El Sindicato Único Portuario Ramas Afines (SUPRA) emitió una declaración alertando sobre las concesiones y en particular a la experiencia del Estado con la empresa Buquebus.
“Hace más de diez años, ante la inminente prórroga de la concesión a la empresa Los Cipreses S.A. (Buquebus), de la Terminal Fluvio-Marítima de Pasajeros del Puerto de Montevideo, nuestro sindicato denunciaba que dicha prórroga se haría en condiciones diferentes a las originales y ventajosas para Buquebus (usufructo de un área mayor y condiciones de inversión sensiblemente menores a las estipuladas inicialmente). En nuestra opinión, ello implicaba argumentos suficientes para realizar un nuevo llamado a Licitación Pública. En ese entonces, el sindicato también recordaba que Buquebus, amparada en la situación general del país, había aprovechado para socializar sus pérdidas, recorriendo el camino tradicional: rebajas salariales compulsivas, despido de trabajadores y finalmente la refinanciación de una deuda por tres millones de dólares. Hoy, la Administración Nacional de Puertos (ANP) recupera por primera vez, la gestión de una concesión otorgada, y consideramos que este hito en la historia portuaria, merece el análisis y reflexión que nos proponemos. Por tanto, resulta fundamental en primera instancia, comprender el término “concesión”, que refiere al otorgamiento del derecho a explotar bienes y servicios, en este caso de la Administración Pública (concedente) a una empresa privada (concesionario), con la intención de generar ganancia para ambas partes y con algunas condiciones que la justifican, es decir, una relación razonable entre plazo, ingresos e inversiones. A continuación investigaremos si esto fue lo que en realidad sucedió. Durante el período 1995-2005, bajo la Presidencia en la ANP del Ing. E. Álvarez Mazza, se adjudica a Buquebus la concesión de la Terminal Fluvio -Marítima de Pasajeros del Puerto de Montevideo por el plazo de 10 años. Los ingresos para la ANP determinados en el contrato son: 30% de los ingresos percibidos por Uso de la Terminal, a razón de U$S 1 por Pasajero que embarca y U$S 5 por vehículo que embarca; 7,5% de la facturación bruta del free shop; canon de U$S 1063 por uso del Depósito Santos (a partir del año 2002); las tarifas que correspondiera cobrar por servicios brindados por ANP. Con respecto a las inversiones, se destaca que no hemos podido acceder al Proyecto propuesto en esa oportunidad. En evaluaciones posteriores, tampoco se hace mención a las mismas (cuáles eran, si se cumplieron todas, algunas, ninguna). En el período 2005-2010, durante la dirección de los Sres. F. Puntigliano y G. Silbermann, la ANP propone la prórroga de la concesión por un plazo adicional de 10 años, lo cual es rectificado por el Poder Ejecutivo, que autoriza la prórroga por el plazo de 5 años. Los ingresos para la ANP que se determinan en el contrato, son exactamente los mismos que en el período anterior. Afortunadamente, en esta oportunidad se establecen en la propia Resolución, las nuevas condiciones de inversión, que consisten en: a) Disponer un área cubierta para estacionamiento público de ómnibus (mínimo 20 ómnibus). (Plazo máximo de ejecución de dos años). b) Adquirir ómnibus (mínimo 2 unidades). (Plazo máximo de ejecución de dos años). c) Disponer de espacio destinado a locales para uso de los Operadores Turísticos (área mínima de 75 m2). (Plazo máximo de ejecución de dos años). d) Ampliar los servicios higiénicos en el edificio actual de la Terminal. (Plazo máximo de ejecución de dos años). e) Construir un nuevo edificio para instalar oficinas administrativas del Concesionario. (Plazo máximo de ejecución de cinco años). f) Prolongar la manga de embarque/desembarque para posibilitar una tercera posición. (Plazo máximo de ejecución de cinco años). Durante el período 2010-2015, durante la dirección del Sr. G. Silbermann, se propone al Poder Ejecutivo la prórroga del contrato de Concesión a la firma Buquebus, por un plazo adicional de 5 años. En cuanto a los ingresos, se establece que los precios, servicios a prestar y canon a abonar por el concesionario mantendrán los términos y condiciones de la concesión original. Asimismo, se informa que las inversiones comprometidas en los literales a), b) y d) fueron cumplidas, faltando realizar las previstas en los literales e) y f), para las que se concede un plazo adicional de dos años. Con respecto al literal c) no se aplica, atento que la renovación no autorizó a los Operadores Turísticos de cruceros en la Terminal, no se sustituye por otra inversión, sino que simplemente deja de aplicar. En el año 2015, con la conformación actual del Directorio de la ANP, Presidido por el Ing. A. Díaz, encontramos que los ingresos, de no aplicarse tarifas razonables, seguramente serán superados por los gastos de gestión, mantenimiento y refacción que asume la ANP al hacerse cargo nuevamente de la Terminal. Con respecto a las inversiones, en lugar de lo establecido en el contrato, la ANP recibe: a) Un estacionamiento sin techar, ya que el toldo se encuentra prácticamente arrasado, y cuya reparación o retiro costaría más de lo invertido en su colocación. b) Dos ómnibus (el mínimo exigido), de los que hasta el día de la fecha se ignora paradero o matrícula, y si efectivamente se adquirieron, tendrán el deterioro natural por los años de uso. c) El espacio destinado a locales para uso de los Operadores Turísticos, como mencionáramos, no aplica. d) Servicios higiénicos en el edificio actual de la Terminal, con el deterioro natural de años y años de uso. e) La construcción del edificio para instalar oficinas administrativas, se encuentra sin cumplir. f) La prolongación de la manga de embarque/desembarque, se encuentra sin cumplir. Por si fuera poco, la ANP accede a refinanciar a Buquebus una deuda de casi un millón y medio de dólares y más de cuatro millones de pesos. En síntesis, el resultado de veinte años de concesión para Buquebus, es el enriquecimiento desmedido de un grupo de empresarios, con el poder necesario para producir un contexto político conveniente para desplegar una gestión monopólica de la Terminal. Si bien se determina desde el inicio, que todas las instalaciones e infraestructuras de la Terminal son de estricto uso público, Buquebus se las ha ingeniado para eliminar cualquier tipo de competencia en el transporte marítimo de pasajeros en el tramo Montevideo-Buenos Aires y ha minimizado el impacto de la competencia aérea con la línea BQB. Por el contrario, el resultado de veinte años de concesión para la ANP, es la recepción de una Terminal deteriorada, prácticamente en las mismas condiciones en las que se entregó, sin ningún aumento de tarifas desde el año 1995. Los ingresos se encuentran comprometidos, ya que seguramente serán ampliamente superados por los gastos que genera la gestión y mantenimiento de la Terminal, y sobre todo, las reparaciones y construcciones que no fueron realizadas por el concesionario. Recordemos que Buquebus aun opera en la Terminal, y mantiene una deuda millonaria, que será refinanciada por la ANP. ¿Dónde queda aquella relación razonable entre plazo, ingresos e inversiones? Aun cuando las inversiones hubieran sido cumplidas al pie de la letra, algunas parecen ser inútiles y ridículas, el ejemplo más claro es la adquisición de dos ómnibus, que hoy resultan viejos. Podríamos concluir que los resultados son nefastos. No obstante, el SUPRA intenta rescatar algo entre los escombros… nos referimos a la experiencia, que tal vez sea la única ganancia obtenida en este proceso. Basados en la experiencia es que nos oponemos rotundamente a la posible realización de un nuevo llamado a Licitación Pública para la concesión de la Terminal Fluvio-Marítima de Pasajeros del Puerto de Montevideo. Consideramos que a partir de ahora, la ANP debería determinar la tarifa por Uso de Terminal para cubrir los costos y obtener un margen que le permita realizar inversiones para mejorar el servicio, tomando como modelo la Terminal de Colonia, que es eficientemente gestionada por la ANP. Con tarifas adecuadas y un incremento de las frecuencias, la ANP podría gestionar en Montevideo, una Terminal con superávit, garantizando la justa competencia entre operadores y beneficiando a los pasajeros con costos razonables. Y como creemos que de los errores también se aprende, reclamamos que ante presentes y futuras concesiones (por ejemplo la prórroga solicitada por la Terminal Cuenca del Plata), la ANP exija Planes de Inversión serios, que impliquen un verdadero mejoramiento del espacio otorgado y justifiquen el acuerdo. Nada nuevo, simplemente demandamos el cumplimiento de los objetivos atribuidos al negocio de las concesiones por la Ley de Puertos y sus Decretos Reglamentarios, en definitiva, que por fin sea razonable la relación entre plazo, ingresos e inversiones. Por último, debemos tener claro que las empresas sólo solicitan una concesión o una prórroga, cuando saben con certeza que cubrirán los gastos y obtendrán ganancias sustanciales en el corto plazo. Por tanto, si esperamos que el negocio también sea rentable para nuestro país, debemos exigir una dotación de personal nacional en relación laboral estable durante el período de la concesión. Así como las empresas apuestan a su negocio y procuran la continuidad de los servicios derivados de su actividad, los trabajadores tienen derecho a preservar su trabajo y la ANP debe ser garantía de ello. NO OTORGUEMOS CONCESIONES QUE NO PRECISAMOS. CUANDO LAS NECESITEMOS, EXIJAMOS LO QUE CORRESPONDE: PLAN DE INVERSIONES CONVENIENTE PARA LOS INTERESES PÚBLICOS PLAZOS Y TARIFAS ACORDES A LA INVERSIÓN TRABAJADORES CON RELACION LABORAL ESTABLE No vendamos el rico patrimonio de los orientales al vil precio de la necesidad”.
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