“Si reconocemos el daño que estas sustancias producen en la salud física y mental de quienes las utilizan, en algunos casos con secuelas irreversibles y con la propia vida; si reconocemos y constatamos el daño social que causan, distorsionando la vida familiar y la convivencia social, con una gran y creciente incidencia en la comisión de delitos, ¿cómo podremos creer que el rumbo correcto sea la despenalización, la descriminalización y la ‘regulación’ del consumo?”, es una de las preguntas que se plantea el diputado Gerardo Amarilla en su libro de reciente aparición “Una amiga Peligrosa. La droga en el corazón de la sociedad”.
La publicación de Pesur Ediciones con la pluma de Amarilla recoge importantes aportes de organizaciones sociales, instituciones médicas, autoridades, académicos, que fueron canalizados en la Comisión Especial de Adicciones de la Cámara de Representantes creada en abril del 2010.
El libro presenta algunos valores agregados a su favor: fue esbozado mucho antes de la propuesta concreta del Poder Ejecutivo en torno al tema de la marihuana, lo cual lo separa de una intencionalidad política partidaria, algo difícil en un escenario tan influenciado por el microclima.
Pero también la presentación está lejos de lo panfletario, escenario en común en donde muchas veces caen quienes, desde la política, incursionan en la elaboración literaria. La obra de Amarilla presenta un amplio abanico de puntos de vistas, de mirada de este asunto tan complejo (y caro) al conjunto de la sociedad uruguaya.
Hay una presentación del libro a cargo de los legisladores José Andrés Arocena y Verónica Alonso, y el prólogo de parte del doctor Jorge Patpatian, fundador y ex director de ACUPS.
En la presentación formal del libro en la Antesala de la Cámara de Representantes el pasado 19 de julio participó el ex presidente de la Junta Nacional de Drogas (JND).
Otro aspecto importante es que su trabajo no queda reducido a una ordenada síntesis de las diferentes voces que se levantan con una visión crítica sobre esta situación (lo cual lo hace con mucho profesionalismo): es una actitud activa convocando a un compromiso como sociedad a la luz del papel de padres, pero también, como ciudadanos utilizando el arma más poderosa de todo ser humano: el amor.
El casi centenar de páginas incursiona, de una manera ágil, en varios aspectos a tener en cuenta en este complejo asunto: Sustancias; Buscando una Salida; Nuevo diseño de políticas públicas en materia de drogas; legalización del auto-cultivo; la progresividad; Una investigación concluyente; Drogas e Inseguridad; y la Rebelión de los padres.
“Como padres tendríamos que rebelarnos ante tanta indiferencia por parte del Estado. No nos sentimos respaldados en la tarea del Estado. No nos sentimos respaldados en la tarea de prevención. Igualmente en la provisión de la información básica que nos permita afrontar un tema sobre drogas en nuestro hogar, ni siquiera para advertir el riesgo a tiempo”, evalúa Amarilla al convocar a los progenitores a involucrarse en el tópico en donde como sociedad nos va mucho más que un percance individual en materia sanitaria.
De la mano de la acción, del reclamo de mayor información, del compromiso de los padres, del Estado, y de una mejor educación como medida preventiva, Amarilla reflexiona en aspectos que hacen a la propia cosmovisión del ser humano: “la adicción a diferentes sustancias constituyen sin duda la manifestación exterior de problemas que afectan el interior del ser humano”.
Respetando la decisión y voluntad individual de aquella persona que decidió incursionar en la adicción a las drogas, el legislador por el departamento de Rivera considera que hay un imperativo ético de la sociedad uruguaya, y en el fondo, allí está la invitación de la publicación: “no tenemos el derecho de dejar caído a nuestro prójimo sin tenderle la mano para ayudarlo, aun cuando él no lo pida”.
Fuente Imagen: De Rivera Juventud Blanca.