Compartimos la columna de Alejandro Villaverde cuestionando a quienes se oponen constantemente a la megaminería y otros emprendimientos.
“Me pregunto, estos muchachos como Jaume y Abella que hablan de contaminación y están en contra de todo, NO a la forestación, NO a la minería, NO al puerto, NO a las plantas de celulosa, NO al puente de la Laguna Garzón, NO, NO y mil veces NO!!!
¿Me pueden explicar cuáles son las alternativas?
¡Vivir de taparrabo, con la mujer preñada descalza, parada en la puerta de choza esperando que llegue el hombre con un venado o un pez!
Uruguay necesita diversificar sus ingresos, no podemos depender de las viejas formas de producción, debemos controlar y monitorear para que estos emprendimientos coexistan con el ambiente.
¡No a la minería y No a las Plantas de Celulosa!, gritan, a viva voz, Jaume y Abella.
Diego Jaume debería saber que los aviones que usaba cuando era jugador de fútbol están hechos con hierro, al igual que el tractor que usa su padre, o el tenedor, la cuchara o el cuchillo que tiene en su casa. Y Gonzalo Abella también debería saber que los libros que él vende están impresos en un hojas blancas muy bonitas, con tapas satinadas a color; al igual que los libros o los cuadernos que usan nuestros hijos o nietos en las escuelas, o el papel higiénico, materia prima creada por las plantas de celulosa.
Seamos menos narcisistas y busquemos el verdadero origen de los problemas ambientales; de lo contrario, iremos a golpe de balde llevados de las narices por aquellos que repiten como loros recetas internacionales, intentando aplicar soluciones globales a problemas locales, eludiendo la responsabilidad que nos corresponde.
Así que, empecemos por el principio, profundicemos los temas sin preconceptos, para no seguir dándole a la herradura.
“De acuerdo con diversas investigaciones sobre el calentamiento global, el debilitamiento de la capa de ozono, las extinciones en masa de especies, el agotamiento de fuentes de energía y otros problemas ambientales, si queremos globalizar la problemática ambiental, la acción del Sol y la evolución del planeta, entre otras causas sobre las que no tenemos ningún control, deberían ser el criterio principal de integración del análisis y tal vez las causas más globales de estos problemas. Sin embargo, se ha generalizado el enfoque más pesimista y excesivamente antropocéntrico de atribuir al hombre más importancia que al Sol en la modificación de las condiciones ambientales del planeta.
Decididamente debemos ser menos narcisistas en la búsqueda del origen de los problemas ambientales, y si de modo sincero pretendemos encontrar causas antrópicas de carácter global, antes que el uso de las lámparas de bajo consumo o andar más en bicicleta podemos empezar por las guerras petroleras o la deuda de los países pobres. Esas sí son causas antrópicas de problemas globales”.
Fuente: http://verdevilla.blogspot.com