El domingo 27 de setiembre se celebrará la 106° Jornada Mundial del Migrante y el Refugiado. La jornada se remonta a 1915, en el papado de Benedicto XV, durante la gran conmoción causada por la Primera Guerra Mundial, que había comenzado el año anterior. Este año se celebrará el domingo 27 de septiembre. Papa Francisco dedica su mensaje de 2020 al drama de los desplazados internos, agravada por la crisis de la pandemia del COVID-19; lleva como título “Como Jesucristo, obligados a huir. Acoger, proteger, promover e integrar a los desplazados internos”
Según el informe Tendencias Globales de ACNUR (agencia de la ONU para los refugiados) son 79,5 millones de personas las que se encontraban desplazadas al final del año 2019, de ellas, 45,7 millones eran personas que habían huido a otras áreas de sus propios países. El resto eran personas desplazadas a otros países; de ese número 4,2 millones esperaban el resultado de sus solicitudes de asilo, mientras que 29,6 millones eran refugiados y otras personas que se habían visto obligadas a desplazarse fuera de su país.
Según dio cuenta la Iglesia Católica, otro número escandaloso es la cantidad de niños y niñas que se han visto obligados a desplazarse, estimado entre 30 y 34 millones. De esos niños decenas de miles lo han hecho en soledad, sin compañía de los padres o un adulto responsable.
Reconocer el rostro de Cristo en el desplazado
Al comenzar su mensaje el Papa Francisco explica que ha elegido este tema debido a que la pandemia del coronavirus por “su intensidad, gravedad y extensión geográfica, ha empañado muchas otras emergencias humanitarias que afligen a millones de personas, relegando iniciativas y ayudas internacionales, esenciales y urgentes para salvar vidas, a un segundo plano en las agendas políticas nacionales”. Aún así advierte que «este no es tiempo del olvido. Que la crisis que estamos afrontando no nos haga dejar de lado a tantas otras situaciones de emergencia que llevan consigo el sufrimiento de muchas personas», como es la de los desplazados internos.
El Pontífice se refirió a una escena que inspiró al papa Pío XII en la redacción de la Constitución Apostólica Exsul Familia. “En la huida a Egipto el niño Jesús experimentó, junto con sus padres, la trágica condición de desplazado y refugiado, ‘marcada por el miedo, la incertidumbre, las incomodidades’. Lamentablemente, en nuestros días, millones de familias pueden reconocerse en esta triste realidad. Jesús está presente en cada uno de ellos, obligado —como en tiempos de Herodes— a huir para salvarse”.
Para el Obispo de Roma “Estamos llamados a reconocer en sus rostros el rostro de Cristo, hambriento, sediento, desnudo, enfermo, forastero y encarcelado, que nos interpela. Si lo reconocemos, seremos nosotros quienes le agradeceremos el haberlo conocido, amado y servido”.
Los verbos que ayudan a encausar una pastoral migrante
En el Mensaje para esta misma Jornada en 2018, Su Santidad había elegido cuatro verbos guías para quienes trabajan y apoyan la pastoral para personas migrantes: acoger, proteger, promover e integrar. A estos cuatro verbos le agregó, en este nuevo mensaje, otras seis parejas de verbos, “que se corresponden a acciones muy concretas, vinculadas entre sí en una relación de causa-efecto”.
Es necesario conocer para comprender: “El conocimiento es un paso necesario hacia la comprensión del otro. Cuando hablamos de migrantes y desplazados, nos limitamos con demasiada frecuencia a números. ¡Pero no son números, sino personas! Si las encontramos, podremos conocerlas”.
Hay que hacerse prójimo para servir: “Parece algo obvio, pero a menudo no lo es. Los miedos y los prejuicios —tantos prejuicios—, nos hacen mantener las distancias con otras personas y a menudo nos impiden ‘acercarnos como prójimos’ y servirles con amor”. Por eso, “Acercarse al prójimo significa, a menudo, estar dispuestos a correr riesgos, como nos han enseñado tantos médicos y personal sanitario en los últimos meses. Este estar cerca para servir, va más allá del estricto sentido del deber”.
Para reconciliarse se requiere escuchar: “Nos lo enseña Dios mismo, que quiso escuchar el gemido de la humanidad con oídos humanos, enviando a su Hijo al mundo: ‘Porque tanto amó Dios al mundo, que entregó a su Unigénito, para que todo el que cree en él […] tenga vida eterna’ (Jn.3,16-17)”. Es así que “El amor, el que reconcilia y salva, empieza por una escucha activa. En el mundo de hoy se multiplican los mensajes, pero se está perdiendo la capacidad de escuchar. Sólo a través de una escucha humilde y atenta podremos llegar a reconciliarnos de verdad. gracias a esta escucha, tenemos la oportunidad de reconciliarnos con el prójimo, con tantos descartados, con nosotros mismos y con Dios, que nunca se cansa de ofrecernos su misericordia”.
Para crecer hay que compartir: Para la primera comunidad cristiana, recuerda el Papa, la acción de compartir era uno de sus pilares fundamentales: ‘El grupo de los creyentes tenía un solo corazón y una sola alma: nadie llamaba suyo propio nada de lo que tenía, pues lo poseían todo en común’ (Hch.4,32)”. Esta es una de las razones por las que “Tenemos que aprender a compartir para crecer juntos, sin dejar fuera a nadie. La pandemia nos ha recordado que todos estamos en el mismo barco”.
Se necesita involucrar para promover: “Así hizo Jesús con la mujer samaritana”, afirma Francisco. “El Señor se acercó, la escuchó, habló a su corazón, para después guiarla hacia la verdad y transformarla en anunciadora de la buena nueva”, añade. Subraya, además, que “A veces, el impulso de servir a los demás nos impide ver sus riquezas. Si queremos realmente promover a las personas a quienes ofrecemos asistencia, tenemos que involucrarlas y hacerlas protagonistas de su propio rescate”.
Es indispensable colaborar para construir: “Esto es lo que el apóstol san Pablo recomienda a la comunidad de Corinto: ‘Os ruego, hermanos, en nombre de nuestro Señor Jesucristo, a que digáis todos lo mismo y que no haya divisiones entre vosotros. Estad bien unidos con un mismo pensar y un mismo sentir'(1 Co.1,10)”. Para el Santo Padre “La construcción del Reino de Dios es un compromiso común de todos los cristianos y por eso se requiere que aprendamos a colaborar, sin dejarnos tentar por los celos, las discordias y las divisiones”.
Misa en el día de la Jornada Mundial
Este domingo 2, desde las 7:30 horas, la Misa emitida por el Canal 4, que se puede seguir también por el canal de Youtube de ICMtv, será presidida P. Frandry Tamar, misionero scalabriniano y vicario parroquial de Nuestra Señora de la Asunción y Madre de los Migrantes (conocida también como la misión Italiana). Los padres scalabrinianos trabajan hace más de 30 años en Uruguay, recibiendo y acogiendo a los migrantes.
Fuente: https://icm.org.uy/jornada-mundial-del-migrante-y-el-refugiado-2020/
Fuente Imagen: Federico Gutiérrez para ICM.
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