Venezolano de nacimiento, Sammy Eppel, visitó recientemente Uruguay en el marco de “una cruzada” por la verdad contra el antisemitismo.
En entrevista con Sociedad Uruguaya, Eppel, Co-chair para Latinoamérica del Global Forum Combating Antisemitism considera que a partir de una alianza entre las posturas de la extrema derecha y de la extrema izquierda en el ámbito de las Naciones Unidas y alguno de sus organismos como la UNESCO se promueve “un lavado de cerebro” en un revisionismo histórico en donde se ha llegado a declarar que los judíos (y por ende los cristianos), no tienen ningún nexo histórico con Jerusalem.
Eppel, quien expresa su postura desde la perspectiva de un analista político, fue categórico: “El problema no es el bien contra el mal, es la verdad contra la mentira”.
-Sociedad Uruguaya. ¿Cuál es el cometido de su visita a Uruguay?
-Sammy Eppel. Mi visita a Uruguay es tratar de regar la voz de todo lo que está pasando en el mundo entero con el antisemitismo. El antisemitismo la gente piensa que se trata de un problema de los judíos, pero el antisemitismo es un problema de los derechos humanos que nos concierne a todos. Si permitimos que se persiga o que se maltrate a los judíos, nuestra sociedad va a sufrir.
Yo estoy muy ligado a la comunidad evangélica, no solo por afinidades personales con muchos de sus dirigentes, sino también por sus creencias, las creencias bíblicas sobre Israel es importantísima hoy en día, para lograr el esclarecimiento, para que la verdad se sepa. Esto a lo que nos estamos enfrentando, y los medios de comunicación muchas veces también son responsables, nos estamos enfrentando a una gran mentira, una mentira muy fuerte, muy bien financiada donde se trata de banalizar el mal y se ha llegado al punto hasta de negar el Holocausto, se ha llegado el punto hasta de negar la relación judía y cristiana con Jerusalem. El año pasado la UNESCO, que es la organización de las Naciones Unidas encargada de preservar la educación y la cultura, saca una resolución en París en donde se declara que los judíos no tienen ningún nexo histórico con Jerusalem, están indicando obviamente, que los cristianos tampoco. Al cabo, Jesús que era un judío predicó en Jerusalem, y si los judíos no tenemos relación histórica con Jerusalem, entonces, menos lo tenemos los cristianos. Se está tratando de revisar la historia, es un revisionismo histórico, y esa es la gran mentira a la que yo me estoy refiriendo. Como les fue muy bien en la UNESCO porque fue aprobado, este año regresan otra vez y hacen una propuesta en donde nada más y nada menos que “Hamajpelah”, la tumba de Abraham que está en la ciudad de Hebrón, ellos dicen que eso es un lugar santo musulmán. Y la UNESCO la acepta. Podríamos decir que es una tontería: ¿quién se va a creer semejante patraña? El problema no somos a lo mejor nosotros o algunos que pudiesen querer creer en eso, el problema son las generaciones que vienen, a nuestros hijos y nietos que un día pueden ver algo de esto, y decirnos ‘mira papi o abuelo, tú que hablas del cristianismo y del judaísmo, de Jerusalem, eso es mentira, porque aquí está en este libro que dice que ni los judíos ni los cristianos tienen ninguna relación con Jerusalem, que eso es una ciudad musulmana’, y la fuente viene nada más y nada menos que de la UNESCO, de las Naciones Unidas, no es cualquier cosa.
Este lavado de cerebro está ocurriendo mientras nosotros estamos aquí hablando. Toda esta gran confusión y gran mentira a la que me estoy refiriendo, si no hacemos algo pronto, nos vamos a ver enfrentados a que esa gran mentira se transforme en verdad.
No es una cruzada religiosa
-Esta contracultura que se está llevando adelante, quizás puedan existir medios o personas que digan ‘este señor viene en una cruzada religiosa’
-No, de ninguna manera, yo no vengo en ninguna cruzada religiosa. Es más, yo no soy una persona religiosa, soy un analista político y me preocupa como el mundo político se está aprovechando de esta gran mentira. Yo estaba hoy en un programa de radio hace un par de horas atrás, y un oyente llamaba y decía que lo que yo estoy diciendo es mentira porque “Jesús era palestino’. Eso no es cierto. El problema no es el bien contra el mal, es la verdad contra la mentira. Hoy en día con los medios de comunicación mucha gente ya no quiere educación y la gente lo que está buscando es información. Ahí es donde viene el problema, porque si usted educa a alguien y le da una educación, esa persona va a poder discernir y tomar una decisión sobre lo que está percibiendo en ese momento, pero, si la persona no quiere educación y lo que quiero es información, ‘mándame un tuit’, 140 caracteres, simplemente eso, y entonces, el enemigo de la verdad se aprovecha de eso. Vamos a mandarles un cliché, un slogan, y que lo repitan. Lo que nos podemos estar enfrentando, pronto, quizás en esta misma generación pero seguramente en las generaciones que vengan es a una gente que va a ser analfabeta de la historia porque la historia la están cambiando.
Esto no se trata de mitología griega: en Grecia, los dioses y Zeus, y Afrodita, eran mitología. La Biblia no es mitología, es un libro de historia, de geografía, de economía, es un libro que incluye muchas cosas y está inscripto hace 3000 años. Entonces, como es posible que la UNESCO en donde ninguno de los 196 países que está en las Naciones Unidas existían hace 3000 años cuando en ese momento existía Israel y tenía una capital y tenía un Rey, y tenía una población, una moneda, un idioma, tenía todo. Israel existía hace 3000 años cuando ninguno de los otros en los 196 países ninguno existía. Israel ya existía. Cómo vamos a cambiar la historia de una manera tan grosera, tan absurda. No solo porque la historia tiene 3000 años, aunque esté escrita, aunque esté comprobada arqueológicamente, no lo vamos a tener en cuenta, eso es mentira, no lo vamos a tomar en cuenta, esta es nuestra verdad. Es una cosa espantosa.
Dos Fuerzas
-¿A qué atribuye que este discurso proveniente de las Naciones Unidas se lleve adelante con tanto énfasis y profundidad en cambiar la historia?
-Porque se han unido dos fuerzas que parecen ideológicamente incompatibles: la extrema izquierda y la extrema derecha. En la extrema derecha está el fascismo islámico. Yo no estoy con esto diciendo que todo el que profesa la fe islámica es un terrorista, todo lo contrario. Estoy seguro, y conozco muchos de ellos, personalmente algunos son mis amigos, que son gente de bien y que lo que quieren es el bien de la humanidad y, mandar a sus hijos al colegio, trabajar, progresar, lo que quiere todo ser humano, pero, el radicalismo islámico ha tomado la agenda del Islam, ha secuestrado la agenda del Islam y todos ahora percibimos a los musulmanes como que son todos unos terroristas. No es cierto pero si esa es la percepción que tenemos, esa va a ser la realidad. Estamos asustados. Cuando de pronto aparece una persona vestida de cierta manera, en un aeropuerto, nos asustamos todos porque decimos ‘qué puede estar pasando aquí’. Y del otro lado, en la extrema izquierda, se tiene la parte de que el gran demonio que es el capitalismo ha corrompido a la sociedad y que entonces hay que regresar a esta utopía socialista en donde todos somos iguales, donde nadie es mejor que nadie, eso se llama el ‘buenismo’, vamos a ser buenos con todos y entonces vamos a abrazarnos, vamos a abrazar a nuestros enemigos, eso no es cierto. Esas dos fuerzas, de extrema derecha, y de extrema izquierda se juntan en las Naciones Unidas y controlan a las Naciones Unidas. Recordemos que países islámicos, son 52 países, casi un tercio, por lo que las Naciones Unidas ya tiene un bloque x y después están los demás, y esto es lo que tenemos. Mira lo que dijo la embajadora de EE.UU. ante la ONU, Nikki Haley, en el mes de junio cuando se retira Estados Unidos de la Comisión de Derechos Humanos de las Naciones Unidas: ‘nos retiramos de este pozo séptico donde se refugian los peores violadores de los derechos humanos’. Por lo menos alguien habló claro. Las Naciones Unidas son un pozo séptico y ¿qué puede haber en un pozo séptico?, ¿qué bueno vamos a sacar de ahí? Lo mío no es una cruzada religiosa, para nada. La cruzada, es una cruzada por la verdad, no es una cruzada para ganar votos, si no que hay que luchar de la manera más apta posible y yo lo entiendo porque trabajo con los evangélicos porque los evangélicos creen en la verdad, creen en la palabra, no la inventan, y son el grupo religioso de mayor crecimiento en Latinoamérica, y yo como latinoamericano y como analista político tengo que reconocer que esto es una fuerza que se está levantando, y es una fuerza para la verdad.