“Nicolás Iglesias es educador de niños. Cuando trabaja con ellos siente que no sólo enseña y da algo, sino que construye y comparte un aprendizaje con el otro.
Nicolás siente que la carrera en Educación Inicial le dio las herramientas para saber escuchar de verdad a un niño y no dejarlo pasar de largo, “creo que me dio el ímpetu para seguir buscando ser mejor en lo que hago, ser experto en infancia”. Los niños le hicieron sentir que se los puede escuchar y dar la palabra: “la educación es y seguirá siendo el servicio de empoderar a los más pequeños”. Durante la carrera, el desafío más grande al que se enfrentó Nicolás fue poder ver en la teoría al niño real y en la práctica retomar la teoría para ayudar a ese niño a crecer. Nicolás considera que el estudiante no debe alejarse nunca de la realidad y debe reconocer que la que la carrera que hace es única: “Lo más lindo de mi profesión es que siempre te está haciendo crecer y que nunca existe una única manera de trabajar”.
¿Qué te inspiró a estudiar Educación? Los niños definitivamente. El desafío de empoderarlos, de sentir que se les puede escuchar, dar la palabra. El servicio hacia los más pequeños, a los que no se escucha. Me inspiró poder generar una raíz en alguien, un fundamento para su vida, algo sólido que no pasara de largo. Para mí la Educación es y seguirá siendo el servicio de empoderar a los más pequeños.
¿A qué te dedicas actualmente? ¿Cómo sentís que te preparó la Universidad para el ámbito laboral?
Soy maestro referente de un CAIF, es decir, coordino la parte pedagógica de un centro educativo de primera infancia. Mi trabajo es verdaderamente desafiante, porque trabajo no sólo con los niños sino con familias en contextos críticos y oriento a un equipo entero de trabajo. Sé que hay cosas que hay que seguir aprendiendo, pero de verdad creo que la Universidad me dio el ímpetu para seguir buscando ser mejor en lo que hago, me dio más que nada pasión, ganas de seguir profundizando en la infancia. Creo que más que en Educación, somos expertos en infancia. Eso nos hace capaces de trabajar en cualquier lado donde haya niños. De sentarnos y escuchar. La Universidad nos dio herramientas para saber escuchar de verdad a un niño y no dejar que este pase de largo.
¿Qué desafíos te fue planteado la carrera, como estudiante?
El desafío más grande de la carrera es poder ver en la teoría el niño que se encuentra detrás, y en la práctica la teoría que ayuda a ese niño a crecer. El desafío es no encasillarnos en ningún momento. Tenemos que conocer distintas posturas y formas de trabajar constantemente porque nunca sabemos con qué niños o familias nos vamos a encontrar en un futuro.
¿Qué consejos les darías a la Generación 2014 de estudiantes de Educación?
Que siempre se acuerden por qué están haciendo esta carrera. Que le pongan caras a los textos. Caras de niños concretos. Que no se alejen nunca de la realidad. Y, sobre todo, que reconozcan que la carrera que hacen es única, y que vale por eso.
¿Cómo evalúas tu pasaje por la Universidad?
Me dio una manera de pensar, de vivir. Me dio una vocación, una profesión y un trabajo; pero además me dio un estilo de vida, porque uno no puede sacar la infancia o la educación de su corazón o de sus pensamientos. La ves en todos lados, y todo parece que habla de eso. Mi pasaje por la Universidad fue apasionante.
¿En qué sentido en esta profesión se “comparte la emoción de aprender”? Cuando uno trabaja con niños no sólo enseña y da algo que tiene, sino que construye y comparte un aprendizaje con el otro. Es más importante empoderar al niño para que se haga cargo de su propio aprendizaje, que tratar de insertar cosas en su cabeza. Por eso se comparte la emoción de aprender, porque cuando el niño se da cuenta de que es capaz de aprender y construir, entonces se convierte en un proceso emocionante tanto para él como para nosotros.
¿Cuáles son los principales desafíos a los que te enfrenta tu profesión?
El principal desafío es seguir formándote como profesional en el ámbito laboral. Enfrentarte a distintos problemas y emprendimientos para que estos también te transformen y te hagan optar cómo querés vivir tu profesión. Cómo pensar la práctica, cómo escuchar y orientar a las familias, cómo escuchar y orientar a los niños y sobre todo a un equipo pedagógico es el desafío de todos los días y que nunca se acaba porque no existe una única manera. Creo que esto es lo más lindo de mi profesión, que siempre te está haciendo crecer y que nunca existe una única manera de trabajar. La Licenciatura en Educación Inicial desarrolla una sólida formación teórica y práctica específica que prepara a los estudiantes para atender los procesos de aprendizaje de los niños entre 0 y 5 años. La formación académica desde distintas disciplinas permite a los estudiantes desarrollarse profesional y personalmente. Además de aprender a enseñar a los niños pequeños, adquieren formación específica para planificar, evaluar y participar en la gestión de centros educativos de primera infancia, y comprender los fenómenos educativos en general. Un elemento esencial de esta propuesta es el compromiso ético con la educación”.
Fuente: Universidad Católica. www.ucu.edu.uy
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