El diputado Mario García (Alianza Nacional), haciendo uso de la media hora previa en la Cámara de Representantes del pasado martes 18, solicitó al Ministerio de Economía, la exoneración del pago de IVA en la adquisición de alimentos libres de gluten para todas aquellas personas que sufren la enfermedad celíaca ( intolerancia permanente al gluten), mediante la implementación de una tarjeta electromagnética a ser entregada a todas aquellas personas diagnosticadas con la mencionada enfermedad.
Sabido es, que los alimentos libres de gluten tienen un costo en el mercado que en ocasiones duplica el costo de los alimentos normales.
En nuestro País la mencionada enfermedad afecta a 34000 personas, aunque se encuentran diagnosticadas apenas el 10 por ciento de esa cifra.
Asimismo se solicitó la instrumentación en los supermercados y grandes superficies expendedoras de alimentos y demás productos, de góndolas o espacios destinados exclusivamente a la exhibición y ventas de productos aptos para celíacos.
ADJUNTAMOS PALABRAS EN LA CAMARA DE REPRESENTANTES
SEÑOR GARCÍA (don Mario).- Señor Presidente: voy a hacer uso de la palabra en la media hora previa para referirme a la enfermedad celíaca, que afecta a una de cada cien personas nacidas en Uruguay. Del total de nuestra población serían unos treinta y cuatro mil enfermos, de los cuales hoy solo un 10% están diagnosticados. Este fenómeno ocurre porque el 90% restante de los enfermos aún presenta síntomas leves y por el desconocimiento de los profesionales de la medicina sobre esta enfermedad.
La enfermedad celíaca consiste en una intolerancia permanente al gluten, que es la fracción proteica de cuatro cereales: trigo, centeno, cebada y avena. Esto causa diarreas persistentes, pérdida de peso, anemia, náuseas, inflamación intestinal, disminución de la cicatrización, trastornos de crecimiento en niños y dermatitis, entre otros trastornos
Esta enfermedad se manifiesta de diversas maneras. La clásica incluye problemas gastrointestinales recurrentes y suele debutar en edades infantiles, aunque el celíaco puede ser asintomático, pasar por fases latentes, ser diagnosticado a edad adulta o presentar la variedad denominada dermatitis herpetiforme. Sin embargo la enfermedad está desde el nacimiento, pues existe predisposición genética; su desarrollo depende de factores aún no determinados, de tal manera que uno no es celíaco cuando lo diagnostican, sino desde que nace. Esta enfermedad se ve acompañada de varias enfermedades debido a la mala absorción, varias de ellas graves, y la mayoría afecta la calidad de vida del celíaco.
El gluten es la proteína básica en los cereales, que forman parte del 80% de la alimentación, bien de manera directa o indirecta, como espesante, soporte de aromas o aglutinante. De ello se deduce que el 80% de los productos manufacturados que encontramos en el mercado no son aptos para celíacos. Aquí radica el gran problema con el que se encuentra una persona al ser diagnosticada con esta enfermedad, ya que los celíacos tienen muy restringida la elección de alimentos de su dieta habitual debido al frecuente uso de la harina de trigo, avena, cebada y centeno en la elaboración de productos de consumo general. A esta dificultad debemos sumarle que no todos los productos cuentan con la debida identificación; por consiguiente, es tarea del enfermo informarse qué productos podrían ser aptos para el consumo y cuáles no.
Para seguir una dieta correcta, el celíaco necesita saber, a través del etiquetado, qué productos de los que se encuentran en el mercado están realmente exentos de gluten. Estas listas se modifican según la información que aportan los fabricantes o el resultado de análisis que realizan las asociaciones de celíacos, de modo que es posible que productos que en la fecha de impresión de las listas son aptos, meses más tarde no lo sean, generando incertidumbre a los enfermos y sensación de que se juegan la salud, razón que nos parece más que convincente para que se trate la celiaquía como un asunto de salud publica.
Si bien están vigentes las Leyes N° 16.096, que reconoce la enfermedad y establece algunas medidas a llevar a cabo por parte de las autoridades sanitarias nacionales, y N° 18.430, que declara el 5 de mayo como Día del Paciente Celíaco, creemos que resultan insuficientes.
No hay remedios para la enfermedad celíaca. El tratamiento consiste en llevar una alimentación adecuada, desde el diagnóstico y para siempre, para poder tener una vida sana y evitar las complicaciones y las enfermedades que derivan del consumo de gluten. Para esto, han de consumirse de por vida productos libres de gluten, que hoy en día se encuentran en el mercado con un precio mucho más elevado que los alimentos que presentan gluten. Muchas veces, los triplican en su valor.
El celíaco también se enfrenta a otra problemática a la hora de comer afuera, ya que no puede ser usuario de comedores públicos, residencias estudiantiles, cocinas de hospitales y sitios de comidas en general, sin poner en riesgo diariamente la salud. Si todas sus comidas las realiza en casa, el precio de su canasta alimenticia superará con creces la de cualquier otro ciudadano. Es así que hay familias que soportan gastos de alimentación muy superiores a los de cualquier otro grupo familiar.
Asimismo, resulta sumamente engorroso el proceso que cada paciente debe realizar al momento de identificar los productos libres de gluten en las góndolas de los supermercados, llevándoles muchísimo tiempo su ubicación. A todos esos efectos y ante la inminente extensión del uso de tarjetas de crédito en forma masiva que pretende llevar a cabo el Gobierno nacional, resultaría oportuno que todas aquellas personas debidamente diagnosticadas con la enfermedad que nos ocupa pudieran poseer una tarjeta electromagnética que los habilitara a adquirir sin Impuesto al Valor Agregado productos libres de gluten, lo que sin duda permitiría abatir sus costos.
Asimismo, resultaría oportuno establecer como requisito para las grandes superficies vendedoras de alimentos o supermercados la obligación de instalar una góndola o destinar un espacio exclusivo para todos aquellos productos aptos para el consumo de los pacientes celíacos.
EI estado debería asumir el costo del análisis de los productos libres de gluten y el Ministerio de Salud Pública debería encargarse de distribuir el listado a las empresas y a los ciudadanos que lo requieran. Se debería implementar una campaña activa por parte del Ministerio de Salud Publica explicando qué es la celiaquía, adaptada a las escuelas, al personal sanitario de atención primaria y a la sociedad en general, con el fin de sensibilizar a la población y a los celíacos que aún no han sido diagnosticados.
Solo adoptando estas medidas sociales, económicas y, sobre todo, de salud pública, se puede garantizar al colectivo celíaco una calidad de vida adecuada, que no ha de ser distinta a la de cualquier otro ciudadano: saludable y exenta de complicaciones derivadas de su condición.
Finalmente, solicitamos que la versión taquigráfica de nuestras palabras sea enviada a los Ministerios de Economía y Finanzas y de Salud Pública, al Mides, al Área de Defensa del Consumidor y a la Asociación de Celíacos del Uruguay.
Gracias, señor Presidente.
Fuente Imagen: gastronomiaycia.com