“Alimentación en verano” por la Licenciada en Nutrición Alejandra Amestoy, Directora del Departamento de Nutrición y Dietoterapia del Hospital Británico.
“Llegó el verano y con él las altas temperaturas que nos obligan a modificar nuestra alimentación.
En esta época del año preferimos comidas sencillas, frescas y livianas, pero no debemos olvidar que deben continuar siendo nutritivas y saludables.
No es necesario cambiar la estructura general de la alimentación, sino poner especial atención a las necesidades que puedan provocarnos las elevadas temperaturas, como una mayor hidratación.
Es recomendable consumir una adecuada cantidad de líquidos y priorizar el consumo de alimentos que lo contengan. En tal sentido, las frutas y vegetales se convierten en protagonistas indiscutibles de las recetas estivales, ya que su contenido acuoso puede llegar hasta el 95% de su peso y además son ricos en vitaminas, minerales y fibra.
¿Y cuánta agua beber?
El aporte de líquidos debe ser suficiente para compensar pérdidas y evitar deshidrataciones. Si bien las necesidades hídricas dependen de múltiples variables y son individuales, se estima un consumo recomendado en adultos de aproximadamente 2 litros diarios, en donde la bebida ideal es el agua.
Consumo de alimentos seguros
En esta época del año se debe poner asimismo especial atención a la manipulación y elaboración de los alimentos.
Es habitual en verano el consumo de vegetales y frutas crudas, por lo que la higiene de los mismos debe realizarse en forma adecuada y así evitar el riesgo potencial de enfermedades transmitidas por alimentos.
A su vez, por la acción del calor los alimentos sufren deterioro microbiano. Por esa razón los alimentos perecederos como lácteos, carnes, huevos, vegetales y frutas, deben conservarse debidamente refrigerados hasta el momento previo.
Algunas sugerencias a tener en cuenta:
• Aprovechar la gran variedad de vegetales y frutas de estación que nos ofrece la naturaleza y disfrutar de una alimentación fresca, liviana y
• Incluir un plato de vegetales frescos en almuerzos y cenas.
• Seleccionar de preferencia frutas como postre o para realizar colaciones
• Elaborar los platos combinando alimentos de fácil digestión como vegetales y cereales (arroz, pasta), evitando el consumo de alimentos con alto contenido graso
• Mantener una alimentación fraccionada que incluya los cuatro tiempos de comida principales (desayuno, almuerzo, merienda y cena) y colaciones entre horas para evitar largos periodos de ayuno
• Seleccionar agua como bebida ideal para asegurar una correcta hidratación y colaborar con el cuidado de la piel
• Para llevar a lugares exteriores, como playas y parques, seleccionar alimentos fáciles de transportar y consumir, debidamente acondicionados y/o refrigerados, como por ejemplo frutas lavadas.