El programa de apoyo a emprendedores de Dinapyme, C-Emprendedor, publicó un manual que sistematiza pautas metodológicas para el asesoramiento. El objetivo es que, con formación y apoyo en todas las etapas, estos logren transformar una idea en un emprendimiento con potencial de crecimiento. Hasta ahora, C-Emprendedor capacitó a 600 emprendedores de todo el país.
El programa de apoyo a emprendedores (C-Emprendedor) de la Dirección Nacional de Artesanías, Pequeñas y Medianas Empresas (Dinapyme) del Ministerio de Industria, Energía y Minería (MIEM) publicó el Manual de buenas prácticas para el asesoramiento a emprendedores. Este documento de trabajo se generó para sistematizar pautas metodológicas dirigidas a los consultores que asesoran a los emprendedores participantes en el programa C-Emprendedor, explicaron dos de los coordinadores del área de Promoción del Emprendimiento de Dinapyme, los economistas Carmen Sánchez y José Trujillo. Junto a ellos trabaja la también economista Paula Correa.
Desde 2006, C-Emprendedor ofrece a los emprendedores de todo el país apoyo, capacitación y asesoría en la planificación del negocio y su puesta en marcha. Para ello, adoptó la metodología de desarrollo de emprendedurismo de la Organización de las Naciones Unidas para el Desarrollo Industrial (Onudi) y, desde entonces, ha recogido los aportes de los participantes.
“En este manual se incluyen pautas sistematizadas que recogen esos aprendizajes. El objetivo es tener procedimientos más homogéneos y ofrecerles a los consultores de todo el país una metodología clara”, señaló Trujillo, quien añadió que el documento también puede ser útil para integrantes de otros programas de apoyo a emprendedores.
El objetivo fundamental de C-Emprendedor es que sus participantes “logren transformar una idea en una empresa generadora de empleo y con potencial de crecimiento”, indicó Sánchez. El público al que se dirigen son tanto personas con ideas de negocios, como empresas de reciente creación que necesitan consolidarse o iniciar una nueva línea de negocios.
Luego de un proceso de selección, que toma en cuenta la capacidad emprendedora de los aspirantes, C-Emprendedor capacita a estos últimos en gestión empresarial, hasta obtener un primer borrador de su plan de negocios. Con ese insumo, se inicia la etapa de planificación del negocio, junto a equipos de asesores especialmente escogidos para cada iniciativa, especializados en las áreas de marketing y estrategia comercial, al igual que en la económico-financiera. Finalmente, el programa acompaña al participante durante seis meses luego de la puesta en marcha de su empresa, a través de tutorías que permiten realizar un seguimiento de las acciones previstas en su plan de negocios.
Sistematización
El Manual de buenas prácticas para el asesoramiento a emprendedores se centra en la etapa de planificación del emprendimiento. Incluye diversos instrumentos, entre ellos formatos para planes de negocios y planillas de investigación de mercados o estimación de costos.
“La metodología apunta tanto al producto final de la etapa de asesoramiento –el plan de negocios y el plan de acción-, como al proceso. Buscamos que los emprendedores incorporen prácticas de gestión empresarial, planificación, análisis del mercado y definición del modelo de negocios”, explicó Sánchez.
En el proceso, los emprendedores definirán su estrategia comercial, recibirán asesoramiento sobre cómo hacerla viable y trazarán su hoja de ruta, fijando metas y plazos. “El plan de negocios sirve para minimizar los riesgos inherentes a toda acción de emprender”, destacó Sánchez, quien añadió que, además, es un requisito de las instituciones financieras para otorgar créditos.
Descentralización
El Programa C-Emprendedor ha efectuado 20 convocatorias en 14 departamentos. Más de 600 emprendedores han recibido capacitación y más de 200 han creado sus planes de negocios.
El programa apunta “fuertemente a la descentralización”, subrayó Trujillo. “Desde el principio apostamos a concentrarnos en el interior, donde no hay tantos apoyos a los emprendedores”, agregó.
Por ello, han trabajado junto a contrapartes locales, incluyendo oficinas de desarrollo de las intendencias, centros comerciales y agencias de desarrollo. El objetivo es generar equipos de trabajo departamentales para que “luego de una instancia de transferencia metodológica puedan replicar el programa, con el apoyo técnico y financiero de Dinapyme, pero con mayor autonomía”, definió Trujillo.
El Manual de buenas prácticas para el asesoramiento a emprendedores también busca fortalecer esas capacidades locales. A esto se suma la realización de talleres orientados a los consultores y los integrantes de las contrapartes departamentales.
Hasta ahora, Salto y Flores generaron programas propios con la metodología propuesta por C-Emprendedor, mientras que Rocha, Maldonado y Paysandú han instalado sus propias incubadoras de empresas.