Hace pocos días se dio a conocer un trabajo de investigación que la empresa Aratirí le encomendó a una famosa encuestadora. Los resultados son aparentemente excelentes para los intereses de la empresa, que el 13 de septiembre, en su página oficial publicó lo siguiente:
“Según una encuesta realizada en todo el país por la empresa de opinión pública Cifra, González, Raga y Asociados, el proyecto Aratirí a desarrollarse en Cerro Chato cuenta con un 61% de aprobación. Un 20% de los encuestados respondió negativamente, y un 19% dijo no tener opinión formada. Si se analizan las respuestas según el nivel educativo de los encuestados (primaria, secundaria y universidad), el proyecto recibe apoyo mayoritario en todos los grupos, incluyendo a los universitarios. Consultados sobre si la exportación de mineral de hierro contribuirá al desarrollo del país, solo un 9% respondió negativamente. Si se suman las respuestas que consideran que contribuirá mucho, algo y un poco, el total de respuestas afirmativas alcanza el 81%. Quienes responden contribuirá mucho y/o contribuirá algo suman 69%. La encuesta fue realizada a principios de julio, por vía telefónica entre adultos residentes en localidades urbanas de todo el país. El 50% de los casos corresponde a residentes en el interior y la otra mitad a Montevideo. Según lugar de residencia, la aceptación al proyecto Aratirí en el interior es levemente mayor que en la capital (62% y 60% respectivamente).”
¿Por qué una encuesta realizada en julio y que le es tan favorable a la empresa que la contrató, se da conocer recién el 13 de septiembre? Es extraño. Hay que suponer que se presenta alguna coyuntura política o social, que hace oportuna la divulgación ahora, de esta encuesta que estuvo guardada por más de dos meses. ¿Cuál es esa coyuntura? ¿Le preocupa a la empresa el crecimiento de la resistencia popular a su proyecto? ¿Con la difusión de esta encuesta pretende desalentarla?
CIFRA no difunde en su página de Internet, las encuestas que hace a pedido de sus clientes, por lo que en este caso, la única información de que disponemos es la que Aratirí decide difundir. Es una lástima que CIFRA no ponga en su portal esta encuesta, pues con ello evitaría suspicacias respecto al manejo de sus datos por la parte interesada, que es la única que tiene acceso al informe en cuestión.
Pero aún en base a lo poco que se informa, pueden hacerse algunas consideraciones interesantes.
Primero: ¿No suena demasiado tendencioso el enfoque de la encuesta? Según se puede deducir a pesar de que la llamada “Ficha Técnica” no se divulga en detalle como suele hacerse al presentarse una encuesta con la debida seriedad, la primera pregunta habría sido: “ ¿Cree usted que la exportación de mineral de hierro contribuirá al desarrollo del país?” Nótese la deliberada combinación de las frases “exportación de mineral de hierro” y “desarrollo del país”. La fuerza de esas dos frases, psicológicamente predisponen a la persona entrevistada a inclinarse favorablemente. Es más, en función del imaginario colectivo imperante de que el aumento de las exportaciones se traduce en desarrollo para el país, esa pregunta podría resumirse así: “¿Quiere usted ver mejorar nuestras exportaciones y con ello ver mayor desarrollo del país?” Es obvio que la inmensa mayoría de los consultados responderían que sí. Pocos se detendrían a pensar: “A ver, un momento, déjeme razonar : ¿usted me pregunta sobre una actividad extractiva de nefasto impacto ambiental que le dejará inmensas ganancias a una empresa extranjera que en pocos años se irá del país, dejando un saldo de desempleo, enorme destrucción de suelos productivos y catastrófica contaminación de aguas superficiales y subterráneas, degradando la costa atlántica, conspirando contra los mejores rubros de nuestro PBI, como lo son el turismo, la ganadería y la agricultura? ….” Sin duda pocos entrevistados podrían tener la lucidez y el tiempo necesario para reaccionar así ante la presión de una pregunta aparentemente tan simple que conecta “exportaciones” con “desarrollo”. Por eso es llamativo que AÚN ASÍ, el 20% de los entrevistados no diera la respuesta que la pregunta quería provocar, y que el 19% reconociera honestamente que tienen opinión formada.
Segundo: Es una pena que Aratirí no revele a qué localidades pertenecen las personas encuestadas – aquí en Treinta y Tres no sé de nadie que hubiera sido consultado-, ni con qué criterio se eligieron esos centros poblados, porque no es lo mismo consultar a gente en Artigas, Salto y Paysandú, por ejemplo, que en Treinta y Tres, donde el tema está en discusión. Es muy vago decir “El 50% de los casos corresponde a residentes en el interior y la otra mitad a Montevideo”.
Tampoco se revelan las respuestas por franjas de edades, ocupaciones, estudios cursados y demás datos que iluminan la interpretación de una encuesta. La minera se limita a publicar: “Si se analizan las respuestas según el nivel educativo de los encuestados (primaria, secundaria y universidad), el proyecto recibe apoyo mayoritario en todos los grupos, incluyendo a los universitarios.”
¿Por qué ese afán de subrayar la inclusión de universitarios? Será porque una encuesta anterior de INTERCONSULT indicaba que cuanto mayor era el nivel educativo del entrevistado, mayor era también su negativa a aceptar la minería de gran porte como algo bueno para el país? ¿Será por la misma razón que la minera destaca la aceptación mayoritaria en el interior del país en relación a Montevideo? La anterior encuesta indicaba lo contrario.
Con estas sencillas consideraciones, queda en evidencia que esta encuesta (o lo que de ella parcialmente se informa) deja mucho que desear, no aporta datos convincentes.
Pero ¿quiere Aratirí hacer una encuesta seria que aporte datos significativos? Que la realice comenzando con las siguientes preguntas:
“¿Cree usted que la ciudadanía uruguaya en general está debidamente informada de los impactos ambientales, sociales y económicos del proyecto Aratirí, como para asumir posición al respecto?” En caso de responder negativamente: “¿A que atribuye usted la falta de información en torno a este tema?”
Sería un buen comienzo para establecer si las respuestas a favor o en contra del proyecto vienen de personas informadas o de personas inducidas a responder lo que la empresa quiere que respondan. También para detectar si la población percibe – hablando en términos muy uruguayos- que este “partido” se está jugando en “cancha flechada” y no en un escenario donde se pudiera esperar un consentimiento informado de la ciudadanía.
Aníbal Terán Castromán.