“Bienvenidos los abuelos”, rezaba uno de los tantos carteles que recibieron a los sirios a su llegada a Uruguay, un traslado imaginario en el tiempo de lo que escribirían los futuros nietos uruguayos de estos refugiados de hoy, reflexionó con emoción el secretario de Derechos Humanos de la Presidencia, Javier Miranda, al participar de la visita hecha por organizaciones civiles libanesas al lugar donde se alojan esas familias.
Una parte importante de la colectividad de descendientes libaneses expresó su disposición a colaborar y ponerse a las órdenes de las familias sirias radicadas en Uruguay, al realizar una visita a su lugar de estadía temporaria en el Hogar San José de la comunidad católica de los Hermanos Maristas, en el kilómetro de 16 de Camino Maldonado, en Montevideo.
El Presidente José Mujica recibió el 9 de octubre a un grupo de cinco familias sirias, conformadas en su totalidad por 42 personas, que se vieron obligados a dejar sus hogares por la guerra civil que sufre ese país y cruzaron la frontera hacia el Líbano, donde permanecieron hasta llegar a Uruguay en campamentos auspiciados por la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur).
Representantes de organizaciones de descendientes libaneses residentes en Uruguay se reunieron el martes con los refugiados sirios para expresarle su apoyo y facilitarles su inserción en el país.
Miranda resaltó el apoyo a los refugiados de parte de muchas personas en Uruguay, que se ofrecen para dar una mano.
“Yo creo también que es muy bueno para los uruguayos, porque nos ayuda a estrechar lazos entre nosotros y a canalizar la solidaridad; ese es el objetivo de este tipo de encuentros”, indicó.
Recordó que cuando llegaron las primeras familias sirias había un cartel que decía “Bienvenidos los abuelos”. Es que probablemente varios de los que llegaron en estos tiempos serán los abuelos de nietos uruguayos dentro de un tiempo.
“Vine con integrantes de la colectividad libanesa a conocerlos, para que se sientan atendidos y sientan que tienen hermanos del Líbano y de Medio Oriente en general con los que pueden contar”, dijo el sacerdote Elias Tarabay, representante de la Iglesia Maronita en Uruguay, donde reside desde hace seis años.
Por su parte, el vicepresidente Mundial de la Unión Libanesa Cultural Mundial, Alberto Cheker Juri, dijo que la idea de esta visita es divulgar esta actitud solidaria para que se pueda replicar en otros países. “Uruguay es un ejemplo para poder copiarlo de la mejor manera posible”, apuntó.
“Queríamos presentarnos en nombre de la comunidad mundial libanesa”, señaló Cheker Juri a la Secretaría de Comunicación.
A su turno, el presidente de la Sociedad Hijos de Darbeshtar, Juan José Reyes, recordó que a principios del siglo XX vinieron a Uruguay unas 150 familias libanesas, entre las que se encontraba su propio abuelo, escapando de la hambruna y del oprobio que significaba el dominio del Imperio Turco Ottomano.
“Ellos no conocían el idioma y no tenían las facilidades que tiene ahora esta gente, que por suerte se les han dado todas las facilidades maravillosas”, sostuvo. “Mi abuelo era analfabeto en su idioma y más analfabeto en este; se radicó en un conventillo de la Ciudad Vieja y empezó como mercachifle”, recordó.
La presidenta de la Asociación Libanesa Femenina, Nelly Abi Rizk Maltach, también repasó su propia historia. Su madre llegó a Uruguay en 1907 y su padre en 1923.
Agregó que su abuelo materno era de la marina mercante libanesa, se instaló en Uruguay 1886 y abrió un comercio en la calle 25 de Mayo y Guaraní. “Yo quiero darles la bienvenida y decirles que vienen a un país divino y que Uruguay siempre acoge a la gente con el mismo cariño”, narró.
Los primeros inmigrantes libaneses que llegaron a tierras uruguayas a mediados del siglo XIX eran en su mayoría cristianos maronitas y hablaban el idioma árabe, aunque algunos sabían algo de francés.
Fase de adaptación
Miranda dijo que las familias sirias están en una fase de aprendizaje del idioma español e integran un programa básico de capacitación laboral.
El proceso de aprendizaje del español de estas personas es realmente destacable, observó. “Es más rápido respecto a las expectativas que tenían las maestras, fundamentalmente en las niñas, niños y adolescentes”, aseveró.
“Estamos recién aterrizando y reconociéndonos; yo diría que el proceso de adaptación es muy bueno. Todavía quedan cinco semanas de estadía en la casa San José como primer lugar de llegada”, subrayó.
En los primeros días de diciembre, las distintas familias sirias se estarán radicando en distintos lugares del país, en un proceso de inserción casi por inmersión, de zambullirse en nuestras comunidades, en nuestros barrios y en nuestros pueblos, indicó Miranda.
Fuente: Contenido e Imagen: Presidencia.gub.uy