“El comienzo de una nueva legislatura suele ser un acto protocolar, donde quien presidirá la Cámara de Representantes es votado de manera unánime. Pero eso no sucedió el martes 1° de marzo. El diputado nacionalista representante por Rivera, Gerardo Amarilla, fue votado por 90 de los 92 presentes, para sustituir a Alejandro Sánchez (MPP) en la presidencia de la Cámara. El diputado colorado Fernando Amado fue la única voz discordante ya que no sólo votó en contra a título personal, sino también por su compañero, Amín Niffouri. ¿Qué molestó al legislador para que fundamentara enfáticamente por qué no había cumplido con una tradición que, además, había sido acordada minutos antes? Amarilla, quien se reconoce como evangélico y pertenece a la Iglesia Bautista, ha manifestado en varias entrevistas que “respetaría la ley si no contradice la palabra de Dios“, y había agregado: “Tenemos el derecho a la desobediencia civil y atenernos a las consecuencias”. Por esa razón, Amado había señalado: “Es inaceptable que un presidente de esta institución manifieste que la ley de Dios está por encima de las leyes de nuestra república”. Sin embargo, tras un largo debate, Gerardo Amarilla fue electo presidente de la Cámara de Representantes para el segundo periodo ordinario de la XLVIII legislatura.
Doctor en Derecho y Ciencias Sociales egresado de la Universidad de la República, Amarilla se ha desempeñado como docente de Derecho Constitucional y de Marco Legal Ambiental en la Universidad de la República. Inició su carrera política como edil suplente por la lista 15 del Partido Nacional (2000-2005) y edil titular (2005-2010) de la Junta Departamental de Rivera y fue electo como diputado por ese departamento para el período 2010-2015. En 2014 resultó reelecto diputado para el período 2015- 2020, aunque compitió durante la elección pasada para ser candidato a la Intendencia de Rivera.
Con el objetivo de que durante su período en la presidencia el Parlamento se “aggiorne” un poco más a las nuevas plataformas tecnológicas y acostumbrándose a una agenda diaria mucho más “cargada”, Amarilla recibió a Sdr en su despacho.
-¿Cuál es su valoración sobre los primeros meses en el cargo?
-Buena. Hace dos meses que estamos en esta función, que para nosotros es un honor e implica una tremenda responsabilidad. Es un cargo, que después de asumido, uno se da cuenta de la importancia que tiene, incluso a nivel internacional. En el protocolo, es el tercer cargo de importancia después del presidente y el vicepresidente. Supone, por lo menos, tres funciones importantes: la función política, que tiene que ver con la coordinación de la agenda parlamentaria entre los diferentes sectores políticos (la construcción de debates, por ejemplo). Es una posición que exige cierta moderación, equilibrio, equidistancia en los actores políticos, porque si bien uno es diputado de un partido político y de un departamento, debe desprenderse del debate y la contienda partidaria por un año y tiene la responsabilidad de conducir el debate, y a partir de allí, tiene esa cuota de equilibrio necesaria. La segunda función tiene que ver con la tarea administrativa, que no es menor: 400 funcionarios y 70 millones de dólares de presupuesto. Es una carga importante desde el punto de vista de la tramitación de expedientes, el presupuesto de la Cámara, la inclusión presupuestal, gastos, intervenciones contables y administrativas que suponen mucho tiempo, cuidado y atención. La tercera función -extremadamente motivante, aunque desgastante- es la “extensión” parlamentaria. Se trata de la presentación de actividades y proyectos, alguno de los cuales viene de hace mucho tiempo, como el proyecto “Visita tu parlamento”, por el que nos visitan escolares del interior: este año estamos haciendo especial hincapié en los lugares más alejados de la capital. Hemos encarado también algunos proyectos personales como el apoyo a la maternidad, la evaluación de la ley de descentralización, el diálogo con el Uruguay fronterizo, una tarea que tiene que ver con transparencia e información legislativa, trabajando con los comunicadores y con las herramientas informáticas para mejorar la transparencia y la rendición de cuentas del parlamento. Tenemos un proyecto sobre discapacidad y temas vinculados al medio ambiente: vamos a hacer un congreso nacional del agua y un foro sobre legislación ambiental. Existen, a su vez, una cantidad de proyectos más allá de todo lo que es el relacionamiento del parlamento con otros organismos públicos y con el cuerpo diplomático del país.
-¿Qué otros cambios se van a plantear en su presidencia con respecto al funcionamiento de la Cámara?
-Estamos trabajando en mejorar las herramientas informáticas. Ya tomamos una primera resolución que tiene que ver con la eliminación de la mitad del papel. Hay una cantidad de repartidos que se hacían de las sesiones diarias de las leyes que vamos a intentar eliminar para reducir el gasto, el impacto ambiental que tiene la producción de papel y mejorar la comunicación de los legisladores. Hoy por hoy, todo lo que uno presenta, está en la red. Hemos sacado una resolución que va a suponer un ahorro importante de gastos y eso se empieza a implementar en estos días en el Parlamento. Otro proyecto que venía desde hace tiempo es la nueva página web del Parlamento. Es mucho más amigable, fácilmente transitable, accesible, más descontaminada de tanto ícono. Se ha hecho una inversión por parte de todo el parlamento y hemos tenido el privilegio de inaugurarla. También estamos trabajando fuertemente la televisación y en el audio de las sesiones. Vamos a poner un canal de audio para que la gente pueda escuchar las sesiones del parlamento, además de verlas e intentar que esas sesiones (tanto de audio como de video), puedan quedar grabadas como registro histórico que es algo que ahora no existe. La idea es mejorar la accesibilidad y la transparencia de los que aquí trabajamos. Son avances que estamos teniendo y ojalá que podamos llegar a fin de año con un buen resultado.
-Desde hace un tiempo se discute el cambio del voto a mano alzada al voto electrónico en las sesiiones. Hay quienes consideran que esto no ha sido posible porque hay resistencias. ¿Se contempla la posibilidad de hacerlo durante su presidencia?
-Alguna resistencia hay, pero eso no es lo que nos impide avanzar en eso. Hay dificultades tecnológicas con los equipos que se compraron. Son equipos de audio nuevos que venían con el adicional de un mecanismo para poder votar electrónicamente. Lamentablemente el mecanismo que se compró no es adaptable a las votaciones que hace el parlamento uruguayo. Y esa es la cuestión: o modificamos el reglamento -que nos va a llevar tiempo-, o gastamos más en comprar nueva tecnología y desechar la que ya está. Es un tema complicado. Nosotros pedimos un informe, todavía no tenemos la respuesta. Hubiéramos querido avanzar más en eso, vamos a ver. No sé si se podrá implementar en este período, pero por lo menos, avanzar en algún paso hacia el voto electrónico que sería ideal: trasparentar quién vota qué cosa.
-¿Por qué nuestra legislación impide utilizar los equipos ya adquiridos?
-La razón por la que el mecanismo no es adaptable es porque es en base a la huella digital. Tenemos un sistema de suplentes y para ingresar los 98 titulares y al menos 200 suplentes más, es complicado ya que tendremos problemas con el reconocimiento que los equipos hagan. Se planteó que fuera una tarjeta, pero también aparecen dificultades como que los legisladores puedan extraviarlas. Estamos viendo de qué manera podemos lograr una resolución de ese tema para no gastar más dinero, pero no hemos obtenido respuesta aún desde los servicios informáticos.
-Usted integró la delegación de legisladores que viajó a Zambia. Un viaje cuyo costo generó cuestionamientos en la opinión pública. ¿Cuál es su postura al respecto?
-Uno entiende la mayoría de los cuestionamientos y en alguna medida los comparte porque los montos que se han gastado son sumamente excesivos. Ahora, hay que decir una cosa también: Es una decisión que fue tomada hace mucho tiempo. La delegación que viajó a Zambia fue resuelta en el período anterior. No es por sacarnos la responsabilidad individual, ya que la asumimos, pero colectivamente. Cuando empieza todo el mundo a sacarse el sayo y tratar de quitarse la responsabilidad de encima me parece que no es una señal de valentía y de afrontar las cosas que uno tiene que afrontar. Fue una decisión que todos los partidos estaban de acuerdo y que la tomaron el año pasado cuando el presidente era Sánchez. Nos parece que hacer de esto un circo político, de cobrarse cuentas y ver quien tiene menor responsabilidad públicamente, le hace daño al sistema. Lo que sería pertinente es ver de qué manera podemos corregir esto para el futuro. Yo creo que hay que bajar los gastos, hay que realmente llevar a la práctica el discurso de austeridad. Ver de qué manera cuidamos mejor los dineros públicos y no solamente el Poder Legislativo, sino también el Poder Ejecutivo porque hay varios ministerios que gastan esto y mucho más, no solamente afuera del país, también aquí adentro. Me parece que sería importante que se dé una señal desde el Poder Ejecutivo que es un poco la cabeza del Estado hacia el resto de la administración.
-Cuando asumió la presidencia de la cámara, la votación fue un tanto particular por el voto negativo del diputado Fernando Amado en una instancia que es resultado de un acuerdo. Amado apuntó directamente a su fe religiosa. ¿Qué significa para usted una reacción tan directa teniendo en cuenta que ha manifestado públicamente su creencia?
-Creo que se dio un debate muy interesante en la sociedad uruguaya, donde aparentemente si uno cita o se inspira en un filósofo griego, o en un pensador del renacimiento, o en algún teórico como Marx o Engels, no habría problema. Ahora, si uno cita la Biblia, hay un escándalo público. Hay como una suerte de discriminación hacia lo espiritual o lo religioso. La laicidad entendida en su término más puro es el respeto por todas las concepciones y todas las posiciones religiosas, filosóficas. Me parece que nosotros no hacemos cuestión de nuestra concepción religiosa ni de nuestra visión espiritual de la vida, pero obviamente que nos influye y no tenemos por qué andar escondiéndola. Creo que el debate es positivo para la sociedad uruguaya porque deja atrás fantasmas, tabúes, mitos, incluidos los que hemos sufrido muchas veces, discriminación. A mí me parece bueno decir: “Acá hay cristianos, hay musulmanes, budistas, judíos, gente que es libre pensadora y que puede opinar e inspirarse en su vida en las cosas que influyen en su persona”. Me parece también que yo no hago “cuestión” del tema, no hago proselitismo religioso, ni de ninguna congregación especial, pero en definitiva puedo decir dónde fundamento mi vida, en qué se inspira mi accionar político, sin ningún tipo de vergüenza y lo digo como cristiano. Al principio hubo algunos escándalos, algunos reclamos. Ahora creo que está naturalmente admitido. Me han dicho: “usted busca que los cristianos me apoyen”, y bueno, sí. Hay diputados que son sindicalistas y buscan que su sindicato los apoye y en definitiva estar en consonancia con lo que dice el SUNCA o UNTRMA. Uno que pertenece a una congregación cristiana busca estar en consonancia con la cantidad de gente que lo apoya. Me parece natural. La laicidad bien entendida justamente es aceptar, compartir la vida política nacional con las diferentes expresiones que hay en la sociedad con respecto a la espiritualidad que me parece que son importantes.
-¿Y en los pasillos? ¿Incide su definición como “cristiano” en el trato diario con otros legisladores?
-Y sí, la tiene. A veces le pongo una cuota de diversión porque hay algunos chistes, hasta algunas burlas, pero las acepto con cierto buen humor y en definitiva, hacen un poco a la vida interna del parlamento donde intentamos trasmitir a nuestra vida política, nuestros principios que, en mi caso, son valores cristianos. Algunos fundamentales para la civilización que están admitidos.
-A la hora de argumentar usted hace especial énfasis en la familia, no solo como valor fundamental sino como la clave para resolver determinados asuntos.
-La familia es el centro de todos los temas: la educación, la seguridad, la corrupción, las drogas, los “nini”. Siempre concluimos en que lo que está fallando es la familia. Lo que pasa es que la familia no está siendo la contención que debería ser, no está siendo el hogar donde se aprende determinados valores para vivir en sociedad. Entonces estamos atendiendo las consecuencias de una destrucción permanente que ha habido de la unidad familiar pero poco hablamos de trabajar las causas. Entonces, ¿cómo trabajamos en el origen del problema (la desintegración familiar) que estamos viviendo y padeciendo? Las políticas del estado muchas veces se preocupan en atender las consecuencias y a veces hasta descuidan y desatienden la unidad y la estabilidad familiar como un valor importante. Lo dice el artículo 40 de la Constitución: “La familia es la base de la sociedad” Ojalá que en algún momento podamos establecer una política pública de apoyo a la familia. Una oficina donde haya un apoyo directo, profesional, multidisciplinario que el Estado hoy no tiene.
Laicidad como tolerancia de todas las concepciones
“Seremos defensores de la libertad y de la laicidad, cuestión que nuestra sociedad resolvió sabiamente en la Constitución de 1917 y desde allí la entendemos como el encuentro y la tolerancia de todas las concepciones, en el pleno ejercicio del respeto“, había indicado Amarilla en clara respuesta a los cuestionamientos de Amado en momentos en que asumía su cargo como presidente de la cámara de diputados. Fue respaldado por todos los partidos. Lo señalaron como un hombre confiable con respecto a su accionar y al respeto de la Constitución.
Amarilla integra, además, el Instituto Jurídico Cristiano del Uruguay, es miembro del Concilio Global de Advocates International y está comprometido con la lucha pro vida y a favor de la familia. Ha publicado una serie de trabajos: “La ética ambiental en los fundamentos judeo cristianos”, “Municipios y protección ambiental“, “Una Amiga Peligrosa. La droga en el corazón de la sociedad” y “Parlamento y Fe“.
Victoria Pereira.
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