Compartimos la columna de Julio A. Louis bajo el título “¿Cuál será el candidato de la izquierda?” y difundida en El Socialismo es Posible http://elsocialismoesposible.org
La construcción política de los trabajadores y de las clases populares supone definir el programa y recién después, los candidatos acordes con él. Sin embargo, desde hace años el retroceso ideológico y el defasaje entre el sector más activo y politizado -preocupado por los análisis concretos y el programa adecuado a ellos- y los sectores intermedios -que se interesan menos en la praxis (teoría y acción) política- se ahonda. Por eso, es moneda corriente de los auto-denominados moderados centrarse en las candidaturas y relegar el programa, como algo molesto al que los gobernantes archivarán lo más que puedan. Durante años, las tendencias de izquierda y de centro en el Frente Amplio -las que Mujica ha denominado “socializante” y “apenas progresista” respectivamente- se reflejaron en las candidaturas de Vázquez y de Astori. Recordemos sus actitudes ante el plebiscito por las empresas públicas o la reforma constitucional propuesta por los partidos tradicionales. Así fue hasta que Vázquez es electo candidato a la presidencia después de la crisis de 2002.
Entonces gira hacia la “moderación”: elige a Astori Ministro de Economía en su visita a Estados Unidos (2004), continúa el proceso iniciado por el gobierno del Dr. Batlle para la aprobación de un Tratado de Inversiones con esa potencia con retoques cosméticos (equivale a la mitad de un TLC, según Astori), intenta un Tratado de Libre Comercio frenado por la resistencia popular, el Canciller Gargano, la oposición del Frente Amplio, y los socios del MERCOSUR. Veta la Ley de Salud Sexual y Reproductiva emanada de su fuerza política, con argumentos que lo alían a la Iglesia Católica y al Opus Dei. Le complace su amistad con los sionistas, y propone sucesor suyo a su ex adversario en la interna, Astori. Pero así como la “izquierda” representada en su momento por Vázquez contra el “centro” representada por Astori fue triunfante, en 2009 la “izquierda” escoge a Mujica, y vuelve a triunfar.
Vázquez en 2011 indigna a la izquierda y a sus socios regionales al confesar en un colegio católico que pensó solicitarle ayuda al “aliado” Bush para enfrentar un conflicto bélico con Argentina y se llama por un tiempo a “silencio”. Pero todos sabíamos que retornaría “lentamente” a la escena. Con su ex adversario Astori, recíprocamente se apoyan para ser candidatos a la presidencia. No llama la atención dado su giro: hoy es claro que están en la misma tendencia, la “apenas progresista”. El ex presidente ha colaborado con el FMI para limpiarle la cara y ha oficiado de observador de la O. E. A. en las elecciones dominicanas. Un currículo que promete -si es electo presidente- dificultar las relaciones con sus socios del MERCOSUR y estrecharlas con la potencia imperialista. Astori –crítico de lo hecho por Mujica en la Cumbre de Mendoza- se siente complacido con la conducta de su ex adversario en la interna, corrido hacia sus posiciones.
¿Ante ello, quién será el candidato de la izquierda, la socializante? Esperemos que no sea otro septuagenario, o próximo a serlo. Si así fuera los septuagenarios daríamos el triste mensaje que no hemos sabido formar a nadie, y los jóvenes (de 30 a 60 en Uruguay todos son “jóvenes”) el mensaje de su ineptitud para liderar. Liderar es conducir, no mostrar la cara en cuanta ocasión se presente y hablar más de lo que la inteligencia política indica.
El candidato “socializante” -acorde al programa del último Congreso del F. A. al que Mujica llamó “pos-socialdemócrata”- deberá defender el desarrollo de las fuerzas productivas apostando a la tecnificación e industrialización, incrementar las inversiones estatales y admitir solo las extranjeras que no menoscaben la soberanía; retomar la vieja noción de reforma agraria, impidiendo la concentración y extranjerización de la tierra; ahondar el proceso de integración (UNASUR, MERCOSUR, ALBA); bregar por un mundo multipolar, afirmando las relaciones con Irán, Rusia, India, China, Sudáfrica, etcétera, sin perjuicio de marcar las diferencias que tengamos; incentivar formas diversas de producción social (cooperativas, empresas autogestionadas, comunitarias, micro, pequeñas y medianas empresas); fortalecer la propiedad pública y la gestión estatal; fomentar la planificación local, nacional, regional; ampliar la representación de los trabajadores, jubilados y usuarios en los organismos públicos; acelerar los planes sociales contra la pobreza y las medidas contra la desigualdad económico-social; favorecer a la Enseñanza Pública y controlar eficazmente a la Privada; estimular la presencia de expresiones populares en los medios y acotar la “libertad” retrógrada de los grandes medios masivos de comunicación privados; promover la democratización del Estado; enfrentar con firmeza a la delincuencia empresarial de banqueros, narcotraficantes y la civil o militar del pasado o del presente. La opción por este candidato de izquierda permitirá confiar en que se profundice el proceso de cambios apenas iniciado. Lo contrario, es seguir la ruta de derrota de la Concertación chilena, el “modelo” que proponían los enfermeros del sistema».