Compartimos la intervención del senador Jorge Saravia (Concertación Republicana Nacional) el pasado jueves 12 de julio en ocasión de analizarse el proyecto de creación de fideicomiso de Pluna.
SEÑOR SARAVIA. Ante todo, quiero puntualizar muy brevemente algunos elementos –señalo que compartimos los análisis que se han hecho por parte de los señores Senadores del Partido Nacional y del Partido Colorado en base al proyecto de ley–, a fin de identificar claramente las razones de por qué no lo voy a votar, aunque sí votaré el artículo referido a los trabajadores, a pesar de que no me convence. Después me gustaría mencionar un elemento que me parece muy importante en toda esta discusión, que es un tema de fondo a discutir en la política nacional, que viene sucediendo desde hace un tiempo.
Antes que nada queremos decir que nos identificamos plenamente con la exposición y la investigación que hizo sobre este tema el señor Senador Moreira; estamos convencidos de ello, y por esa razón lo acompañamos al Juzgado Especializado en Crimen Organizado a firmar la denuncia para que la Justicia efectivamente investigue a fondo para saber si aquí hubo vaciamiento de fondos, estafa o maniobras de otro tipo.
Otro elemento fundamental que queremos mencionar es que no acompañamos este proyecto de ley porque pensamos que es parte de una trayectoria peligrosa que se está llevando adelante, para pasar por encima de determinadas leyes fundamentales que han costado mucho tiempo y discusión para ser aprobadas, y que han mejorado notoriamente otras viejas leyes, como la Ley de Concursos.
Además, esta iniciativa va a herir gravemente al instituto del fideicomiso, que es una herramienta valiosa, no solo para solucionar temas de crédito o de inversión, sino también para dar respuesta a otros asuntos como, por ejemplo, de endeudamiento, que ha tenido el país. Entiendo que este proyecto de ley, que tiene muchas deficiencias jurídicas, va a afectar ese instituto del fideicomiso en su confiabilidad para poder trabajar en el futuro y, sobre todo, para los inversores que han depositado su confianza, cuando hoy se sabe claramente que los que están involucrados con algún fideicomiso no van a cobrar un “mango”. Esto es un corralito, como los viejos corralitos de los Bancos, donde los últimos de la cola no cobraban nunca.
Otro aspecto que queremos mencionar es que, si bien vamos a acompañar los textos referidos a los trabajadores porque creemos que de alguna manera hay que buscar una solución, entendemos que estos artículos 8.º y 9.º no significan una bolsa de trabajo que garantice absolutamente la seguridad para todos. Como creo que Pluna no va a levantar vuelo en el sentido de encontrar soluciones para todos los trabajadores, mucho me temo que unos cuantos van a quedar desamparados.
Me refiero, sobre todo, a gente que es muy profesional pero se encuentra en determinada edad, a la que le va a ser difícil reinsertarse con determinados niveles salariales en otros ámbitos del trabajo nacional o público.
El tema que queremos mencionar acá tiene que ver fundamentalmente con los últimos tiempos y con la discusión política que se da en Uruguay. Creo que en los últimos tiempos, por parte de algunos actores políticos, se ha banalizado totalmente la política en Uruguay. Es parte de esa banalización de la política pasar por encima de las leyes y de muchos temas que hacen a la ética política y al funcionamiento de las gestiones de Gobierno.
Recuerdo muy bien que cuando estaba sentado en la banca que ahora ocupa el señor Senador Clavijo, en el Período pasado, creí en el discurso –lo creímos todos– de que los piratas no iban a venir a quedarse con las empresas nacionales, con los recursos estratégicos y que los funcionarios del Gobierno no iban a pasar a trabajar a las empresas privadas. Recuerdo muy bien que incluso me convencieron de eso cuando el señor Senador Moreira trajo a Sala a los Ministros para discutir por primera vez sobre el tema de Pluna. ¡Lo recuerdo muy bien! Yo me “comí la píldora”, pero un viejo zorro que estaba a mi lado no lo hizo; lamentablemente, ese viejo zorro que hoy es Presidente de la República no se dio cuenta a tiempo de cómo venían los piratas a llevarse a Pluna para su casa.
Ese viejo zorro dijo “¡Ah, me genera dudas que un lechero pueda tener una empresa de aviación!”.
Lo que pasa es que el lechero estaba acostumbrado a ordeñar y la vaca de Parmalat ya estaba medio seca, pero la vaca del Estado siempre es fácil de ordeñar, sobre todo cuando los mercaderes del poder ayudan a los piratas a hacerse de la vaca. ¡Esa es la verdad de la milanesa! De eso debemos hablar acá: de ética política, que es el gran problema que tenemos en Uruguay en los últimos tiempos.
El tema de Pluna tiene que ver con las violaciones a la Constitución y a la República Oriental del Uruguay, y a los hechos fundamentales que nos han constituido como republicanos y democráticos. Lo sucedido hoy con Pluna tiene que ver, principalmente, con lo que ocurrió hace pocos meses, en el año 2009, cuando se pasó por encima a la Constitución de la República en este Senado y se dio un golpe de estado técnico, eliminando dos plebiscitos. Esto es parte de eso, de no respetar las leyes, de no respetar los principios históricos que hicieron la nación. ¡Y no me vengan a decir ahora que, entre gallos y mediasnoches, solucionamos lo de Pluna, que esto es ético! Después hablaremos de los “negocitos” de Ancap; tengo varias cosas para decir al respecto, y vamos a ver si viene el señor Ministro a la Comisión de Industria, Energía, Comercio, Turismo y Servicios. ¿Ancap está financiando un vaciamiento de una empresa que desde hace tiempo ya se sabía que venía en caída?
Hay un artículo de prensa del año 2011 que ya mencionaba, claramente, las dificultades que Pluna presentaba al publicar que la compañía venía muy mal y la estaban vaciando. Inclusive, se pensaba en invertir desde el Estado para llevar a cabo los servicios que Pluna siempre cumplió con sus aviones Boeing hacia España y otros lugares del mundo en cuanto al transporte de carga y la correspondencia, porque los aviones Bombardier que se compraron –que no estaban en el acuerdo anterior– no cumplían estos servicios. Recuerdo esto perfectamente.
Ahora hablemos de ética política. ¿Es ético que un funcionario que fue Ministro salte del trampolín público a las empresas privadas y termine negociando US$ 18:000.000, US$ 20:000.000 o US$ 30:000.000 de combustible a 180 días? ¿A quién “carajo” de las empresas nacionales le dan 180 días para pagar y financiarse? ¿Qué empresa privada tiene esa ventaja en Uruguay para poder echar gasoil y plantar la tierra? ¿A qué agricultor pequeño le están dando 180 días para pagar, cuando la granja está agonizando en el país y uno por uno de ellos está desapareciendo? ¡A ver si le dan 180 días, aunque sea, para echar gasoil y plantar una cuadra de lechugas!
¿Es ético que un funcionario de importancia, que ocupó un alto cargo político en la ANP durante el Gobierno anterior, salte del trampolín a la empresa Aratirí, que es de dudosa procedencia, y que ha sido denunciada por maniobras internacionales, en la Justicia? ¡Eso es lo que quiero discutir acá! ¡No me vengan con que el proyecto de ley de Pluna soluciona o no soluciona! ¡Ojalá solucione!
¡Ojalá termine salvando a Pluna para que siga volando! Pero ya veo que por detrás del proyecto de ley nos vamos a meter nuevamente en el agujero del 25%. Cuando se estatizó Pluna me quedé tranquilo porque pasaba a ser una empresa del Estado. ¿Qué dirían hoy quienes en 1936 hicieron volar el primer “Churrinche” con la aspiración de tener una aerolínea de bandera nacional? Me los imagino diciendo: “¡Pero, bueno, estos de ahora, del Siglo XXI, dejaron que los piratas saquearan a una empresa nacional!”
¿Y nos vamos a meter nuevamente en un negocio? ¿Por qué? ¿Otra vez con el 25%? ¿No hay responsabilidad política del Banco de la República sobre los créditos que se le dieron a Pluna? ¿O el Banco de la República no sabe, a través de la Central de Riesgo, cómo funcionan las empresas? Si es así, ¡debe renunciar hasta el Presidente del Banco Central! La Central de Riesgo financiero –no olvidemos que modificamos la ley por el tema del lavado de activos–, que debe tener información actualizada y permanente sobre las empresas, ¿no monitoreó una empresa socia del Estado? ¿No hay responsabilidad en el Directorio del Banco de la República? ¡Por favor! Si a cualquier paisano o empresario del Uruguay que vaya a pedir un préstamo al Banco de la República se le pide hasta la marca del papel higiénico que usa. ¡Claro que hay omisión! Eso es falta de ética política en la gestión de Gobierno y es lo que está pasando no solo con Pluna, sino con la salud, la educación y la seguridad. ¡Eso es lo que le sucede al país de hoy!
¡De ninguna manera estoy dispuesto a callarme la boca! ¡Y de aquí en más me les voy a parar en las cuchillas, porque si se sigue por este camino se pondrá en juego la democracia y el Estado Republicano del Uruguay!
Muchas gracias.
SEÑOR SARAVIA.- Señora Presidenta: agradezco al señor Lescano por la interrupción; de todas formas, podría haberlo hecho por la vía de la alusión, pero voy a aprovechar a dar respuesta a algunas cosas que se mencionaron con mucho énfasis.
No pretendo darle una clase de filosofía política al señor Senador y amigo, que sabe que es así. Hablamos de la ética política en la gestión de Gobierno, y a eso nos referimos. Cuando uno habla de ética política no se refiere solamente a meter la mano en la lata, a robar o a estafar, sino –justamente– a que funcionarios con información privilegiada que ocuparon altos cargos de Gobierno no pueden estar en esta situación. Lo podrán hacer acá, que no hay leyes como las que sí hay en otras partes del mundo. En Europa, por ejemplo, existen leyes que establecen que, por determinado tiempo, los funcionarios de alto nivel no pueden pasar a empresas privadas que gestionan negocios o se asocian con el Estado. Aquí no las hay, pero es un valor esencial de la democracia republicana y cualquier ciudadano que esté en la vida política y se considere ético, no debe permitirse a sí mismo esta conducta. Se trata de valores de transferencia a la sociedad en su conjunto; por algo estamos así, con la transferencia de los antivalores.
Es un antivalor que un ciudadano que maneja a nivel privilegiado información negocie los combustibles con Ancap o los créditos con el Banco de la República. Me pregunto si le van a abrir la puerta a algún productor rural –de pata en el suelo, de andar arando la chacra– que pida 180 días de plazo, con cheques diferidos que no los van a pagar. ¡Lo corre el propio portero! De eso hablo: de ética política en la función y en la administración de Gobierno. ¡Sí, señor! No es ético que funcionarios de alto nivel que manejan información privilegiada pasen a empresas privadas, incluso socias del Estado, para negociar directamente con él! A eso me refiero y a eso se refería Saravia cuando decía que tenía que haber dignidad arriba para que hubiera regocijo abajo, en el pueblo. ¡Eso es lo que estoy reclamando!
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