Las palabras de Amarilla fueron realizadas el lunes 31 en el Pasaje Acuña de Figueroa, en donde consideró que “en el marco de la laicidad bien entendida, que es un Estado abierto a todas las concepciones y a todas las visiones sobre el mundo y sobre la vida, abrir una espacio para reflexionar sobre este evento que sucedió hace 499 años pero que supuso un cambio muy importante para toda la civilización de Occidente, y por qué no, para toda la humanidad”.
Consideró que tuvo un impacto “en las confesiones religiosas, en las estructuras eclesiásticas, pero también en la democracia, en la libertad, en la forma de gobierno, en la cultura, en la economía, y en todas las actividades del ser humano sobre esta tierra”.
Es una instancia de reflexión “y nos lleva también a pensar sobre el rol que tenemos que tener en este mundo y en este tiempo, analizando y viendo lo que hicieron los grandes hombres en su momento histórico, y cómo se paraban frente a la realidad para cambiarla y para mejorarla, cuál es la responsabilidad, y cuál es el desafío que tenemos en estos tiempos los que estamos aquí”.
La apertura estuvo a cargo del Pastor André Luiz Muller de la Iglesia Luterana del Uruguay.
También tuvieron una destacada participación, el Coro de Niños del Colegio San Pablo, y el Coro Aparcanto, bajo la dirección del Profesor Mario Occhiuzzi Brignoli.
A su turno, hizo uso de la palabra el historiador, conferencista internacional y escritor argentino, Pablo A. Deiros, quien enfatizó en la incidencia de Martín Lutero y la Reforma Protestante en la denominada “Educación Popular”.
En sus conclusiones, Deiros, señaló que “Martín Lutero, con su pensamiento y acción, dio inicio a un proceso de cambio y transformación en el mundo occidental, cuyas consecuencias todavía siguen operando y ejerciendo una notable influencia”.
Asimismo, “su contribución al pensamiento político, económico y social no ha perdido vigencia y, en algunos aspectos, tiene una actualidad sorprendente”.
No obstante, sostiene Deiros, “posiblemente es su praxis pastoral en torno a la educación, la que tiene una relevancia mayor para nosotros hoy, frente a los grandes desafíos de la hora presente”.
Por último, el historiador argentino señaló que “Lutero continúa hablándonos como un pastor preocupado por la situación educacional de los niños, adolescentes y jóvenes en nuestra sociedad que, según el declara, nos ha sido confiada por Dios mismo”.
Por tanto, «lo mejor que podemos hacer frente a tal desafío es asumir esta tarea y cumplirla de la manera más responsable posible, por el bien de cada ciudadano y la salud de la nación».