Compartimos los conceptos de Ortiz de Lucía.
“Yo no sé quien fue mi abuelo; me importa mucho más saber quien será su nieto.” Abraham Lincoln
A 180 años del surgimiento de la divisa con más contenido y arraigo de la historia, el desafío que enfrenta el Partido Colorado hoy es gigante.
Algunos colorados han optado por arrimarse a un espacio político que, sin ideología y sin ideas, propugna por gestionar bien al Estado sin importar nada más, critica a todos los políticos y al sistema político y le pega a Mujica por su pasado guerrillero. Respeto a los que han entendido que es por ahí, pero no comparto que la ideología no importa y que la cantidad de empleados públicos es lo único que interesa para que el Estado se encuentre al servicio de la gente. No comparto que los políticos son todos malos ni que son peores aún si quieren vivir de la política –lo que daría paso a la plutocracia, es decir, que el poder sólo lo puedan ejercer los que tienen plata-. Y tampoco acuerdo con que haber levantado un fusil contra la democracia en los años 60 sea más importante que el apoyo popular que las urnas conceden más de 50 años después.
Desde adentro, algunos colorados han elegido una conmemoración que reconoce y evoca al pasado, y tan sólo eso. Otros decidieron hacer su propio festejo en la Plaza 1º de Mayo junto a la estatua de Pepe Batlle.
Yo no fui a la Convención en Durazno. Pedí licencia. La verdad es que no me sentí convocado. Y no porque considere que el pasado no es importante, o que no sea bueno reconocer a hombres y mujeres que dieron mucho por el Partido Colorado. No asistí porque sólo eso fue lo que pasó. No quiero un Partido que sólo festeje el pasado, quiero un Partido que le muestre a la gente lo que podemos hacer en el futuro, que somos capaces de ser una opción. Quiero un Partido que muestre que hay gente joven y nuevas caras con ideas de este siglo que, sin renegar de la historia, son capaces de construir una opción que represente a la gente. Pienso que a nuestro Partido le cuesta enormemente proyectarse al futuro y asumir que debe ocuparse de cambiar, cambiar y siempre cambiar. Esperaba una Convención de vino nuevo en odres nuevos.
Por otro lado, no hay duda que hay que celebrar los nuevos sectores dentro del Partido Colorado cuya aspiración es hacerlo crecer. Y más aún aquellos que quieren llenarlo de Batllismo y de izquierda colorada. Pero creo que la construcción de lo que se es, es más poderosa y desafiante que cualquier otra acción política, y que es el único modo de llegar bien lejos.
Como sea, soy un convencido que el Partido Colorado tiene hoy una enorme oportunidad.
Muchos colorados y frenteamplistas que conozco están mirando unos con curiosidad, otros con esperanza y otros con enormes ganas de sumarse, las propuestas concretas que tenemos muchos colorados que nos consideramos batllistas y de izquierda.
Soy de los que se encontrará junto a muchos otros en los próximos tiempos celebrando el mejor pasado, rompiendo para cambiar, pero responsablemente diciéndole a quién quiera escuchar lo que pensamos, nuestras ideas y cómo las llevaremos adelante.
Y será todo esto desde un espacio propio, porque queremos ser protagonistas de los próximos 180 años que algún día también serán historia”.