El martes 9 de setiembre se presentan las últimas estadísticas disponibles sobre desigualdades entre varones y mujeres en Uruguay con datos del año 2013. El material fue elaborado por el Sistema de Información de Género (SIG) del Instituto Nacional de las Mujeres (INMUJERES) del Ministerio de Desarrollo Social (MIDES) y cuenta con el apoyo del Fondo de Población de Naciones Unidas en Uruguay (UNFPA).
La apertura estará a cargo de Daniel Olesker, Ministro de Desarrollo Social, Beatriz Ramírez Abella, Directora del INMUJERES y Sonia Heckadon, Oficial a Cargo de la Oficina de UNFPA en Uruguay.
La presentación de los resultados del informe estará a cargo de Diego Pieri y Jimena Pandolfi, por el Sistema de Información de Género del Inmujeres. Los resultados serán comentados por Verónica Filardo, por la Facultad de Ciencias Sociales y Fernanda Ferrari, por el Instituto Nacional de la Juventud. La actividad tendrá lugar a las 10.00 horas en Torre Ejecutiva.
Evolución de los indicadores de género en el período 2009-2013.
Por quinto año consecutivo, INMUJERES con el apoyo del UNFPA, publica este material de trabajo con el fin de evidenciar la situación de varones y mujeres uruguayas en diversos aspectos de la vida social, destacando aquellos espacios de desigualdad que pueden superarse desde la formulación de políticas públicas adecuadas y orientadas a la equidad de género, generacional y étnico-racial.
En esta ocasión sus responsables ponen el foco en la evolución de diversos indicadores entre 2009 y 2013. Todos los indicadores que se presentan en las Estadísticas de Género 2013 fueron calculados a partir de la Encuesta Continua de Hogares del Instituto Nacional de Estadística.
Durante el período 2009-2013 se registran avances significativos en materia educativa, laboral y de ingresos de la población en general. Resulta importante destacar dentro de estos avances, la disminución en un 45,1% del porcentaje de personas viviendo en hogares pobres. Sin embargo la información presentada en el informe da evidencias de la persistencia de desigualdades en el Uruguay que aumentan al considerarlas desde un enfoque de género y generaciones. Al considerar la pobreza las mayores brechas de género se observan entre los 18 y 49 años de edad.
El acceso al empleo es clave para garantizar la autonomía económica de las mujeres. Éstas presentan una tasa de actividad y de empleo veinte puntos por debajo de los varones, y una tasa de desempleo significativamente superior. El desempleo afecta fundamentalmente a las mujeres de los hogares pobres, a las mujeres afrodescendientes y a las mujeres jóvenes. No obstante, al considerar su evolución reciente, cabe destacar una disminución significativa de la tasa de desempleo en el período considerado, fundamentalmente en la población femenina (de 10,4% a 8,2%).
Otro indicador fundamental que refleja la capacidad que poseen varones y mujeres para tomar decisiones respecto al uso de los ingresos del hogar, es la medición de la percepción de ingresos propios. En este marco, se observa cómo la proporción de mujeres uruguayas sin ingresos propios es más del doble que la proporción de varones en esta situación. La brecha de género es de aproximadamente diez puntos porcentuales para el año 2013 y se mantiene constante para todos los quintiles de ingreso. A pesar de esta situación, la evolución durante el período considerado confirma que la proporción de mujeres sin ingresos propios ha disminuido en todos los quintiles, lo que implica una disminución en las brechas de género para este
indicador. El porcentaje de mujeres sin ingresos propios disminuye de 18,3% en 2009 a 15,3% en 2013.
Las tareas de cuidados familiares resultan ser la principal razón detrás de estas diferencias entre varones y mujeres, ya que las uruguayas disminuyen su participación en el mercado laboral a medida que aumenta el número de hijos en el hogar. Esta permanencia de la tradicional división sexual del trabajo también trae consigo importantes obstáculos para las mujeres jóvenes. La probabilidad de que una mujer joven abandone el sistema educativo formal y no ingrese al mercado de trabajo remunerado para dedicarse a los quehaceres del hogar, es casi cuatro veces mayor en los hogares con presencia de niños, que en los hogares sin presencia de éstos.
Como se había adelantado en años anteriores, la educación sigue sin justificar las diferencias salariales: las mujeres con más de 16 años de estudios ganan casi una cuarta parte menos que los varones con el mismo nivel educativo. Los datos que se presentarán también apuntan a que el mercado laboral es más exigente con las mujeres; el 24% de las ocupadas tienen nivel universitario o similar, frente al 16% de los varones.
Fuente Imagen: www.idcfederacion.org
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