Para Gandini, que integra la Comisión de Hacienda de la Cámara de Representantes, lo primero que tendría que haberse hecho era un presupuesto consistente con los ingresos.
«Ahora hay que abrir todo el presupuesto nacional y empezar a recortar y ver lo que no es necesario, lo que es superfluo y meterse duro con las empresas públicas. Yo me quiero meter con el Puerto, por ejemplo. No solo con las empresas que pierden, el Puerto gana plata pero tiene sobrecostos gigantescos en su gestión, hablo de cientos de millones de dólares.»
Sentenció que «hay que gastar menos, pero sobre todo gastar mejor. Por ahí hay que empezar a recortar y no por el lado de pedirle más a la gente, que al final se transforma en un problema para el propio estado que al final va a recaudar menos.»
El crecimiento de la economía en estos años se basó en dos motores: la inversión y el consumo interno. «Si yo saco 350 millones de dólares del circulante de quienes lo reciben por salarios y lo vuelcan en el consumo, lo que estoy haciendo es seguir restringiendo el consumo interno. Los datos de 2015 indican que todos los impuestos al consumo, del IVA al IMESI, todos cayeron. Si siguen cayendo, obviamente que eso termina repercutiendo en la propia economía que habrá que volver a ajustar», explicó.
Agregó que también se está ajustando la inversión pública. «Antel paró el tendido de fibra óptica; el Ministro de Transporte acaba de decir que están enlentecidas las obras de las rutas 1 y 5, porque tuvieron que postergarlas por necesidades económicas.»
Jorge Gandini cree que este ajuste «tiene efectos recesivos importantes. Se toca el bolsillo de la gente que actúa ya y aprieta. Psicológicamente tiene un efecto que pega ahora. Tocar salarios es tocar el gasto social. Los trabajadores luchan para recuperar salario real, viene esto y se lleva una parte importante.»
«Nosotros estamos dispuestos a revisar el presupuesto y hacer algunas propuestas. Una es quedarnos con la mitad de lo que ganan los bancos y el sistema financiero por el uso cada vez más generalizado de la tarjeta de débito. El banco le cobra el 2.5% al comercio. Si le ponemos un impuesto del 50% de lo que se está quedando el banco hoy, son millones de dólares que van a las arcas del sistema financiero que es el gran beneficiado de esta bancarización», planteó.
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