Cada 22 de marzo se celebra el Día Mundial del Agua, un día establecido por las Naciones Unidas para destacar la importancia de este recurso natural, esencial, clave y estratégico para el desarrollo.
En este año, lLa consigna definida por el Ministerio de Vivienda, Ordenamiento Territorial y Medio Ambiente (Mvotma) para posicionarse en éste Día es: “Comprometidos con Nuestra agua”.
A propósito la ministra Irene Moreira destacó: “el agua es un recurso finito, es nuestro recurso y lo tenemos que respetar y cuidar (…) Nosotros estamos sentados justamente sobre el Acuífero Guaraní, acuífero que realmente es reserva mundial de agua dulce para el mundo. Si tendremos responsabilidad para generaciones futuras, no solamente para nosotros, sino para nuestros hijos, para nuestros nietos.”.
En Uruguay, la protección del ambiente y el agua son derechos fundamentales consagrados en la Constitución de la República. Y el mundo se plantea entre sus Objetivos de Desarrollo Sostenible: garantizar la disponibilidad y la gestión sostenible del agua y el saneamiento para todos (ODS Nº 6).
Tanto la cantidad, de este recurso finito, como la calidad estarán en el centro de la atención de la actual Administración. Al respecto la ministra Moreira señaló: “vamos a hincar el trabajo sobre la cuenca del río Santa Lucía, río que abastece nada más ni nada menos que un área muy importante del Uruguay con agua potable, Montevideo y sus alrededores.
Lo mismo en la cuenca del Río Negro, que vaya si es importante ese gran río que atraviesa todo el Uruguay, vamos a estar examinando su calidad de agua sobre todo en estos momentos de grandes cambios”.
La transparencia en la gestión y la participación de los distintos actores involucrados en la gestión fueron otros de los aspectos señalados como claves por la ministra.
“Desde el Mvotma, desde la Dirección Nacional de Medio Ambiente conjuntamente con la Dirección de Nacional de Aguas, se está trabajando, aplicando obviamente el Plan Nacional de Agua, donde ya hay un trabajo coordinado que incluye los distintos caudales y acuíferos, los ríos, que en algunos casos como el del Río Uruguay implica un relacionamiento internacional con otros países”.
Respecto a la participación en la gestión del agua, señaló que “se realizará utilizando ámbitos de la aplicación de la ley, de políticas nacionales de agua, a través de los Consejos Regionales de Recursos Hídricos y las comisiones de cuencas y acuíferos.
También aprovecharemos los ámbitos internacionales como es el Comité Intergubernamental Coordinador de los Países de la Cuenca del Río de la Plata.
Por último recordó que “el compromiso con nuestra agua es de todos, y tenemos la obligación de resguardarla, de cuidarla, de administrarla para nuestras futuras generaciones”.
El agua y el cambio climático
La consigna propuesta por ONU para el 2020 es: Agua y Cambio Climático, un binomio de cuya interrelación depende en parte el equilibrio de los ecosistemas.
Uno de los grandes problemas que enfrenta el mundo es determinar y controlar las actividades humanas que pueden cambiar el clima de la tierra, entre ellos la sobreexplotación de los recursos naturales.
En Uruguay, la importancia estratégica de los recursos hídricos, así como su vulnerabilidad ante el cambio y la variabilidad climática, ha provocado que la gestión integrada y sustentable de dichos recursos se haya definido como una política de Estado.
La Política Nacional de Aguas, y el Plan Nacional de Aguas (PNA), incorporan la gestión de los recursos hídricos con un enfoque sustentable que contempla la variabilidad climática buscando minimizar los impactos negativos en poblaciones y ecosistemas, y asimismo, proponen la planificación de instrumentos participativos de gestión integrada de las aguas (cuencas, acuíferos y aguas urbanas) en los cuales el enfoque de riesgos climáticos es fundamental, en particular la gestión integrada de sequías e inundaciones.
Para disponer de agua en cantidad y calidad adecuada para los distintos usos, de forma de asegurar un uso sustentable del recurso hídrico a largo plazo, es necesario promover los procesos de participación y considerar los aspectos sociales, económicos y ambientales, incluyendo el cambio y la variabilidad climática.
En este sentido el PNA propone los siguientes tres objetivos:
Agua para el uso humano – Garantizar a los habitantes el ejercicio de los derechos humanos fundamentales de acceso al agua potable y al saneamiento.
Agua para el desarrollo sustentable – Disponer de agua en cantidad y calidad para el desarrollo social y económico del país y para la conservación de la biodiversidad y el funcionamiento de los ecosistemas mediante la gestión integrada y participativa.
Agua y sus riesgos asociados – Prevenir, mitigar y adaptarse a los efectos de eventos extremos y al cambio climático, con enfoque en la gestión de riesgo.
En este contexto en la Contribución Determinada a Nivel Nacional (CDN) se incluyeron medidas específicas en la sección de Adaptación, relativas los recursos hídricos con consideración del cambio y la variabilidad climática.
Entre ellas se destaca que a 2025, se espera contar con tres planes de gestión integrada de cuencas formulados, aprobados y en implementación, así como a la incorporación de tecnologías de cero descarga a ríos y arroyos y/o aplicación de buenas prácticas de tratamiento de efluentes para establecimientos lecheros con el objetivo de disminuir la contaminación del agua.
Alineadas a dichos objetivos y medidas se están llevando adelante iniciativas como los proyectos de Gestión del Agua con enfoque de Resiliencia Urbana, REDD+, Nap Costas y Nap Ciudades.
La ministra enfatizó en el aporte de todos para el cuidado del agua: “El agua es un elemento esencial ante el cambio climático y ese trabajo no solamente lo podemos hacer desde el Mvotma, sino tú desde de tu casa, utilizando lo necesario lo imprescindible de este elemento finito como es el agua”.
Calidad de agua
Según informó el Mvotma, “atender la calidad de agua a través de los monitoreos sistemáticos que se realizan desde Dinama, también será clave para definir las acciones más eficientes para su gestión.
El monitoreo, análisis y evaluación permiten: establecer las tendencias de calidad de agua en el tiempo y el espacio del cuerpo de agua; estimar el impacto de las actividades humanas en los ecosistemas acuáticos y en la calidad de agua; contribuir a establecer las mejores estrategias para controlar la contaminación; y/o aportar información para el desarrollo de índices de calidad de agua; entre otros.
Además del monitoreo de las principales cuencas como la del Río Negro o el Santa Lucía, Dinama monitorea también: el río Cuareim, Tacuarembó, San Salvador (junto a OSE y MGAP), rio Uruguay y laguna Merin.
También realiza un monitoreo de las 58 playas del país (Río de la Plata y océano Atlántico), que desde el 2014 se hace mediante Convenio con las intendencias.
Las lagunas costeras, a saber: Laguna del Sauce, Laguna de Rocha, Laguna castillos, Laguna Garzón y Laguna de José Ignacio, también son monitoreadas. En el caso de la Laguna del Sauce desde el año 2012 por Convenio CURE – Maldonado; y las demás lagunas, por Convenio desde 2017 con CURE – ROCHA.
Observatorio Ambiental
La información resultante de los monitoreos de la evaluación de la calidad del agua se encuentra disponible en el Observatorio Ambiental Nacional a través del siguiente enlace.
Se trata de una plataforma de información ambiental, de libre acceso, que aporta insumos para la toma de decisiones institucionales y al mismo tiempo acerca esa información a la gente. La Ley 19.147 establece su creación como una herramienta que centralice, organice y difunda toda la información ambiental generada en los diversos ámbitos del Estado y otorga al Mvotma, a través de la Dinama, la responsabilidad de su implementación.
El Observatorio es una herramienta dinámica que se encuentra en continuo crecimiento. Incluye 25 indicadores, 200 capas de información geográfica e imágenes satelitales, más de 2.500.000 de datos abiertos y 3 aplicaciones ciudadanas.
Permite visualizar la evolución y tendencias del estado del ambiente, ecosistemas, emisiones contaminantes, residuos, afectaciones a la calidad del agua, aire, suelo y biodiversidad; así como las medidas de protección y respuesta desarrolladas por las instituciones.