En las primeras semanas de 2016, preocupaciones acerca del desempeño de los mercados emergentes han empañado las perspectivas de la economía global, con caídas en los precios de las materias primas y en prácticamente todos los mercados financieros del mundo.
En este escenario de enorme interdependencia mundial y mayor dispersión del poder económico con el ascenso de mercados emergentes clave, el actual sistema financiero y económico global ha quedado expuesto a mayores riesgos e incertidumbres. Se requiere, más que nunca, una estructura de gobernanza global más robusta y acorde a la nueva realidad, dicen los expertos.
“Los actuales mecanismos de gobernanza global deben ser fortalecidos para responder en forma más efectiva a los desafíos internacionales de carácter geopolítico, económico y financiero”, afirma Enrique García, presidente de CAF -banco de desarrollo de América Latina- que realizará en Londres el 15 de enero de 2016 una conferencia acerca de la “Gobernanza Global en una Era de Incertidumbre”.
El foro es la tercera conferencia anual que organiza CAF junto con la London School of Economics (LSE), y contará con la participación de destacados líderes globales como el ex presidente de República Dominicana, Leonel Fernández, el ex presidente del Fondo Monetario Internacional, Michel Camdessus, y el ex presidente del Banco Interamericano de Desarrollo, Enrique Iglesias.
Los temas que se abordarán durante la conferencia han cobrado especial vigencia ante los recientes acontecimientos financieros mundiales, que han planteado varios interrogantes. Qué pasará con las reformas y el yuan de China, qué impacto tendrá el incremento de tasas de los Estados Unidos en los países endeudados en dólares, qué curso seguirán las tensiones económicas dentro de la eurozona y qué nivel de dificultades enfrentarán los países dependientes de la producción de materias primas son apenas algunas de las cuestiones a evaluar.
Aunque la posibilidad de una crisis similar a la del 2008-2009 parece lejana, el rol que jugarán ahora y en los próximos años las instituciones encargadas de gestionar la gobernanza económica mundial, como el FMI, el G7, el G-20, la OMC, el BM o la banca de desarrollo regional, será crucial.
“Para lidiar con los nuevos retos no podemos seguir acudiendo a mecanismos de gobernanza que ya han fallado porque han quedado desactualizados. Debemos generar modelos alternativos de gobernanza”, sostiene Álvaro Méndez, profesor de Relaciones Internacionales de LSE. En su opinión, el camino consiste en “que surja un híbrido, de manera tal que las instituciones tradicionales de gobernanza incluyan a los países emergentes en la toma de decisiones, directivas y políticas”.
El peso de los mercados emergentes hoy es ineludible. Sólo los BRICS representan una cuarta parte del PBI mundial. La proyección de la OCDE a 2030 indica que China e India representarán el 39 por ciento de la economía mundial y que, en 2060, esa participación alcanzará al 49 por ciento. En este contexto, la necesidad de contar con una nueva y mejor gobernanza global, así como de adoptar reformas para que el reparto de poder actual se refleje en la representación y peso que los países tienen en las instituciones internacionales se hace imperiosa.
“La complejidad y fragmentación del mundo en el que vivimos, las amenazas de inestabilidad mundial, así como el surgimiento de nuevos actores emergentes demandan una revisión profunda del sistema actual de gobernanza global”, opina García. “Hay nuevos poderes en el mundo que deben tener voz y voto en las decisiones que se adoptan”.
Aunque incipientes, algunos hechos comienzan a dar cuenta de los actuales cambios por los que atraviesa el sistema de gobernanza económica mundial.
China asumirá este año, por primera vez, la presidencia del Grupo de los 20 (G-20), uno de los principales foros de cooperación económica global. Para entonces ya estarán operando a pleno el Nuevo Banco de Desarrollo (NDB) impulsado por las grandes potencias emergentes –Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica, los BRICS– y el Banco Asiático de Inversión en Infraestructura (BAII), formalizado en diciembre.
“El reconocimiento de China como superpotencia económica es algo que ya no se discute. La inclusión del renminbi en la canasta de divisas que forman las reservas internacionales del FMI fue una señal simbólica pero muy clara, así como el rol determinante que China jugó en la reciente Cumbre del Clima en París en diciembre”, opina el economista colombiano José Antonio Ocampo, profesor de la Universidad de Columbia y ex Sub-Secretario General para Asuntos Económicos y Sociales de Naciones Unidas.
El impulso que tomaron en estos últimos años acuerdos monetarios y financieros por fuera de las tradicionales instituciones multilaterales surgidas de Bretton Woods- dominadas por Estados Unidos y Europa-, el surgimiento de pactos regionales como la Alianza del Pacífico en América Latina o, como es el caso de los BRICS, de nuevas coaliciones en pos de intereses comunes son también reflejo de la nueva realidad global.
Sin embargo, la necesidad de contar con una gobernanza global adaptada a estas profundas transformaciones aún representa un enorme desafío.
Desde hoy hasta el 2050, dicen los analistas, se seguirán registrando cambios dramáticos en el mundo que representarán importantes desafíos para el manejo de las economías nacionales y del sistema económico y financiero global. Esos cambios, en muchos aspectos, son difíciles de predecir, dice Jack Boorman, ex director del Departamento de Desarrollo de Políticas del FMI.
Por lo tanto, “las estructuras de gobernanza, tanto a nivel global como a nivel de instituciones individuales, tendrán que cambiar constantemente para poder resolver los desafíos futuros de manera exitosa”, concluye, en un estudio preparado para The Centennial Group, una firma de asesoría estratégica y política global.
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