todos los géneros y cada uno tiene su espacio y su tiempo. En la narrativa se manifiesta el universo exterior y en la poesía el universo interior. Para mí la poesía es Diosa y nos hace suyos en el poema, somos sus personajes a diferencia de la narrativa en la que los escritores creamos los personajes. He tenido la suerte, que es otro de los nombres de Dios, de ganar muchos premios en los tres géneros y de que críticos y escritores de muchos países se hayan ocupado de mi obra. Hasta la fecha me han publicado 17 libros fuera de Bolivia.

En un breve ensayo te preguntaste acerca de la poesía ¿Qué es para ti la poesía?

La poesía es un lugar imaginario, con imágenes verdaderas es algo que sucede cuando Dios y el Diablo se descuidan y nos dejan ser humanos, solitarios ante el cosmos. Para mí es escribir poesía es hacerle el amor al lenguaje; la poesía seduce a los fantasmas de las palabras y los revela en una indiscreta epifanía. Cuando escribo poesía sucede que, si escribo río, me llueven peces. La poesía es el viaje, nunca el destino, porque es conocimiento y el conocimiento es infinito, por eso cada poema escrito es un verso en libro de los días que se viene escribiendo desde la creación de los mundos. En todas las religiones hablan de la palabra, el verbo, como el principio de todo y la poesía es la exaltación de la palabra.

Carvalho 1983-2020Hemos leído en la prensa de Bolivia que estás por publicar un libro con tus mejores cuentos, cuéntanos el cuento de los cuentos.

Se trata de una selección personal de mis mejores cuentos, titulado Del tiempo y sus impertinencias, que incluye algunos cuentos incluidos en los libros Biografía de un otoño (1983), Los cuentos del gallo nigüento (1986), Seres de palabras (1991), Historias de ángeles y arcángeles (1995) y El espejo de Precioso (2019). La mayoría de estos cuentos están incluidos en antologías nacionales y extranjeras y fueron traducidos a varios idiomas y algunos de ellos obtuvieron premios nacionales e internacionales como el libro Historias de ángeles y arcángeles que ganó un premio nacional de cuento en 1995 y cuentos como “La creación”, “Joñiqui”, “En septiembre los derrotaremos” y otros.

 

“Un alegre pesimista”

Eres un escritor que ha sobrevivido a las dictaduras de tu país, al exilio, al fin de siglo y ahora a la pandemia. Qué tienes para decirnos de tu producción cuentística.

Quizá por eso soy un alegre pesimista: estuve preso, exiliado y sobreviví a una época en la que muchos de mis amigos se perdieron entre el alcohol y las drogas. Creo que mis cuentos reflejan esa realidad o irrealidad dependiendo del cuento. De mi primer libro la académica Ana Rebeca Prada afirma que soy: “Profundo observador de la realidad que lo rodea, el escritor logra una producción que trasmite tanto el espanto como la esperanza, dentro de un contexto militante. Su evidente inmersión ideológica en la palabra no lo aleja de hacer de esta un elemento de renovación, de experimentación, de sorpresa…”; de ahí mis cuentos fueron navegando entre los temas políticos y sociales para pasar a lo fantástico y existencialista, sin olvidar lo íntimo.

¿Es cierto que volverás a la novela después de diez años?

Sí, la última que publiqué fue La conspiración de los viejos, en el año 2010, este año voy a publicar una novela que se llama Tú no eres nadie, la empecé antes de la pandemia y durante la cuarentena la estuve trabajando, corrigiendo, reescribiendo; es una obra que, a partir de hechos reales muestra la perversa relación y la miseria humana tanto del sistema judicial como de las cárceles de Bolivia. Esta novela la terminé de corregir en Montevideo, frente al río/mar, ya sea en mi departamento a una cuadra de la rambla o en algún café con vista al horizonte marino. Cuando me preguntan cuál es mi mejor obra, siempre respondo que la que estoy escribiendo; así que creo que esta novela es la mejor que he escrito hasta ahora. De verdad verdadera que he trabajado durante meses, mañana, tarde y noche, a veces sin dormir, ya sea investigando, leyendo expedientes o redactando. Me siento satisfecho, me hace mucha ilusión su publicación porque he intentado poner en ella lo mejor de mi narrativa.

¿Crees que a los nuevos escritores les falte comparados con los de antes?

Creo que son tan buenos o tan malos como los de antes y eso es una constante que nunca va a cambiar porque siempre existirá buena y mala literatura. Si bien hay temas tópicos que se repiten desde la antigüedad como el amor, la muerte, la traición, la guerra, la soledad…cada época trasforma la forma de escribirlos, de contarlos o de poetizarlos. Una novela epistolar como las que se escribían en el siglo pasado con celestina incluida, ahora tiene que reemplazar las cartas manuscritas por correos electrónicos, chats y mensajes de textos o comentarios en las redes sociales. Hoy, para buscar información, el escritor y el lector no necesitan de una biblioteca es suficiente con un click en Google.

¿Crees que la literatura fue contaminada por la pandemia?

La literatura es la verdadera conquista del ser humano y por ser una forma de conocimiento, ningún tema le está vedado, porque los asume y los revela todos; creo que la literatura puede ser cura a los efectos del aislamiento voluntario. No podemos abrazarnos físicamente, pero podemos decirnos: te amo, te extraño, te necesito; palabras que nos descubren, que nos ayudan a ser mejor, palabras bálsamo para calmar la ira, palabras/miradas cuando nos quedamos en silencio, palabras guardadas para cuando sean necesarias para amarnos.

La literatura boliviana

¿Cómo considera que está la literatura boliviana actualmente?

Creo la literatura boliviana ha alcanzado su madurez, posee muchos registros que van desde lo histórico hasta lo fantástico y la ciencia ficción. La democracia ha contribuido a esto liberándonos del compromiso de escribir contra las dictaduras. Ahora podemos escribir de lo que nos dé la gana; el compromiso es hacerlo bien, por el lector y por nosotros mismos. Nuestra literatura está pasando por un buen momento, tenemos muy buenos narradores y poetas. Eso lo he podido comprobar tanto con mis lecturas, así como en los encuentros de narradores y festivales de poesía a los que asisto. Lo que nos hace falta es crear una conciencia de literatura nacional, como dice Ángel Rama: ‘si la crítica no construye obras, si construye una literatura’, lo que nos falta es que los críticos hagan un canon nacional mediante reseñas e investigaciones, así como lo hacen los argentinos, chilenos, uruguayos, peruanos y otros. Tenemos que valorarnos.