«Leopoldo, recuerda que te queremos, tu pueblo te reconoce como un gran líder y hemos venido en Diciembre y hemos vuelto hoy para ratificar la esperanza de miles de Uruguayos de verte libre muy pronto», le expresó el Diputado Jaime Mario Trobo (Todos) en una conversación telefónica a Leopoldo López preso político del gobierno Chavista de Nicolás Maduro.
Ayer hablé con Leopoldo.
No fueron más de 50 segundos, pero por la intensidad fueron varias horas.
Terminábamos el almuerzo que compartíamos luego de la intensa jornada en la Asamblea Nacional de Venezuela en la que se instalaba la nueva Legislatura plural, compartíamos anécdotas con otros visitantes internacionales, parlamentarios de otros países, los presidentes de las Internacionales Demócrata de Centro, y Socialista y amigos Venezolanos.También estaban Mitzi Ledesma, la esposa de Antonio, Antonieta y Lilian, madre y esposa de Leopoldo Lopez y Timoteo Zambrano y sus colaboradores de la Secretaria Internacional de la MUD. Comentarios, anécdotas, especulaciones eran la nota de las conversaciones, todas sometidas a la intensidad que ofrecía el ambiente político y social de Venezuela en un día que los patriotas calificaban de «histórico». Yo, agradecido a la vida, a la actividad que me apasiona, la política y a la firmeza de los principios que me enseñaron de defensa de la Libertad, sentía una corriente fuerte deemoción y compromiso.
En esa sobremesa recordaban y comentábamos las vicisitudes del 6D, la difícil campaña previa, la importancia de la invitación a observadores internacionales y me sorprendía como valoraban frente a otros visitantes la magnifica y numerosa delegación de parlamentarios de Uruguay que los habíamos acompañado en esa ocasión así como la participación del ex presidente Lacalle. Me sentí orgulloso de mi Partido, de mis compañeros que estuvieron allí y aún de quienes no estuvieron por razones ajenas a su voluntad. Asumamos que la solidaridad internacional hoy es muy importante en temas de Libertades, respeto a la República y Derechos Humanos.
En un momento, Lílian mira su teléfono, se levanta rápidamente de la mesa y atiende una llamada en la que, apartada del grupo, prolonga una conversación. Todo hacía intuir una comunicación muy importante.
Llamó a Antonieta, su suegra, le dio el teléfono y luego de un minuto, no mas, lo tomo de nuevo y vino hacia la mesa, ofreció a Pastrana y Ayala conversar conjuntamente con su interlocutor y enviarle un mensaje; del otro lado Leopoldo López.
Me acerqué interesado en escuchar el diálogo abierto que Lilian propiciaba y se oía a Leopoldo agradecer y pedir que la solidaridad y la presión desarrollada a nivel internacional para la liberación de los presos políticos no cesara, que ahora era mas importante, que había que respaldar a la Asamblea, que siguieran en la marcha. No les pidió por su libertad, les pidió por la de «todos los presos políticos».
Esa llamada que ya llevaba unos dos minutos quizás, seguramente estaría en la mitad de su escasa duración total y me sentí feliz al menos de haber escuchado la voz de ese temperamental líder polular sometido a prisión política por sus ideas y su influencia en la opinión publica de su país. Para mi sorpresa, que aún mantengo y voy a recordar mucho tiempo, Lílian me ofreció el teléfono, comentándole a Leopoldo, «te paso con Jaime Trobo». Me impactó, tome el teléfono y lo saludé, lo que desató en su platica, al decir venezolano, saludos, elogios, recuerdos de sus visitas a Montevideo, hasta un asado en la casa de amigos que me pedía que preparáramos para dentro de poco tiempo. Agradeció la solidaridad que le ofrecimos desde aquí, tanto el Partido Nacional, como nuestros Parlamentarios como los del Partidos Colorado e Independiente, como la de mucha gente que ha dimensionado la crisis política y social de Venezuela y la gravedad de la violación de los DDHH y las Libertades.
«Leopoldo, recuerda que te queremos, tu pueblo te reconoce como un gran líder y hemos venido en Diciembre y hemos vuelto hoy para ratificar la esperanza de miles de Uruguayos de verte libre muy pronto.» No pude decir nada mas porque me interrumpió diciendo «diles que estoy bien, fuerte, esperanzado, comprometido y seguro que vamos a vencer por el bien de la Libertad».
Cuando el segundero andaba cerca del 48 o 49, solo pude decirle, «adiós, hasta pronto, hoy vinimos a iniciar la cuenta regresiva, recordá te queremos» y entregué a su ansiosa Lílian que quería aprovechar los minutos que le quedaban hasta el quinto en el que el carcelero cortaría inevitablemente la llamada.
No fueron mas de 50 segundos, fueron suficientes para dimensionar el ánimo y el firme propósito de Leopoldo López de contribuir con todas sus fuerzas a la Libertad de su patria, y fueron para nosotros y quiero compartirlo un intenso fuego para alimentar el compromiso que disfrutamos practicar”.
Jaime Mario Trobo.