Alianza PAÍS es la minoría parlamentaria mayor con 74 de los 137 asambleístas. Perdió 30 respecto al período legislativo anterior. Luego sigue Creo con 34 bancas, y la tercera fuerza fue el Partido Social Cristiano, con 15 escaños; seguido de una alianza de izquierda (Acuerdo Nacional por el Cambio), con ocho asambleístas y otros partidos con menos escaños.
Gane quien gane en la segunda vuelta electoral del domingo 2 de abril en Ecuador, sea el candidato oficialista Lenin Moreno (Alianza PAÍS), o el candidato opositor, el también empresario Guillermo Lasso (Creando oportunidades, Creo), no contará a priori con mayorías parlamentarias.
La no obtención de un mínimo de 40% de votos por Moreno (39,36%), determinó que la elección del 19 de febrero quedara sujeta a esta segunda vuelta, a la que también concurre Lasso el candidato más cercano (28%).
Alianza PAÍS es la minoría parlamentaria mayor con 74 de los 137 asambleístas. Perdió 30 respecto al período legislativo anterior. Luego sigue Creo con 34 bancas, y la tercera fuerza fue el Partido Social Cristiano, con 15 escaños; seguido de una alianza de izquierda (Acuerdo Nacional por el Cambio), con ocho asambleístas y otros partidos con menos escaños.
Las encuestas que inmediatamente después de la primera vuelta le daban claro favoritismo a Moreno, en los últimos sondeos acortaron distancia, pero siempre favoreciendo al candidato oficialista.
El ahora ex comandante del Ejército, Luis M. Castro Ayala, denunció que ese domingo de febrero hubo una interrupción en la cadena de custodia de las urnas debido a una orden de la autoridad civil. Correa cesó inmediatamente al militar, quien al despedirse exhortó a sus camaradas a respetar “la sagrada voluntad del pueblo ecuatoriano». Hecho que arrojó dudas sobre la limpieza electoral de los comicios, sumado a una extraña suspensión del cómputo de votos y a la lentitud de las votaciones. Esto último mereció críticas de los observadores internacionales de la OEA.
Favoritismo oficial. Según el Observatorio de Fundamedios, los medios estatales han demostrado un claro favoritismo por el delfín de Correa: en seis de ellos, en radio y televisión, entre el 10 y el 16 de marzo, hubo cinco horas y 13 minutos destinados a desacreditar al candidato opositor y dos horas y 45 minutos a promover al candidato del partido en el poder, favorecido por siete horas y 58 minutos de espacio publicitario.
En julio de 2014 se conoció que la firma de relaciones públicas neoyorquina MCSquared recibió en un año 6,4 millones de dólares del Gobierno de Ecuador para mejorar la imagen internacional del país latinoamericano, según documentos revelados por el sitio web Washington Free Bacon.
Correa tiene en el haber tras diez años de gestión haber recuperado la dirección estatal en la educación, una inversión inédita en el sector y ampliación de la cobertura, aunque se le critica no haber llegado con estas reformas a la escuela primaria.
Según declarara Grace Jaramillo, del centro de estudios FLACSO, a la revista colombiana Semana en 2009, la negativa inicial de Correa a pagar la deuda externa podría considerarse como «una estratagema para ganar tiempo y hacer que la deuda perdiera valor». Al final, y según las cuentas, le ahorró a Ecuador cerca de 7.000 millones de dólares.
El régimen de la “Revolución Ciudadana” (2007-2017) trajo estabilidad política, crecimiento económico y mejoras sociales potenciados por el auge del precio del petróleo. El crecimiento económico unido a políticas redistributivas, financiadas con el boom petrolero, permitió un aumento de la inversión social que pasó del 4% del PIB en 2006 a más del 8% en 2016.
Las políticas implementadas en salud, educación y vivienda permitieron una reducción de la pobreza del 41,7% en 2008 al 28,2% en 2016. Mientras que la pobreza multidimensional se redujo del 51,5% en 2009 a 35,1% en 2016, la pobreza extrema disminuyó del 16,5% al 8,7%.
El modelo económico de la Revolución Ciudadana se sostuvo en los altos precios del petróleo y en aumento de la tributación. Ese modelo generó un fuerte crecimiento de la inversión pública y el gasto social.
Correa, buen discípulo del cinco veces presidente ecuatoriano Josemaría Velasco Ibarra (1933-1972), aprendió de aquel líder populista lo de “Dadme un balcón y gobernaré”. Llamó «pelucones» a los ricos, a contendores suyos como el ex presidente León Febres Cordero (1984-1988), Cyesnthia Viteri y Álvaro Noboa les decía: «mafioso, princesita de la oligarquía o explotador de menores». A los bancos internacionales, «burócratas que vienen como virreyes» y a los políticos «esa cloaca llamada Congreso Nacional». Y los periodistas que no son de su agrado, tampoco se han escapado de sus dardos: a una periodista la llama «gordita horrorosa» y a otro «bonsái», se documenta en el reportaje de Semana.
Fabricio Correa, hermano y ex tesorero de la campaña presidencial de Rafael Correa, el periodista ecuatoriano exilado Luis Palacio y el Cnel. Mario Pazmiño (ex director de inteligencia militar de Ecuador), coinciden en afirmar que Correa recibió apoyo económico de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (Farc) para su primera elección presidencial. Por su parte, Alexander Duque, alias “Chorizo”, ex guerrillero de las Farc entrevistado el 16.10.2011 para el documental ‘Rafael Correa: Retrato de un padre de la patria’, detalla los montos aportados por las Farc a la campaña de Correa: 500 mil dólares. Duque fue quien entregó las coordenadas del campamento que tenía Luis Édgar Devia Silva, (a) Raúl Reyes, en marzo 2008 en territorio ecuatoriano, bombardeado por la fuerza aérea colombiana, que causó la muerte del comandante guerrillero.
A estas denuncias se suma un video en que Víctor Julio Suárez Rojas, (a) el «Mono Jojoy», jefe militar de FARC muerto en 2010, hace un recuento de las finanzas de las Farc y entre los gastos incluye el apoyo financiero que esta organización prestara a Correa.
Pero otras financiaciones ilegales aparecen en el presente. De los US$ 788 millones de dólares documentados por el Departamento de Justicia de EEUU pagados por Odebrecht para sobornar a funcionarios en más de 100 proyectos en Argentina, Brasil, Colombia, República Dominicana y Ecuador, 33,5 millones corresponderían a pagos efectuados al correismo.
El panorama para el futuro gobierno no es halagüeño. Para 2017 las proyecciones del FMI indican que la economía ecuatoriana continuaría cayendo en -2,7; no así la Cepal que estimó un crecimiento de 0,2 % en este año.
Si el triunfador en segunda vuelta fuera Lasso tampoco la tendría fácil. El candidato opositor ha fundamentado su plataforma política en promesas electorales que no tienen viabilidad legislativa como son la eliminación de 14 cargas tributarias, o derogar la controvertida ley orgánica de comunicación, que son competencia del Poder Legislativo.
Su anunciado recorte del exceso de instituciones públicas también depende de mayorías legislativas y de la Corte Constitucional que hoy son del correismo. Igualmente su promesa electoral de llamar a consulta popular para cambios en la Contraloría General del Estado, el Fiscal General de la Nación, Procuraduría y Consejo Nacional Electoral no sería posible, pues el Presidente tiene limitaciones legales para remover funcionarios afectados al contralor estatal. Asimismo su anuncio de llamar a Asamblea Constituyente que en caso de obtener mayoría en ella sí le permitiría realizar su plataforma electoral, enfrenta el desafío de la “muerte cruzada” prevista constitucionalmente, que implicaría llamar nuevamente a elecciones, poder ganarlas, y tener mayoría legislativa. En ese escenario Correa vuelva directamente a la lid y Lasso correría el riesgo de ser derrotado.
En este panorama, gane quien gane, debería conducir a un gobierno de entendimiento para desarrollar un programa con un mínimo de acuerdos que aleje un escenario de inmovilismo para los próximos cuatro años en este país de 16 millones 600 mil habitantes.
Twitter: @machinfajardo
Fuente Imagen: banderadeecuador.com