Compartimos la columna del edil Juan Curbelo (Espacio 40) titulada «Educación: entre el desaliento y la esperanza».
“En estas horas estamos siendo testigos y observadores de mucha información con relación al estado de la Educación. Hoy no se puede ocultar que la situación es preocupante. Lo reconocen los propios integrantes del gobierno y la constata toda la sociedad.
Lo que todos ya sabíamos de antemano, con las pruebas PISA 2012 (Programas para la Evaluación Internacional de Alumnos) se confirma. Hay un descenso en el estado general de la Educación.
Ya hoy no es mera especulación sino confirmación. Estamos asistiendo todos a un desplome educativo en áreas sensibles como Matemática, Lectura y Ciencias (áreas evaluables en PISA).
Días atrás conocíamos indicadores de repetición en los distintos niveles lo que agrava aún más el estado general de situación. De los 64 países que participaron de las pruebas PISA 2012 propuestos por la OCDE obtenemos estos datos mirados con retrospectiva: en Matemática de los 422 puntos obtenidos por Uruguay en 2003 pasamos al 409 en 2012. En Lectura de 434 puntos en el año 2003 se pasó al 411 en 2012 y por último en Ciencias del 428 en 2003 al 416 en 2012.
Para ser más precisos, digamos que de los 64 países donde se realizaron estas pruebas en 2012, Uruguay ocupa el lugar nro. 56.
Uruguay ha participado en estas pruebas en el año 2003, 2006, 2009 y ahora en 2012. Tres de las mediciones realizadas corresponden a dos periodos de gobiernos de izquierda. No podríamos haber imaginado que una de las banderas siempre enarboladas por el Frente Amplio, “la Educación” podría tener una constatación tan crítica y sobre todo tan desesperanzadora en pocos años. Como en otros muchos aspectos ideológicos, la práctica venció la teoría. Se llegó en el 2005 con una promesa y propuesta de cambio de la Educación y sin embargo, pasado el
tiempo, se terminó con una Ley de Educación que no responde a los intereses supremos sino a las necesidades de cuadros jerárquicos en los órganos de gobierno educativo. Los sindicatos de la educación se fueron transformando – gracias a esta ley -en el mayor obstáculo para el gobierno. Le causaron y le causan un gran dolor de cabeza.
Y no especifiquemos que se cuenta hoy con la partida de dinero más grande de la historia para la Educación.
La falta de autocrítica no parece ser una característica de este gobierno. Por el contrario buscar causas fuera parece inmersa en una lógica sin fin. Para nuestro presidente Mujica, la causa de los problemas educativos radica en los “fracasos familiares”. Minimizar un problema que tiene muchas variables es poco inteligente. No nos debería extrañar esta falta de autocrítica ya que todo cuanto pasa por encontrar respuestas siempre las culpas las tienen otros: los medios de prensa, los partidos políticos de oposición, el cuco de la derecha, los clubes deportivos, etc y que algunos “iluminados” resumen como “herencia maldita”. Pues bien, deberán responder frente a la ciudadanía qué han hecho en estos diez años de gobierno de izquierda ya que las respuestas en temas de seguridad, salud, educación (pilares básicos de la sociedad) se han perfilado por falta o inadecuadas respuestas ante múltiples problemas.
Cuando nuestro Presidente Mujica dijo “Educación, Educación y más Educación” apuntó su esperanzadora visión hacia un país “de primera”. Pasado el tiempo se desvanece esa idea y la Educación, que es la principal herramienta que impulsa la transformación en todos los planos, se la ha diagnosticado serios problemas de salud, lo cual cuestiona y jaquea ese lugar de primera. La Educación se posa sobre el desaliento y la desmoralización. No se encuentra el rumbo.
Siempre la Educación implicó la superación personal y colectiva. Aquello del poeta Hesíodo; “La educación ayuda a la persona a aprender a ser lo que es capaz de ser” hoy se encuentra en falta. Es que no existen respuestas en una sociedad integrada y globalizada con el mundo para encontrar lo que cada uno es capaz de ser. No hay posibilidad de superación en lo personal y social si no encontramos en la Educación las herramientas necesarias para entender el mundo, para acercarnos a la tecnología y para la trasmisión de valores que permitan una convivencia pacífica, democrática y humanizante.
La Educación no pasa simplemente por encontrar respuestas a datos estadísticos. En principio ser conscientes que estamos en una situación muy preocupante es el primer eslabón de una cadena de sinceramiento que involucra a todos los estamentos de la sociedad. Pero más allá de esta consideración debemos decir con claridad y contundencia que es el gobierno el principal responsable en materia educativa, ya que las urnas y la Constitución, le confieren la conducción de este país. No puede ser esquivo a su rol. Hay que indicarle con responsabilidad republicana a este gobierno que la improvisación, los cambios permanentes de evaluación, el alejamiento con el mundo, el no poder encontrar puntos de acuerdo con todos los actores de la sociedad, la falta de profundización de contenidos, dejar en el camino nuevas posturas metodológicas y una falta de Didáctica aggionarda nos colocan en la actual situación.
Este gobierno ha fallado en muchos temas. Se quedó en la ilusión de poder llegar a cambiar estructuras que al fin y al cabo fueron más fuertes y concluyentes. Seguridad, Salud, infraestructura, diálogo interpartidario y como broche de oro la Educación.
Que la anunciada ventana de oportunidades que genera la Educación no se cierre para la desesperanza y la desmoralización. Es posible construir respuestas siempre y cuando no nos olvidemos de las preguntas”.