Compartimos la “Opinión Nacionalista” en su blog en Portal Montevideo Comm del diputado suplente Hernán Bonilla (Concordia Nacional), bajo el título “¡Que tupé!”.
En la última edición del semanario colorado Correo de los Viernes dedican dos artículos a atacar al Partido Nacional. Uno de ellos dedicado al nacimiento del Partido Nacional se llama “Partido por decreto”. La prensa ha confirmado que uno de ellos fue escrito por el Dr. Julio María Sanguinetti, el otro presumiblemente también aunque no lo podemos aseverar. Dado que el ex Presidente Sanguinetti en su artículo ataca a varios correligionarios y a algunos queridos amigos me siento en la obligación de, sin atacar al Partido Colorado, contestar algunos de los agravios que nos infiere el ilustre compatriota.
Dice Sanguinetti que “Nunca desde el Partido Colorado se agravia la identidad del nacionalismo, mientras caracterizados miembros del tradicional adversario resucitan todo el tiempo viejas querellas o producen tortuosas interpretaciones que pretenden desvalorizar nuestra esencia.” No recuerdo un solo ataque de un nacionalista a la identidad colorada, si recuerdo durante la pasada campaña ataques colorados a la identidad nacionalista, en particular, de algunas personas que hoy integran el parlamento nacional. Recuerda el propio Sanguinetti la campaña contra el General Oribe y hace alusión a “la larga lista de sus victimas”. ¿Quiere Sanguinetti volver al tiempo en que se recordaba con pasiones y odios encendidos Quinteros y Paysandú? ¿A cuento de qué viene a resucitar las mentiras y calumnias con que los colorados rodearon la personalidad de Manuel Oribe? Por ahí no se construye futuro, menos futuro en común Dr. Sanguinetti.
Señala el Dr. Sanguinetti que los blancos participamos de la campaña de desprestigio contra la figura del General Rivera que se ha desatado en los últimos años. Esto es falso, los ataques surgen de grupos indigenistas y de sectores del Frente Amplio, no del Partido Nacional. Es más, personalmente he defendido al General Rivera en más de una ocasión, afirmando que es un prócer de la Patria que merece respeto, y que los crímenes que se le imputan por el exterminio de los charrúas son, por decir lo menos, anacrónicos. En alguna ocasión, incluso, mis comentarios en este sentido fueron agradecidos por el Dr. Pedro Bordaberry. Las afirmaciones del Dr. Sanguinetti en torno al General Rivera son entonces definitivamente desacertadas.
También se la agarra con nuestros compañeros Jorge Larrañaga y Francisco Gallinal por expresar sus opiniones. Con Larrañaga por estar en contra de la recolección de firmas y decirlo, aunque Ud. no lo crea. Dice Sanguinetti: “No está obligado, por cierto, a opinar como nosotros, pero viendo que la mayoría de su partido y los colorados estamos en el tema, bien podía haber tenido el mínimo tino de no salir a polemizar ruidosamente. “ ¿Qué pretende Sanguinetti? ¿Qué Larrañaga no exprese su opinión? ¿Con qué derecho? A Gallinal por “resucitar la vieja teoría del fraude electoral de 1971, enterrada por la abrumadora fuerza de pruebas irrefutables”. Sanguinetti confunde su opinión con la verdad. ¿No tiene derecho Gallinal a recordar que en las elecciones de 1971 aparecieron urnas tiradas, confusión en el conteo por el doble sistema en juego y un largo etcétera? ¿Quiere el Dr. Sanguinetti historias únicas?
Sigue Sanguinetti: “Ni hablemos de los señores Posadas, tanto Ignacio como Juan Martín, que no pierden ocasión de lanzar invectivas contra el Partido Colorado, especialmente a Batlle y Ordóñez, el gran constructor del Estado moderno y para ellos una Leviatán estatista, un ogro autoritario.” Nuevamente confunde su opinión con la verdad. ¿No tienen derecho Juan Martín e Ignacio de Posadas de pensar que Batlle y Ordóñez llevó al país por el mal camino? ¿Qué clase de autoritarismo batllista es el que lo lleva a pensar que está mal expresar una opinión? Comparto plenamente, en especial lo que dice Ignacio de Posadas sobre el batllismo, que es una crítica a una política y a una ideología, no a una persona o a los batllistas, que también están en todo su derecho de defender sus ideas. El grado de soberbia autoritaria que trasunta la opinión del Dr. Sanguinetti no es digna de su trayectoria.
Siguiendo con el batllismo, ataca, y no es la primera vez, a Diego Fischer por su obra Qué tupé sobre el duelo entre Washington Beltrán y José Batlle y Ordoñez. Pero , una vez más, erra fiero. En primer lugar es falso que la teatralización de la obra formara parte de los festejos del Partido Nacional. La obra que formó parte de los festejos por los 175 años fue 1903, de Teresa Deubaldo, no Qué tupé, que se estrenó después. Qué tupé es una producción privada que no recibió ningún tipo de apoyo del Partido Nacional. No es cierto tampoco que sea “notorio que el Partido Nacional ha acogido la obra con entusiasmo” por el contrario ningún dirigente de primera línea defendió a Fischer cuando los batllistas de todos los partidos lo atacaron el año pasado. Dicho sea de paso, lahonestidad y la seriedad de la investigación de Fischer no han tenido hasta el momento ningún desmendido serio.
También agrede a Francisco Faig por decir que vivimos un tercer batllismo bajo el Frente Amplio. Las coincidencias son evidentes y parece muy lógico señalar al actual gobierno como batllista, aunque es un batllismo más primitivo que el que caracterizó a los gobierno de Sanguinetti. Pero a esta opinión de Sanguinetti le cabe la misma respuesta que a las anteriores. ¿No tiene derecho Faig a decir que este gobierno tiene características battlistas? ¿Qué por eso o considera que vamos en el mal camino? ¿Por qué Sanguinetti en vez de contestar con argumentos se siente agraviado? No hay verdades únicas en estos temas y quienes pensamos, y me anoto, que vivimos un tercer batllismo que nos va a conducir más temprano que tarde a un lugar al que no queremos ir tenemos derecho a decirlo.
No vamos a contestar las amenazas del estilo “todos aquellos que, como el Sr. Faig, o quien fuere, se sumen a esta campaña, recibirán su adecuada respuesta” o los ataques del otro artículo sobre la fundación del Partido Nacional “Poco honor a la historia del Partido Nacional (o blanco, como quieran llamarle) le hacen esos homenajes, tomando una fecha tan poco heroica, en que un gobernante mandó etiquetar a toda la ciudadanía, pensara lo que pensara, con una divisa de facción.” No vale la pena dedicarle ni un minuto a tanto absurdo. Si vamos a detenernos en otra afirmación del Dr. Sanguinetti que nos llamó la atención: “El Partido Nacional aparentemente no aspira a llegar más al poder, o se imagina que los batllistas podríamos votar un candidato blanco, como ya lo hicimos, agachando la cabeza ante sus agravios.” Dos respuestas; si los colorados van a apoyarnos en el balotaje que viene con el mismo entusiasmo que en el último, entre que apoyen o no va a ser difícil encontrar la diferencia. Lo segundo es que es bueno que Sanguinetti ya esté pensando que en el próximo balotaje va a tener que elegir otra vez entre el Frente Amplio y el Partido Nacional y en qué van a hacer en esa circunstancia. Porque la alternativa al desgobierno del Frente es el Partido Nacional, lo admite hasta Sanguinetti.
No hay dudas de que este intercambio con el Partido Colorado es triste e inconducente. Lo es porque deberíamos estar pensando en coordinar acciones mínimas porque estamos condenados a gobernar juntos. Si, como aspiramos, el próximo gobierno es del Partido Nacional necesariamente vamos a tener que gobernar con los colorados. Estoy absolutamente en contra de una fusión que creo imposible e indeseable, pero sí de coordinar aspectos elementales que le transmitan a los uruguayos la idea de que podemos gobernar mejor que el Frente. No tiene sentido anclarse en debates sobre el pasado y si ver en que coincidimos hacia el futuro. Le erra muy feo Sanguinetti al atacar a compañeros del Partido Nacional porque no coincidan con sus opiniones. Más si piensa que el discurso batllista y sus banderas no son ya patrimonio del Frente. Hay un camino común a transitar, que no implica dejar de discutir ideas, pero si dejar de sembrar la leyenda negra de Oribe. El aporte de hombres como Sanguinetti, que nos merece el mayor respeto por haber sido elegido dos veces presidente por voto popular, sería deseable que fuera en ese sentido. El rival a vencer es el populismo y la demagogia que acorrala nuestro estado de derecho, que no nos tapen los ojos el poncho y el sobretodo.
Fuente: Columna de Hernán Bonilla en su blog en Portal Montevideo Comm.
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