Más de 10.000 peregrinos de todos los rincones del país se dieron cita en Florida para honrar a la Patrona de la patria y renovar la consagración del Uruguay a la Virgen de los Treinta y Tres efectuada por San Juan Pablo II en su segunda visita al país, en el año 1988.
La Misa en el Santuario Nacional de la Virgen de los Treinta y Tres fue presidida por el Arzobispo de Montevideo, Cardenal Daniel Sturla, quien recordó las raíces cristianas de la patria pero aclaró que “hoy en la sociedad plural y democrática que integramos no se trata de tener nostalgia de nuestra nacimiento cristiano sino de aportar al Uruguay con renovadas energías la verdad que nos hace libres, es decir: el anuncio de Jesucristo”. “La prioridad para nosotros, el servicio más útil a nuestros hermanos, lo más práctico que podemos realizar, la tarea más urgente, es hacer presente a Dios y facilitar a todos el acceso a Él. No a un dios cualquiera, sino al Dios que se hizo hombre en el seno de María; al Dios cuyo rostro reconocemos en el amor hasta el extremo, en Cristo crucificado y resucitado”, acotó.
El Arzobispo de Montevideo afirmó que “hoy no podemos esperar de brazos cruzados que la gente venga, tenemos que salir nosotros. Estamos llamados a ser iglesia misionera… Iglesia en salida”. “Hoy como la Virgen queremos ir, visitar, llevar a Jesús en nuestros corazones y darlo a luz en la vida de nuestros amigos y familiares, de nuestros vecinos y compañeros de estudio de trabajo, en nuestra sociedad…”, agregó. “Nos reconocemos en este Uruguay católico que reza y trabaja, que defienda la vida, que promueve a los más pobres, que está presente en todos los barrios y parajes tendiendo puentes para que no se fragmente más nuestra sociedad, que actúa en los más diversos ámbitos de la realidad nacional y que forja cada día lo que somos como país”.
La multitudinaria Misa fue concelebrada por los obispos de todo el país, excepto los de la Diócesis de Salto, Mons. Fernando Gil, quien se encuentra enfermo y el emérito, Mons. Pablo Galimberti, quien lo acompaña. También concelebraron unos 140 sacerdotes, decenas de diáconos, seminaristas, religiosos y religiosas, y laicos procedentes de los lugares más recónditos de nuestro territorio.
Con la renovación de la consagración del Uruguay a la Virgen de los Treinta y Tres se dio inicio al camino de preparación del V Congreso Eucarístico Nacional que se celebrará el año próximo en Montevideo.
“Consagrarnos a María es un modo de responder al amor con amor” afirmó el Cardenal Sturla en su homilía, al tiempo que señaló que “esta consagración traerá renovación en nuestra iglesia, esperanza de un anuncio más vigoroso del evangelio, paz y alegría a nuestra gente, traerá victoria de Cristo en nuestra tierra!!! Y la victoria vendrá por medio de María”. Enfatizó que la Virgen es “la alegría de Florida, el orgullo del Uruguay, el insigne honor de esta tierra oriental… “.
El Cardenal señaló que “desde Bella Unión hasta Rocha, desde Colonia a Cerro Largo toda nuestra geografía está poblada por la presencia de María Santísima”. “Hace 500 años llegó la cruz a nuestra tierra, hace 400 años se instalaron las primeras misiones y con ellos comenzaron las siembras, y la introducción del ganado, y la industria con el primer molino, se oyó el tañido de las campanas y se fundaron las ciudades, y las primeras estancias, y las primeras escuelas. Todo a la sombra benéfica de la cruz”, puntualizó. “Fue el pueblo de Florida que a partir de 1825 comenzó a llamarla Virgencita de los Treinta y Tres… porque aquí fue donde la sala de representantes declaró nuestra independencia e hizo del grito de ‘libertad o muerte´ de la bandera de la Agraciada, el santo y seña de nuestro ser oriental: queremos la libertad, la amamos, porque es el mayor don que Dios ha dado al hombre y el que más nos asemeja a su naturaleza divina…”. En este sentido, el Arzobispo de Montevideo subrayó que más importante que la libertad política y las libertades sociales, es la libertad interior, “ésa que vivimos en la búsqueda de la verdad, que hallamos en Cristo, Señor de la historia y en la Iglesia que él fundó: `La verdad nos hará libres´ dice el Señor”.
Dirigiéndose a la Virgen el Cardenal Sturla expresó: “Queremos representar a todos tus hijos que creen en tu Hijo y te aman, pero también con hondo respeto, queremos representar hoy a todos los que viven en esta tierra creyentes y no creyentes, a los gobernantes actuales y futuros y decirle a la Virgen: protégenos, bendícenos, muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre… Uruguay necesita de tu Hijo, Virgen santa”.
En su prédica el Arzobispo de Montevideo agradeció al Obispo Diocesano, Mons. Martín Pérez Scremini, y a los floridenses, por ser “custodios de nuestro tesoro que es la Madre de la patria. la capitana y guía de nuestra historia”.
También tuvo especialmente presente a la Diócesis de Salto y a su obispo, Mons. Gil, quien acompañó a la distancia.
Agradeció, asimismo, al Nuncio Apostólico en Uruguay, Mons. Martin Krebs. Dijo que su presencia “nos hace pensar también que el Papa Francisco está con nosotros».
“Nosotros al querernos consagrar a María, renovando el gesto que san Juan Pablo II realizó, le estamos diciendo que somos libres y por ello queremos ser suyos, porque hemos descubierto en la fe en su hijo Jesucristo la verdad que buscamos y que da sentido al día a día de nuestra historia personal y colectiva…. Queremos como Juan Pablo decirle: todo tuyo María”. “Siendo tuyos somos más libres, más fieles, más buenos”, afirmó el Cardenal.
“Queremos ser fieles a nuestra vocación cristiana… no ser cristianos flojos, achicados, que se disuelven con la lluvia como si fuéramos de azúcar, queremos ser amigos leales de Cristo”, dijo el Cardenal en medio de los aplausos de la gente. «La fidelidad a lo largo del tiempo es el nombre del amor; de un amor coherente, verdadero y profundo”, aseguró.
La celebración fue animada por los cantos a cargo del Coro del Seminario Interdiocesano Cristo Rey. La primera lectura, del Libro de Judit, fue proclamada por una laica de Florida; el salmo fue entonado por otra laica de la Diócesis de San José de Mayo, en tanto la segunda lectura de la primera carta del apóstol San Pablo a Timoteo fue proclamado por un laico de la Diócesis de Tacuarembó. El Evangelio fue proclamado por un Diácono en camino al sacerdocio de Montevideo.
Luego de la Comunión los obispos, el clero y los peregrinos ingresaron al Santuario de la Patrona de la patria para rezar, a sus pies, la oración de consagración de la patria a la Virgen de los Treinta y Tres.
Seguidamente, el Obispo de Florida bendijo las imágenes de la Virgen de los Treinta y Tres llevadas por comunidades de distintos puntos del país.
Tras la bendición final a cargo del Cardenal Sturla la celebración culminó con la entonación del Salve Regina.
Luego de la Misa los peregrinos se dirigieron al Prado de la ciudad de Florida, donde almorzaron y disfrutaron de un festival folclórico y la animación musical. A las 15 horas se realizó una oración por las familias al pie de la imagen de la Virgen de los Treinta y Tres en el Santuario.
A las 16:30 horas se partió en Procesión con la imagen de la Virgen desde el Prado al Santuario y al llegar se rezó el Santo Rosario.
Fuente Contenido: Conferencia Episcopal del Uruguay (CEU).
Fuente Imagen: Federico Gutiérrez.