Por Diego Pereira. pereira.arje@gmail.com
“El pasado lunes 16 de marzo la ciudad de Montevideo se vio movida y conmovida por la presencia de uno de las mentes más brillantes de nuestra época, no sólo por su importancia al interior de la Iglesia Católica sino, aún más, por ser una voz que grita en el desierto a nivel mundial. Si bien no hubo tanta prensa que promoviera la visita de Boff, luego de llevada a cabo son muchos los links donde se pueden encontrar algunas líneas acerca de sus palabras en la conferencia en el salón Azul de la Intendencia de Montevideo. Los que allí concurrimos pudimos ser testigos de unas palabras tan grandes como lo es su testimonio de vida donde fe y vida son tan coherentes que transmiten una sabiduría única y contagian esperanza de una vida mejor para todos.
A Leonardo Boff no podemos dejar de presentarlo por lo que lo ha hecho famoso en su momento: es un “teólogo de la liberación”. Teólogo es aquel que se dedica a estudiar el accionar de Dios en la historia de la humanidad, por lo cual lo hace con ella, junto con sus hermanos, caminando con ellos. La teología de la liberación es una corriente intelectual que nació en Latinoamérica alrededor de las años 70, donde varios teólogos cristianos, católicos y protestantes -pero sobre todo Boff en Brasil y Gustavo Gutiérrez en Perú- crearon una mirada de la Historia de Salvación desde el lugar de los más débiles y desprotegidos: los pobres. Ésta nueva mirada se inspira en la Palabra de Dios que coincide con todo el sufrimiento de Pueblo de Israel y con el mensaje liberador que Jesús proclamaba (aunque lo acusaran de ser un cristiano marxista).
La fidelidad a su conciencia y a sus hermanos llevó a Leonardo Boff a denunciar abiertamente las alianzas que la misma Iglesia Católica había realizado desde siempre con el poder “terrenal”, ya que en medio de las dictaduras militares del cual fue testigo, altos cargos de la Iglesia se aliaron con los gobiernos, sin luchar por su pueblo. En su libro “Iglesia, Carisma y Poder” Boff desarrolla sus ideas centrales acerca de éstas alianzas entre Iglesia y poder, y por ser fiel a lo que pensaba -pues tenía fundamentos sólidos- fue procesado por la Congregación de la Doctrina de la Fe y condenado al silencio, prohibiéndole la enseñanza de la teología y la publicación de libros. Esto llevó a Boff a dejar su lugar como fraile franciscano para retirarse, casándose años después.
Estando en ese lugar estratégico Boff diría que no abandonaba la lucha, sólo cambiaría de trinchera, siguiendo así su labor intelectual y académica, ya que era una voz reconocida y respetada a nivel mundial. A lo largo de estos años continuó estudiando y escribiendo pero -como les pasa sólo a las almas grandes y humildes- comenzó a vislumbrar un campo de trabajo aún más grande que el cristianismo: el de las grandes religiones y la ecología. Por eso comenzó a escribir, dictar clases y recorrer el mundo dando conferencias sobre la necesidad de la unión de las religiones en función de la toma de conciencia que necesitan los seres humanos para cuidar el planeta. Por eso su teología de la liberación pasó a ser, en una versión ampliada, una teología de la ecología. Ya en el 2003 firma la Carta de la tierra, junto a varios intelectuales, advirtiendo del peligro que corre el planeta y el momento crítico que atraviesa la humanidad, como producto del capitalismo.
Desde esta mirada teológica sobre la creación, en total consonancia con el libro del Génesis, Boff desarrolla con todo su rigor, no sólo de teólogo, sino también como pensador crítico, filósofo, analista, observador, una proclama en defensa del ser humano y de su lugar que es el mundo entero. Llamado por muchos el “teólogo de la Tierra” es el principal exponente que defiende los derechos de la madre naturaleza la cual sigue siendo indiscriminadamente explotada por los grandes dueños de los hilos del mundo. Para combatir esto debemos regenerar la creación y a la humanidad, una nueva civilización debe comenzar a emerger desde nuestras propios hogares y para ellos debemos educar. La educación que no se preocupa del cuidado del planeta no es educación. Debemos desarrollar una ética del cuidado amoroso de lo creado, de la solidaridad, del “buen vivir”.
Gracias a Amerindia y al Centro Emmanuelle que lo invitaron fue nombrado visitante ilustre de la ciudad de Montevideo de parte de la intendenta Ana Olivera y, además de entrevistar con el Pepe Mujica en su chacra, a la tarde dio una conferencia en la sala Azul de la Intendencia, denominada “Ecología y nuevo paradigma civilizatorio” abierta a todo público. Con su clásico talante tranquilo, de barba y pelo blanco que muestran sus años, con su voz calma y segura, entre chistes e ironías, nos dejó la voz de un hombre que es la voz de la misma Tierra y la humanidad.
Nos ayudó a seguir tomando conciencia de que el planeta camina hacia un destino de destrucción y catástrofe, pero también nos deja la esperanza de que Dios no nos creó para abandonarnos, sino que promete estar siempre a nuestro lado. Al finalizar su conferencia estuvo saludando al público, firmando autógrafos y sacándose fotos. De allí se fue con el grupo de Amerindia a comer unas pizzas. Estas son las características de un gran hombre sencillo y humilde”.
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