Compartimos la opinión de Diego Olivera (Lista 711), Coordinador del Programa Jóvenes en Red UY. El tema: Reflexiones sobre Jóvenes en Red frente a la transición gubernamental”.
El contexto.
Las transiciones de gobierno deben ser vistas como grandes ventanas de oportunidad. Se trata de un tiempo donde la sociedad a través de sus instituciones y de sus gobernantes es convocada a revisar agendas, reorganizar acciones, corregir rumbos. Debe ser concebida como parte de un proceso de acumulación que permita tomar de la experiencia de la administración saliente aquellas iniciativas que habiendo cumplido un rol clave en el vínculo del Estado con la sociedad pueden ser mejoradas y amplificadas en función de nuevos desafíos.
Creí pertinente en un contexto de este tipo ordenar algunas ideas que emergen de estos más de dos años de trabajo al frente de Jóvenes en Red.
Una lucha en el terreno conceptual.
Jóvenes en Red nació como respuesta de política pública a una realidad que se venía identificando ya hace algunos años: un conjunto de jóvenes que no estudian en el sistema formal y están, simultáneamente, fuera del mercado de trabajo. Esta situación se fue configurando 1 como problema social por parte de diversas instituciones públicas.
Especialmente este tema ha interpelado a aquellas instituciones encargadas de ampliar la cobertura y la equidad del sistema educativo y del trabajo, en tanto estos son concebidos como las principales carreteras de inclusión y cohesión social.
Es necesario entender que las políticas sociales contribuyen a construir la realidad que pretenden enfrentar. Y para la población en general así como para los medios de comunicación Jóvenes en Red es “el programa del gobierno para los ni-ni” 2 y en tal sentido pone de relevancia, recorta y visibiliza la realidad que se propone desarmar.
La idea misma de Ni-Ni es un fuerte factor de exclusión. Condensa un conjunto de miradas devaluadas y prejuicios de la sociedad adulta sobre un conjunto de personas en una etapa vital caracterizada por el cambio. Opera como una fuerza contraria al dinamismo propio de los jóvenes y contribuye a anclar sus posibilidades de desarrollo. En gran medida somos la imagen que el espejo de la sociedad nos devuelve sobre nosotros mismos, nuestras familias, nuestros pares y nuestras comunidades. Estos lugares asignados en términos simbólicos son difíciles de romper y en este sentido una política para jóvenes debe considerar seriamente dar una pelea en este terreno.
La noción misma de juventud opera habitualmente como una factor de homogeneización, que desfigura la diferencia y oculta las singularidades múltiples que albergan los sujetos jóvenes tanto los individuales como los colectivos. Es frecuente oír opinar sobre los jóvenes o la juventud a partir de generalizaciones, habitualmente en boca de referentes adultos para señalar, acusar o quejarse de conductas, ideas y formas de vestir entre otras características. Esta situación se ve aumentada exponencialmente con los jóvenes que participan en Jóvenes en Red.
Recuperar a los jóvenes más allá de rótulos y adjetivos peyorativos es una tarea de primer orden si queremos honrar los compromisos que asumimos en términos de construir una sociedad que reconoce, respeta y acoge a sus jóvenes como sujetos valiosos en el aquí y ahora y no solamente como promesa de futuro.
Los derroteros de la re-vinculación educativa.
Toda política focalizada adquiere sentido en tanto habilite trayectorias que tengan como destino los sistema de políticas universales básicas. Nos referimos a los sistemas de protección social, de salud y particularmente de educación. En tal sentido Jóvenes en Red no se trata de un fin en sí mismo sino de un programa que reordena o articula una forma de ofrecer otro tránsito de los jóvenes por la oferta educativa.
Algunos de los análisis actuales que aportan mayor lucidez indican que el desafío de la equidad social en el largo plazo se define en buena medida en la capacidad de los Estados para aumentar la cobertura, calidad y equidad de los sistemas de formación. 3 Para ello la alianza entre modalidades educativas diversas y complementarias se torna una necesidad para cumplir con la incorporación masiva de sectores y perfiles poblacionales donde la desafiliación educativa, con sus múltiples dimensiones, ha calado profundamente.
Las instituciones educativas, y especialmente las de enseñanza media, enfrentan hoy la necesidad de repensar sus formas de hacer ante el desafío de la inclusión. Para alcanzar este propósito fundamental tendremos que ser capaces de ver más allá de las formas y espacios de acción más tradicionales. Para nuevos desafíos deberemos ensayar nuevas respuestas y conjugar las más ricas corrientes de la educación pública uruguaya con las lecciones aprendidas desde múltiples programas que se han desarrollado en las fronteras de los centros educativos.
Cuanto trabajo nos da el trabajo.
En una economía que ha crecido a tasas inusitadamente altas a través de períodos inmeditamente extensos, y que por tanto ha logrado minimizar las tasas de desempleo como nunca en su historia, no debería ser extremadamente difícil construir suficientes oportunidades de acceso al mercado laboral para los jóvenes. Sin embargo nuestra sociedad acarrea todavía una deuda con sus jóvenes en este aspecto. Y como tantas otras dimensiones problemáticas el desempleo no se encuentra equitativamente distribuido.
La experiencia de estos años nos indica que tenemos que redoblar los esfuerzos en términos de orientar e intermediar los procesos de inserción laboral. Para esto tendremos que mejorar el desempeño de los programas existentes dotándolos de mayor calidad, eficiencia y pertinencia en su accionar. Particularmente será necesario mejorar la articulación con el sector productivo privado logrando aprovechar el crecimiento y la demanda de trabajo creciente por parte de las empresas.
Para estos objetivos la Ley de Empleo Juvenil 4 promulgada en el 2014 nos da un instrumento de suma utilidad que deberemos saber aprovechar procurando que el proceso de implementación de la misma esté a la altura de las necesidades que tenemos planteadas, algo que entre otras cuestiones requerirá de un dedicado proceso de convergencia y articulación inter instititucional, con liderazgos claros pero con la suficiente apertura para que su impacto no se diluya entre quienes más lo necesitan.
Algunos aciertos y unos cuantos desafíos
Si bien este tema da para un desarrollo particular y extenso no quería cerrar el post sin puntualizar algunos aciertos y otros desafíos:
El desarrollo de una metodología de trabajo que propone modalidades lo suficientemente flexibles y próximas a los jóvenes como para poder dar cuenta de los itinerarios singulares constituye un acierto.
También lo es la perspectiva integral reuniendo en un solo programa tres componentes (social, educativo y laboral) que permiten establecer objetivos convergentes entendiendo que cualquiera de estas dimensiones no pueden abordarse de forma aislada especialmente cuando tratamos con casos de alta vulnerabilidad.
La captación pro-activa de aquellos jóvenes que no llegarían por sus propios medios o mediante orientación familiar, lo que permitió alcanzar desde el punto de vista de la focalización a quienes están en una situación más dura.
El desarrollo de un sistema de información que permite un monitoreo detallado de las acciones insumo fundamental para la toma de decisiones de medio camino ajustando el rumbo y dando cuenta del cumplimiento de metas intermedias y finales.
Los desafíos, más allá de lo puntualizado a lo largo del análisis, son múltiples e involucran en primer término la expansión de la cobertura: necesitamos llegar a muchos más jóvenes ya que en estos meses estamos alcanzando apenas a un 15% de la población objetivo total (36.000 jóvenes). Esto implica la instalación del programa en más departamentos y nuevas localidades y barrios del área metropolitana así como el desarrollo de modalidades específicas para situaciones diferenciales.
Pero ante todo, y más importante, deberemos de ser capaces de lograr aprender de la experiencia, saber interpretar la información generada y no dejar de interpelar e interpelarnos en nuestras decisiones, dispositivos y programas. Cosa más que necesaria si queremos estar a la altura ante el gran desafío que tenemos entre manos.
Nota: Debo agradecer los comentarios y aportes a este artículo por parte de la Lic. en Ed. Martina Bailón.
La definición del problema es en sí misma un proceso de contrucción y ordenamiento simbólico de la realidad. ↩
Ver como ejemplo la nota publicada por el diario El País el 4 de enero de 2015: http://www.elpais.com.uy/informacion/rescate-jovenes-no-estudian.html ↩
Ver al respecto Piketty, T. (2014). El capital en el siglo XXI. Fondo de Cultura Económica y a nivel nacional Caetano, G; De Armas, G y Torres, S (2014) “La provocación del futuro. Retos del desarrollo en el Uruguay de hoy” Planeta , Montevideo ↩
Ley 19.133 ↩
Fuente Imagen: municipiog.montevideo.gub.uy