El diputado de Vamos Uruguay (Partido Colorado), Adrián Peña, presentó en las últimas horas ante la presidencia de la Cámara Baja, un proyecto de ley que apunta a luchar contra lo que se ha denominado “desperdicio de comida” y simultáneamente a aumentar la cantidad y la diversidad de la comida que se distribuye a las personas más necesitadas de la población, por ende velando por el interés general de la ciudadanía.
La normativa propuesta busca fomentar y potenciar la seguridad alimentaria y nutricional, al mismo tiempo que la racionalización de los productos alimenticios y el combate contra su pérdida o desaprovechamiento.
PROYECTO DE LEY
Sobre el mejor aprovechamiento de productos alimenticios.
Disposiciones generales
Artículo 1º.- Los supermercados, los establecimientos comerciales de grandes superficies destinados a la venta de artículos alimenticios, la industria alimentaria, las empresas elaboradoras de alimentos y aquellas dedicadas a su distribución y comercialización, no podrán destruir o tirar comida o productos de alimentación que se han quedado sin vender y que todavía se encuentran en condiciones de ser consumidos, o que ya no se encuentran aptos para su venta pero que todavía sean válidos para su consumo humano, ni productos considerados excedentes, ni podrán almacenar comida que se acerque a su fecha de caducidad.
Artículo 2º.- En las situaciones descriptas precedentemente, las empresas comprendidas en los dispuesto en el artículo anterior, deberán acordar convenios de colaboración con bancos de alimentos, entidades, ONGs u organizaciones, benéficas o de caridad, que den asistencia a personas en situación de pobreza o indigencia, donando gratuitamente esa comida o productos, para que éstas puedan multiplicar el número de comidas gratuitas que brindan diariamente.
Artículo 3º.- A los efectos de la presente ley, se entenderá por establecimientos comerciales de grandes superficies destinados a la venta de artículos alimenticios, los definidos por artículo 2º de la Ley Nº 17.188, de 20 de setiembre de 1999, en la redacción dada por el artículo 1º de la Ley Nº 17.657, de 17 de junio de 2003.
Artículo 4º.- Los bancos de alimentos, entidades, ONGs u organizaciones benéficas o de caridad, que firmen convenios al amparo de la presente ley, tendrán la obligación de recoger y almacenar los alimentos en condiciones higiénicas y distribuirlos adecuadamente. Serán responsables del retiro, conservación, depósito y refrigeración necesarios para gestionar las donaciones provenientes de comercios y empresas alimentarias. Asimismo serán los encargados de distribuirlos entre los necesitados en forma absolutamente gratuita. Todo ello conforme a lo que dicte la reglamentación.
Artículo 5º.- En los caso de productos caducados, los mismos tampoco podrán ser tirados, ni destruidos, sino que se deberán adoptar mecanismos y procedimientos, a fin de que los mismos sean destinados a la alimentación de animales o a la producción de compost para la agricultura.
Artículo 6º.- Cométase al Ministerio de Desarrollo Social, la función de inspección, contralor y la eventual aplicación de sanciones por el incumplimiento, a lo dispuesto en los artículos precedentes.
Artículo 7º.- Declárase que las previsiones de esta ley se establecen por razones de interés general.
Artículo 8º.- Se recomienda al Poder Ejecutivo a realizar campañas e introducir programas para educar a las personas a cuidar sus alimentos y a concienciar en la educación escolar sobre la necesidad de controlar el despilfarro de alimentos.
Artículo 9º.- La presente ley se reglamentará en un plazo máximo de 180 días.
Lic. Adrián Peña.
Representante Nacional por Canelones.
Montevideo, 28 de marzo de 2016.
Exposición de motivos
El presente proyecto apunta a luchar contra lo que se ha denominado “desperdicio de comida” y simultáneamente a aumentar la cantidad y la diversidad de la comida que se distribuye a las personas más necesitadas de la población, por ende velando por el interés general de la ciudadanía. A fomentar y potenciar la seguridad alimentaria y nutricional, al mismo tiempo que la racionalización de los productos alimenticios y el combate contra su pérdida o desaprovechamiento.
Se entiende que hay un interés general en aprovechar mejor los recursos alimenticios para la población y asistir a los derechos humanos de los más necesitados, en particular en circunstancias como estas, donde estamos hablando de alimentos, que van a ser tirados o desperdiciados.
Según datos de la Organización Mundial de la Salud, en todo el mundo se desperdicia hasta el 50% de la comida que se produce. En efecto, a nivel mundial, se estima que entre un 30 y 50%, es decir, unas 1,300 millones de toneladas de alimentos producidos nunca llegan a ser consumidos. Esa cantidad incluye el 30 % de los cereales; entre el 40 % y el 50 % de las raíces, frutas, hortalizas y semillas oleaginosas; el 20 % de la carne y los productos lácteos y el 35 % de los pescados. La FAO calcula que esta comida que no se aprovecha sería suficiente para dar sustento a 2.000 millones de personas.
La Organización de la ONU para la Alimentación y la Agricultura (FAO) para América Latina y el Caribe, a través de su representante, Raúl Benítez, ha asegurado que en la región de América Latina y el Caribe, se desperdician aproximadamente 350 millones de kilos diarios de alimentos. Al tiempo que en la región hay unos 34 millones personas que tienen insuficiencia alimenticia.
Mientras que tan solo en los países de la Unión Europea, 89 millones de toneladas de alimentos útiles son tirados cada año. La FAO considera que se despilfarra hasta un tercio de los alimentos para consumo humano.
En contrapartida, actualmente, 795 millones de personas padecen hambre en todo el planeta, según cifras divulgadas por la ONU.
Según la ONG Feeding América, en Estados Unidos hay casi 50 millones de personas que sufren malnutrición o falta de comida, mientras que la tasa de comida desperdiciada es muy elevada. Entre un 30% y 40% de comida fresca acaba en la basura, según datos Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA por sus siglas en inglés).
Como mecanismo para controlar el llamado “desperdicio o despilfarro de productos alimenticios”, se ha comenzado a legislar en la materia.
En tal sentido, en el derecho comparado, Francia (con un gobierno socialista) ha aprobado una Ley para prohibir a todos los supermercados y grandes superficies de ese país, tirar o desperdiciar la comida que no se venda. Disponiendo que este tipo de negocios donen toda la comida que ya esté cerca a la fecha de caducidad y aquella que ya no se encuentre en condiciones para venderse (por ejemplo de productos cuyos envases han sufrido desperfectos y no se pueden vender al público), a pesar de que el producto alimenticio se encuentra en buen estado., pero sí aún para el consumo, a instituciones de caridad y bancos de alimentos. Francia cuenta con unos 66 millones de habitantes. Y cada uno de ellos tira al año a la basura entre 20 y 30 kilos de comida, por un valor total de unos 15 millones de euros. La referida normativa se aprobó en el año 2015 y comenzó a regir en el año 2016.
La normativa francesa que obliga a los grandes comercios a donar la comida que no se vende y les impide echar a perder alimentos para desalentar a los que buscan comida en la basura.
A su vez, la Unión Europea busca adoptar una legislación similar en todos los estados miembros y paralelamente existen otras iniciativas, como la alemana Foodsharing, una red que se extiende a toda Europa que ayuda a canalizar los excedentes de los mercados y los lleva a los lugares donde existen un mayor número de personas con problemas económicos para otorgarles sin costo los alimentos.
Mientras que en la República Argentina, se extendió a todo el país una la iniciativa denominada «Heladera social», que nació originariamente en la provincia de Tucumán: guardar en una heladera la comida que no se consumió en bares y restaurantes para que los que no tienen nada para comer puedan llevarse una porción, de manera gratuita, en lugar de tener que buscar los restos en la basura. Una de esas ideas simples que pueden impactar en la vida de muchos. La heladera social llegó como una de las partes que integran la campaña #FríoCero, de la Ong Red Solidaria. A su vez, los bancos de alimentos estiman que con la comida que se desecha se podría alimentar a más de medio millón de argentinos y por ello reclaman que se apruebe la llamada «ley del buen samaritano», que está a estudio del Congreso de ese país.
También existe una experiencia similar a la heladera social en Cataluña, España.
http://www.lanacion.com.ar/1882405-heladera-social-una-pequena-gran-idea-que-ya-tiene-su-replica-en-la-capital
Por su parte en los Estados Unidos, la cadena de cafeterías Starbucks, informó que donará toda la comida que no venda a lo largo del día a una asociación sin ánimo de lucro, la Feeding América, que asiste a personas indigentes de Estados Unidos a través de bancos de alimentos. Y ya hay otras firmas, como Chipotle, Cheesecake Factory, Yum! Brands, KFC, Taco Bell, Darden’s y Olive Garden, que ya donan sus productos que quedan sin vender a entidades y asociaciones benéficas. También la británica Tesco ha anunciado una iniciativa parecida con respecto a los productos de supermercado que queden sin vender.
http://economia.elpais.com/economia/2016/03/25/actualidad/1458904262_241790.html
Es por todo lo expuesto que se entiende adecuado y oportuno, incursionar en este tipo de legislación vanguardista, que apunte a la racionalización y el mejor uso y destino de los productos alimenticios a la vez que apunta a potenciar la seguridad alimentaria y nutricional de aquellos más necesitados, en fundadas razones de interés social e interés general.
En suma, implica sensibilizarse con los asuntos sociales de nuestro tiempo, como lo son la desnutrición, las necesidades básicas insatisfechas, y paliar las penurias alimenticias de los más carenciados.
Fuente Imagen: eltelescopio.com.uy
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