Aprobaciones de préstamos, garantías y donaciones ascendieron a casi US$14.000 millones en 2013.
El año que termina se caracterizó por un contexto externo poco favorable para el desempeño económico de América Latina y el Caribe. La gran volatilidad en los mercados financieros internacionales y la caída en los precios de los productos básicos afectaron el crecimiento de la región, que en promedió alcanzó 2,7 por ciento del PIB. Para el 2014, se estima que las economías de América Latina y el Caribe, en su conjunto, crecerán alrededor del 3,0 por ciento.
“Un entorno externo menos favorable, con una demanda externa débil en el mediano plazo y con riesgos latentes en los mercados financieros internacionales, plantea el desafío de acelerar la tasa de crecimiento de la región sin depender de las condiciones externas que nos favorecieron en la última década”, dijo el presidente del BID, Luis Alberto Moreno, en su informe de fin de año presentado al Directorio Ejecutivo del BID.
“La prioridad, por lo tanto, es aumentar el producto potencial en el mediano plazo a través de reformas que actúen sobre los cuellos de botella que restringen el crecimiento de la productividad, del ahorro interno y la inversión”, agregó.
Moreno citó como ejemplo la necesidad de mejorar la calidad de la educación, como quedó en evidencia recientemente por los resultados de PISA, una prueba internacional de evaluación de estudiantes (PISA). En esos exámenes los jóvenes latinoamericanos tuvieron un desempeño muy deslucido, en comparación con alumnos de otras regiones del mundo.
Asimismo, agregó, América Latina y el Caribe necesitan invertir más en infraestructura, dada la brecha entre esta región y las naciones más ricas y dinámicas. Además de mejorar sus carreteras, puertos y aeropuertos, los países latinoamericanos y caribeños deben mejorar la infraestructura y los servicios logísticos que encarecen sus costos de transacción y le restan competitividad a sus industrias.
El BID en el 2013
Según datos preliminares, durante el año que cierra el BID aprobó 167 financiamientos por alrededor de US$14.000 millones, monto sólo superado en el 2009, cuando las aprobaciones alcanzaron un récord de casi US$15.900 millones en respuesta a la crisis económica global.
En términos de recursos, las nuevas operaciones se concentraron en sectores prioritarios como desarrollo institucional (37 por ciento), infraestructura y medio ambiente (33 por ciento), programas sociales (21 por ciento) e integración regional y comercio exterior (9 por ciento).
Del total de préstamos y garantías aprobados por el BID en el 2013, las operaciones de sector privado (sin garantía soberana) ascendieron a US$2.100 millones.